viernes, 26 abril 2024 - 00:56

Denuncia. Los Bajos Submeridionales en peligro

Autoridades nacionales financian un plan de obras hídricas para volver “productivas” zonas que son refugio de especies en extinción. Investigadores y activistas denuncian los enormes peligros para la biodiversidad de la región.

Gaston Baldomir

Ni el record histórico de incendios, ni el más de 1 millón de infectados por coronavirus, ni las enormes movilizaciones contra el acuerdo porcino o los cortes del puente Rosario-Victoria, ni las recomendaciones del Acuerdo de Paris o de artistas reconocidos que apoyaron la formula Fernández-Fernández. Al parecer nada conmueve la decisión del Frente de Todos en extender la frontera del agronegocio y la agroindustria al punto de no retorno y explica en cierto modo las razones de iniciar un proceso de secado de los bajos submeridionales.

En el marco del Plan Director Hídrico los gobernadores Omar Perotti (Santa Fe) Jorge Capitanich (Chaco), y Gerardo Zamora (Santiago del Estero), pretenden  transformar el gigantesco pantanal en una zona “productiva”. Los recursos económicos los aporta nación, las arcas provinciales y organismos multilaterales de crédito. La primera etapa  implicaría una inversión total cercana a los$6000 millones(entre fondos nacionales y provinciales).

El pasado 8 de febrero el secretario de Agroindustria Jorge Torelli (Santa Fe), manifestó en diálogo con la TV pública de Santa Fe, «Son 3 millones de has sólo en Santa Fe que con manejo y respetando el medio ambiente podremos manejar estos excesos de agua que inundan áreas productivas. Regular la salida y la entrada del agua para mantener el pelo de agua, volverá ese área altamente productiva con 150 mil terneros más por año».

Sin embargo, para investigadores y las diferentes multisectoriales en defensa de los humedales, el actual proyecto hídrico pone en riesgo uno de los pantanales más grande del país. Sus 8 millones de hectáreas que se extienden dentro de la llamada Cuña Boscosa y la Llanura chaqueña han sido señaladas como zonas de sacrificio para aumentar las ganancias de unos pocos empresarios y para que el gobierno nacional recaude los dólares para pagarle al FMI.

Recientemente integrantes de la comisión de legales de la Multisectorial de Humedales de Rosario señaló que no se han realizado los estudios de impacto ambiental en los Bajos Submeridionales ni se ha garantizado el derecho de participación en la toma de decisiones y el derecho de consulta libre previa e informada de comunidades campesinas e indígenas. «Todo esto constituye obligaciones expresas con rango constitucional y convencional», alertaron.

Además el documento ubica que el proyecto «es política, social y ambientalmente insostenible, en razón del ecocidio que tiene lugar en la provincia de Santa Fe y otras provincias limítrofes».

Viejas recetas de corte neoliberal

Los bajos son un enorme refugio de flora y fauna, además según investigaciones recientes en su interior viven especies amenazadas como el aguará guazú, el venado de las pampas y el cardenal amarillo. Son miles las especies que dependen de esta enorme reserva de biodiversidad que desde hace años viene sufriendo daños irreparables a corto plazo.

A mediados de los noventa,  el ex presidente Menem anuncio el Programa de Desarrollo Agropecuario con el objeto de extender la frontera agropecuaria y de ese modo afianzar la matriz agroexportadora del país y otorgo financiamiento para un plan de canalización con el fin de poder sumar de más de dos millones de hectáreas para afianzar nuevos negociados. Un plan que fue ejecutado contra las advertencias de especialistas de la  Universidad Nacional del Litoral y que tuvo pésimos resultados.

Un dato a destacar es que entre los inversionistas  se encontraba el magnate húngaro-norteamericano George Soros y el futbolista Gabriel Omar Batistuta, entre otros inversores, compraron tierras en dicha zona por un monto insignificante de U$S 70 la hectárea. Una postal de la extranjerización de la tierra y de la concentración en pocas manos.

Las consecuencias de dicho proyecto fueron desastrosas y estuvieron paralizadas varios años por falta de pagos a las empresas constructoras. La intención del actual proyecto va contra toda las pruebas recogidas durante los años que siguieron que demuestran que  suelo secado apenas sirvió durante dos o tres años para el sembrado, otras zonas volvieron a inundarse y la destrucción ambiental fue mucho peor de la proyectada por organismos estatales.

El actual proyecto va contra todos los señalamientos del documento de Instituto Nacional del Agua (INA)  que años atrás  advirtieron sobre las características de la región de los Bajos Submeridionales, a la cual definieron como un gran plato ya que ante grandes lluvias el agua no infiltra y tampoco se mueve. Los peligros de diagramar obras de infraestructura contra inundaciones con la pretensión de modificar la dinámica natural hídrica con obras artificiales son enormes y además ineficientes absolutamente.

Trazar una nueva hoja de ruta

Las cifras del desastre hablan por sí solas, en lo que va del año más de 330 mil hectáreas fueron incendias en la zona del Delta por los defensores del sector agroindustrial e inmobiliario, según expertos de la UNR. Algunas estimaciones señalan que hasta el mes de octubre la cantidad de hectáreas quemadas de manera intencional superaría las 500.000. Un record histórico al que hay sumarle que hubo fuegos en 14 provincias a la vez.

El actual proyecto destruir zonas de enorme importancia en biodiversidad es impulsado por el Frente de Todos y tiene el aval de toda la oposición de derecha es una enorme provocación y expone que para defender la matriz extractivista capitalista no hay ningún tipo de grietas. Lo que no tiene es consenso social para ser llevado adelante.

El marketing verde al que recurre Alberto no puede esconder que los únicos que festejan el secado de los bajos son los sectores ligados a la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, los pooles de siembra, entre otros. De conjunto, todo el establishment que se beneficia de las políticas de turno, los subsidios, la baja de retenciones y los cientos de favores que la brinda la casta política argentina a los empresarios ligados al extracitivsmo.

Mientras algunos aún dudan de la orientación política ecocida del actual gobierno y la ubican como un “desvió” que para nada son accidentes, hay miles que salen a las calles. La articulación de un bloque único de acción para enfrentar y revertir la actual matriz productiva se vuelve central.

El próximo 9 de noviembre nos volverá a encontrar a cientos de miles en las calles luchando contra el acuerdo porcino, el fracking, los incendios, en defensa del agua y los humedales, contra la megaminería y por toda la agenda socioambiental.

Desde la Red Ecosocialista y el MST en el FIT-U somos parte de la enorme marea verde y ambiental que ubica “el extractivismo no recapacita”[1] y que entre nuestros enormes desafíos se encuentra el de construir colectivamente otro poder que contribuya a dar nuevos sentidos a toda la vida social y nuestra relación con nuestros bienes comunes.


[1] https://mst.org.ar/2020/09/30/debates-en-el-movimiento-socioambiental-el-extractivismo-no-recapacita/

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