sábado, 27 julio 2024 - 01:04

La Plata. Arroyo Rodríguez: si apesta no es progreso

En nuestra visita a City Bell atravesamos un puente peatonal y llegamos hasta El Bajo, una zona de casas humildes construidas entre el arroyo Rodríguez y la muralla del barrio privado El Cauce. Todos y todas allí son laburantes, por eso prefirieron recibirnos por la tarde, después de la salida de sus trabajos.

Hace varios meses que sienten olores nauseabundos provenientes del trazado hídrico que los rodea. Denuncian que el Frigorífico Gorina SAI (FG) y los barrios privados de la zona (Grand Bell y otros) derraman sus efluentes industriales y cloacales allí, sin tratamiento, generando una bomba de olor y contaminación que mata al arroyo y enferma a la población.

Según su página web, FG procesa 270 toneladas de carne al día, lo que representa por lo menos 2.250 litros de sangre por hora, que se suman a otros efluentes líquidos que genera el matadero. Esta empresa se dedica principalmente a la exportación y luce entre sus clientes más importantes a Mc Donald’s.

Por su parte, Grand Bell es uno de los emprendimientos inmobiliarios más lujoso de la región y entre otros residentes de la casta política y empresarial, alberga al intendente platense Julio Garro. El exclusivo barrio está emplazado sobre el propio arroyo Rodríguez y se alimenta de su caudal para mantener la laguna que rodea una isla en el centro del country. Pero esta no es la única utilidad que le dan a este bien público natural, también arrojan sus cloacas allí, ya de salida a su predio.

Damián Costamagna, director de Calidad y Control Técnico de la Autoridad del Agua (ADA), confirmó en una entrevista radial[1] que existen actuaciones desde 2017 contra FG y más recientes contra el barrio privado Grand Bell y otros emprendimientos, imputándoles conexiones clandestinas que desaguan efluentes líquidos industriales y cloacales sin tratamientos en el arroyo Rodríguez.

Permiso para contaminar

Sin embargo, el funcionario provincial admitió que el matadero se encuentra alcanzado por el Programa de Gestión de Efluentes Líquidos con Fortalecimiento Industrial, que le permite seguir contaminando con la excusa de proteger la producción. Así, se le habilita un plazo para adecuar su tratamiento de los efluentes a la legislación existente. Según jerárquicos de la empresa, las obras demorarán no menos de 15 meses.

La afirmación del funcionario de ADA contradice el comunicado de la Defensoría Ciudadana, que asegura, tras una visita de su titular al establecimiento de FG, que el agua liberada “no tiene olor, ni color, ni sedimentos, se ve límpida y tratada”[2]. El breve texto es claro al admitir que la visita fue dirigida por profesionales que trabajan para la empresa acusada y que la única prueba realizada fue mirar y oler el agua.

Aún si confiáramos –y no lo hacemos- en los buenos sentidos de la señora defensora Marcela Farroni, ¿no sería más transparente que el examen y conclusión se realizaran a partir de muestras obtenidas por profesionales independientes a FG y analizadas en un laboratorio? Al menos que la señora Farroni tenga un microscopio en sus lentes, nos permitimos dudar de sus afirmaciones.

A finales de enero, habitantes de la zona protestaron cortando el puente Venecia, logrando el compromiso de funcionarios para dragar el cauce del arroyo, lo que sucedió parcialmente. Pero esta medida –que consiste en remover los lodos y residuos sólidos- seguirá siendo inútil mientras no se frenen los vertidos cloacales e industriales que ADA y OPDS[3] permiten. Asimismo, la tarea llevada a cabo se limitó a remover los lodos y basura desde el cauce a las orillas, sin quitar los plásticos de la vera del arroyo y dañando de manera indiscriminada a la flora acuática, que tiene la función natural de purificar el agua.

Los días más calurosos son también los de mayor intensidad de estos asquerosos olores. Y es cuando más necesitan las familias disfrutar del aire libre y ventilar sus viviendas.

Nos contaron que niños y niñas presentaron alergias en la piel luego de acercarse al agua para jugar. Otros tienen problemas respiratorios que desconocen si tienen relación con la exposición que sufren.

Pero algo es certero: el arroyo hace pocas décadas fue un lugar donde las familias se recreaban y los más pequeños nadaban; hoy esos niños ya son adultos y lo ven con nostalgia, sabiendo que su lugar natural preferido fue convertido en un peligro para la salud de sus hijos e hijas.

La preocupación crece al entender que el olor repugnante y el color extraño del agua, son solo los elementos evidentes de la contaminación, los que se pueden percibir simplemente con el sentido común. Pero, ¿qué otros efectos nocivos –no evidentes- traen los efluentes?

En el video, testimonios de vecinos y vecinas:

 Arroyo Rodríguez limpio y vivo

Así se resume el reclamo. Y lo acompañamos. A su vez, desde la Red Ecosocialista y el MST le sumamos:

-Basta de efluentes industriales y cloacales a nuestros ríos, humedales y arroyos

-Remediación ambiental del arroyo Rodríguez costeada por los bienes de los contaminadores

-Indemnización a las familias contaminadas

-Plan de urbanización para El Bajo: red cloacal, desagües pluviales y agua corriente para todo el vecindario, en base a un impuesto permanente a las grandes fortunas

-Recuperación del arroyo como un espacio natural para la recreación comunitaria

-Control vecinal sobre la ejecución de las obras

-OPDS y ADA bajo gestión social de sus trabajadores, técnicos y organizaciones socioambientales

El puente y el paredón

Muchos vecinos y vecinas cruzan cada madrugada el puente peatonal de El Bajo para ir a trabajar. Muchos de ellos son los albañiles que construyen las mansiones y piscinas en Grand Bell, otros le hacen la vigilancia privada. Muchas mujeres son las empleadas del servicio doméstico, deliverys que le llevan la comida. Algunos y algunas otras trabajan en el frigorífico y nos dicen que sus dedos se enferman por los productos que utilizan en la industria.

Algunas películas han representado un futuro de escasez y contaminación, donde los más ricos de los ricos se aíslan en paraísos de confort y salubridad, hasta que un santificado día los desterrados, pobres y enfermos, escalan los paredones.

En ese momento la violencia, de la cual brotaba el lujo, se vuelve hacia su progenitor. Las dos realidades se miran a los ojos. Los adversarios no se pueden llamar enfermos y sanos, tampoco se enfrentan suertudos y desafortunados; se están mirando a los ojos los enfermos con quienes los han contaminado, mientras los hambrientos miran a los ojos de sus explotadores.

Ciencia ficción o premonición, ¿quién sabe? Pero en medio de tanta mierda ya no se puede vivir.

Leonel Acosta y Elías Basualdo


[1] https://www.radiouniversidad.unlp.edu.ar/provincia-la-ada-intimo-al-barrio-grand-bell-a-cesar-su-vuelco-de-aguas-al-arroyo-rodriguez/

[2] https://www.impulsobaires.com.ar/nota/289014/defensora-ciudadana-visito-el-frigorifico-gorina/

[3] Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible.

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