La situación sanitaria de la provincia de Mendoza se complica semana a semana y en eso tuvo que ver el comienzo de las clases presenciales. Todos los días nos enteramos que en las escuelas hay nuevos casos sospechosos, los confirmados en aumento y la semana pasada empezó a cobrarse la vida de compañeros y estudiantes. Esto provocó la indignación de amplias franjas de docentes y la preocupación de la comunidad. Por eso es que el SUTE decidió llamar a un paro y caravanazo para el pasado lunes 19 de abril.
¿De dónde venimos?
Para tener una mejor caracterización del momento delicado que vivimos los docentes en Mendoza, es necesario enumerar los ataques del gobierno del radical Suarez:
- En diciembre de 2020 el gobierno dio un aumento miserable por decreto y el 2021 no arrancó mejor: cerraron las aulas ADEP (que son para estudiantes que han repetido y tienen sobre edad para estar en 1° o 2° años) y luego, aprovechándose de la situación que dejó la pandemia el año anterior, cerraron divisiones.
- En cuanto a los protocolos, además de ser débiles, no hubo claridad y sí mucha desinformación, lo que provocó que se dejara correr todo tipo de abusos en cuanto a los aislamientos y licencias.
- La vacunación fue otra promesa incumplida: establecieron un orden de prioridades sin ningún criterio científico, tomando en cuenta los niveles del sistema y, entre idas y vueltas, tampoco se completó. De manera que la mayor parte de los docentes aún no han sido vacunados.
- Varias veces intentaron redoblar la apuesta en cuanto a violaciones de derechos, el último fue sacar una resolución que mandaba a trabajar presencial al personal exceptuado al día siguiente de conocerse la noticia del fallecimiento del profesor Walther Din. Una provocación.
- En esta línea, intentan meter la reforma y flexibilizar las condiciones de trabajo en medio del protocolo: la Resolución 390 en uno de sus anexos plantea la organización del trabajo docente y deja sentado que “ todos los y las docentes de la institución escolar conforman un equipo que podrá atender a distintos grupos, secciones, estudiantes, dentro de su asignación horaria y sus áreas de especialidad, de acuerdo con la planificación institucional y de la enseñanza que la institución haya definido”.
La organización por burbujas merece mención aparte. Especialmente en secundaria los compañeros tienen distintas modalidades de burbujas: alternada por semana, días alternados por semanas, una semana presencial y una semana virtual, 2 o 3 semanas presenciales y una virtual, días presenciales y días de virtualidad en la misma semana, presencialidad y virtualidad al mismo tiempo si el edificio no está en condiciones o si hay que aislar una burbuja… las combinaciones se reproducen. Esto provoca que muchos compañeros sufran superposición de hecho y la tan desmentida sobrecarga. Además, el profesor del curso tiene que hacerse cargo de los estudiantes con trayectorias débiles en la virtualidad dividiendo las horas cátedras con los estudiantes del ciclo 2021 para ese fin. El desorden pedagógico no tiene fin.
Sobre la situación sanitaria, era evidente a mediados de marzo que empeoraría y que habría que tomar decisiones drásticas. Los medios confirmaron el aumento de casos y a la provincia de Mendoza como una de las que empujó el promedio nacional hacia arriba: “hay seis provincias cuyos casos acumulados durante los últimos 14 días superaron en un 20% el acumulado de los 14 días previos (…). Las provincias en esa situación son Córdoba, Formosa, Mendoza, San Luis, Santa Fe y Tucumán”. (1). Al día de hoy no existen dudas de que la circulación social que provoca la presencialidad en las escuelas incidió en el aumento de la curva de contagios.
Este cúmulo de situaciones sin resolver demuestra que la pandemia puso de manifiesto que el capitalismo no da respuestas a nada. Frente a una emergencia no puede afrontar el drama social que implica tener que cerrar actividades, ni el colapso sanitario, ni el acceso a vacunas y no encuentra respuestas para un modelo educativo en crisis.
¿Hacia dónde vamos?
Con este panorama, cabe preguntarse qué hará el gobierno de Suárez cuando todo empeore y cómo lo hará si no vamos a una virtualidad transitoria. Barajan algunas alternativas y soluciones: hacer una presencialidad selectiva solo para los últimos años de cada nivel y también para lo que llaman trayectorias débiles. Para esto último toman un elemento de la realidad y es que el año pasado muchos estudiantes quedaron fuera del sistema porque no tenían dispositivos y señal de internet. ¿Qué solución proponen para eso? Pedirles a los municipios que habiliten puntos wifi, es decir plazas, clubes o la vereda de la municipalidad. O sea, ninguna solución de fondo.
Desde Alternativa Docente tenemos claro que todas estas medidas insuficientes no nos cuidan la salud y tampoco se avanza a nivel pedagógico, no solucionan ni un problema ni otro. Con el cierre de escuelas no alcanza, hay que tomar una serie de medidas a nivel sanitario como vacunar masivamente y multiplicar los testeos para poder identificar rápidamente y aislar a los contagiados; a nivel social hay que destinar ayuda económica para quienes no tienen salario fijo. Al mismo tiempo, dentro del sistema educativo hay que entregar dispositivos y señal de internet a estudiantes y docentes. Plata para tomar estas y otras medidas hay, Suarez tiene que dejar de poner millones para salvar a Pescarmona y para pagar la deuda externa provincial y destinar esos fondos a las necesidades de la mayoría. Y para discutir y solucionar la crisis del sistema educativo hay convocar a un Congreso Pedagógico que discuta qué modelo educativo hace falta para qué tipo de sociedad. Esas son las medidas que creemos que hay que levantar y exigir como salida.
Sergio Morán
- Mdz Online, Marcado aumento del promedio de casos: ¿llegó la segunda ola?,17/03/2020.