viernes, 29 marzo 2024 - 09:09

Imparable rebelión sanitaria. Y ahora, ¿cómo seguir para ganar? 

La marea blanca, en realidad multicolor porque pelea todo el equipo de salud, sigue creciendo. El paro nacional del 17 marcó un punto de confluencia señalando el camino de la unidad en la diversidad. Sobra fuerza, pero está planteado el dilema de cuáles son las claves para ganar la pelea en cada lugar y fortalecernos de conjunto. La clave está en cómo impulsar la unidad del equipo de salud y la coordinación genuina de la diversidad de expresiones organizativas y laborales que tiene este proceso. Hay quienes bregamos por esa unidad, pero también quienes dividen y de esta manera debilitan la lucha. Empecemos a abordar este debate necesario. 

La rebelión sanitaria que cruza el país desde hace ya varios meses, más allá de las desigualdades en el tenor del conflicto, muestra vitalidad y una potencialidad tremenda. Esta fuerza expresa no solo la caída en el nivel de vida como sucede con el resto de los trabajadores y sectores populares, sino que también evidencia el agravamiento durante la pandemia de los históricos problemas estructurales nunca resueltos por los sucesivos gobiernos capitalistas. 

Léase desfinanciamiento, fragmentación y desjerarquización laboral. Hay una irrupción de los “héroes silenciosos” que pusieron el cuerpo y los muertos para evitar el colapso de la salud pública. Que lucharon y acumularon experiencia reclamando los elementos de protección y los insumos necesarios para bancar la pandemia. Que, como solemos decir, estuvieron en la primera línea de la atención y también de la lucha. Llegó la hora del reclamo por el reconocimiento salarial, laboral y profesional. Un genuino y urgente grito por el reconocimiento y la dignidad. Esto explica la tremenda potencia de esta rebelión que abarca diversos componentes del equipo de salud con las residencias en general, la planta profesional y sectores de la enfermería como los más visibles, con diferente peso específico según la región o el sector donde se salió a la pelea. 

Sobra disposición a la lucha, pero no alcanza 

La fuerza de este proceso es un torrente de energía, pero es evidente que no alcanza para que se ganen las peleas. El ajuste enmarcado en los acuerdos del FMI es un límite a salarios y presupuesto que tanto el gobierno nacional como los provinciales defienden a rajatabla. Desde hace semanas y hasta meses pelean el Garrahan, el Posadas, la CICOP con los residentes bonaerenses y también la enfermería. Y el incendio es nacional y multifocal. El cordobazo sanitario se profundiza y polariza la situación con un gobierno que no cede, a la par que se prolongan peleas como en Río Negro y se suman otras provincias como Tucumán. En algunos lugares la lucha abrió negociaciones, pero todavía los gobiernos ajustadores se resisten a abrir la mano. No es por falta de energía en las calles que no se logra ganar. Sobra disposición a la lucha. Pero se necesita sumarle otros recursos. Para poder ganar hay dos llaves que hacen al desarrollo del conflicto, a que avance o retroceda. La primera llave es la unidad del equipo de salud. La segunda es la coordinación democrática de las diversas expresiones organizativas que presenta este proceso donde hay sectores autoconvocados y sindicatos combativos y donde actúan varias agrupaciones con diferentes políticas… y también la burocracia sindical que patea en contra. 

Sin embargo, se pudo lograr en CABA, reabriendo la paritaria y torciéndole el brazo a Larreta. Ello demuestra que es posible ganar. Y debemos sacar conclusiones. Sin dudas la fuerza de la pelea que iniciaron las residencias fue clave. Pero la confluencia con otros sectores que venían peleando por separado y la unidad de sus direcciones combativas, como el Garrahan, la ALE y otros sindicatos de CABA, arrastraron a la Federación y hasta sacaron a la calle a las burocracias y corporaciones como Sutecba y AMM. Ello fue determinante para torcerle el brazo a Larreta. Sin trasladar esquemas, nos parece fundamental abordar este balance, porque la pelea por la unidad en la diversidad se sigue dando en las demás luchas y hay quienes impulsan políticas divisionistas que atentan contra la posibilidad de que se gane. 

Comprender y respetar la diversidad 

En estas luchas se expresa una gran diversidad. Por un lado, porque salen a la pelea los distintos componentes del equipo de salud. A veces unos con mayor dinamismo o haciendo punta, como fue la enfermería en la pandemia y ahora las residencias. Pero se trata de una lucha que involucra a todo el equipo y hay que orientar a que se articule esta diversidad. Eso arranca de construir un programa que contenga las demandas fundamentales de todo el equipo, no solo de un sector y fomentar que se integren todos los sectores en la visibilización y la organización del conflicto, evitando los hegemonismos de un sector sobre otro a los que nos impulsa el sistema sanitario, los gobiernos y la acción de las burocracias. 

Pero hay otra diversidad que es organizativa y de conducción de la lucha. Porque en este proceso conviven fenómenos autoconvocados con sindicatos combativos y también actúa la burocracia sindical y agrupaciones de diversas corrientes de izquierda y sectores autonomistas. Porque no solo hay una rebelión sanitaria. Hay una rebelión antiburocrática que genera fenómenos de autodeterminación tremendos. Esto se viene dando desde hace bastante tiempo en el sector salud, que es uno de los que más ha luchado en los últimos años y que planteó la necesidad de organizarse democráticamente para poder pelear. Por eso se le desborda a las burocracias, se producen autoconvocatorias como se dan en varias provincias, se fundan nuevos sindicatos combativos como ocurrió en Río Negro con ASSPUR, o la AGIHM en CABA, la APYT del Garrahan o la UTS de Córdoba. Cuando fue la pelea de la enfermería todo el proceso de lucha se expresó en la ALE que encabeza hoy la pelea por el reconocimiento y el paro general de la enfermería. Antes se construyó la CICOP, un modelo de sindicato pluriprofesional, autónomo, democrático y de lucha. Comprender que hay esta diversidad de expresiones, en diversos estadíos de organización es clave para tener una política que tienda a unirlas respetando las particularidades y combatiendo las tendencias a que prime un sector sobre otro. Es clave que se impulse la unidad en la acción y en la organización, porque es difícil ganar por separado. 

Unir o dividir. Coordinar o imponer 

El rol de las direcciones sindicales y políticas que actúan en estas luchas es clave para fomentar la unidad o profundizar la división tanto del equipo como de las expresiones en las que se organiza. La burocracia sindical de ATE, UPCN, Sutecba, AMM, ATSA, SEP en Córdoba, etc. no solamente les dan la espalda a los reclamos de los trabajadores y son felpudos de los gobiernos. También, históricamente, impulsan estas divisiones y estratificaciones para controlar mejor sus aparatos y privilegios, que cada vez que irrumpen estas rebeliones desde la base, ven peligrar. 

Su política es de “subordinación y valor”: todo proceso autoconvocado, que, generalmente surge como un elemento progresivo con un fuerte componente antiburocrático, es rechazado. Otras veces actúan desde adentro de estos procesos de autoconvocatoria para fomentar la división en la lucha y con los sindicatos combativos. 

Pero hay otra política equivocada que impulsan agrupaciones de la izquierda como la Marrón del MAC (PTS), el PO e incluso el Nuevo MAS, con muy escaso peso en el sector, pero con una política divisionista y sectaria que debilita la lucha. En lugar de unir el equipo, dividen. En lugar de fomentar la coordinación de la diversidad, fomentan la imposición. Un ejemplo claro es cómo se paran frente a los fenómenos de autoconvocatoria y particularmente en las residencias donde la tendencia a la autoorganización es natural y donde estas corrientes, que están ubicadas marginalmente en los sindicatos combativos de la salud, tienen algunos compañeros. Privilegian propios intereses por sobre las necesidades del equipo de salud y despliegan políticas divisionistas y burocráticas. Muchas veces actuando unidos con sectores que se reivindican independientes o autonomistas que rechazan toda posibilidad de organización democrática y unidad con los sectores sindicales combativos. Veamos algunos de sus ejes de acción. 

  • Impulsan medidas de lucha alternativas de los residentes y no fomentan que se confluya con las medidas decididas democráticamente en las asambleas y congresos de los sindicatos de lucha. 
  • Fomentan la división de las residencias del resto del equipo de salud, alimentando la falsa premisa de que se puede ganar con la sola fuerza de la residencia cuando la clave es la unidad del equipo en las calles y en la organización. 
  • Atentan contra la coordinación que muchas veces declaman, porque denuncian y “le exigen” a las direcciones combativas, como la CICOP o la APYT, igualándolas a las direcciones burocráticas. Y fomentan la imposición de decisiones de un sector sobre otro o sobre decisiones tomadas democráticamente en Congresos basados en mandatos de asambleas. 

La unidad en la diversidad es clave para ganar 

Desde Alternativa Salud en ANCLA (la corriente sindical del MST), desde los puestos de dirección en muchos de los sindicatos combativos y desde las luchas donde tenemos una sostenida intervención, impulsamos la unidad en la diversidad, convencidos de que hace la diferencia a la hora de potenciar la pelea para poder ganar. 

Combatiendo sin cuartel a la burocracia de las conducciones de gremios cegetistas y de CTA que, por ejemplo, optaron por apoyar el acto del gobierno y darle la espalda a la masiva movilización a Plaza de Mayo y al paro nacional del 17. 

Pero también polemizando y disputando contra las expresiones divisionistas y los métodos burocráticos de las corrientes de la izquierda sectarias y autonomistas que mencionamos, llamándolos a reflexionar, cambiar y abonar a la unidad de los sectores combativos del equipo de salud y fomentar la coordinación democrática para que las peleas se ganen. 

También, mientras luchamos por el salario igual a la canasta familiar con cláusulas gatillo y las reivindicaciones puntuales que se levantan en cada una de las peleas, llamamos a poner en pie un programa nacional con ejes en paritaria nacional, carrera sanitaria nacional y sistema único de salud. Y en pelear por poner en pie una herramienta de articulación como la que empezamos a construir desde la Federación Sindical Nacional de Trabajadoras/es de la salud, una herramienta independiente de los gobiernos, democrática, para la lucha de todo el equipo de salud que está dando los primeros pasos y, desde ya, abierta a la necesaria unidad y convergencia con otros sectores combativos. Siempre al servicio de los conflictos en curso. 

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