martes, 19 noviembre 2024 - 04:34

George Orwell. Una relectura distópica en épocas de polarización social

“Orwell emerge como un faro de lucidez y disidencia. Su pluma, afilada como un cuchillo en la niebla, traza verdades incómodas sobre el poder y la corrupción. Desde las páginas de “1984” y “Rebelión en la granja”, sus palabras resuenan como un eco de advertencia en el laberinto del tiempo. Orwell, testigo de la opresión y el control, es un profeta que nos susurra desde el pasado, recordándonos la fragilidad de la libertad y la urgencia de la verdad.”

(texto evocativo sobre George Orwell según Chat GPT)

Apenas vivió 46 años. La vigencia de sus obras se actualiza y es terreno de debates y disputas. La denuncia de la opresión totalitaria. La actualización del concepto de “El gran Hermano” como dispositivo de vigilancia. Hacemos un breve repaso de su intensa vida.

De la casta al antiimperialismo 

Este 25 de junio se cumple un aniversario más del nacimiento del escritor, periodista, ensayista y crítico Eric Arthur Blair, más conocido como George OrwellSu producción literaria centralmente política es una buena razón para recuperar su memoria en medio de la avanzada de las derechas a nivel mundial y su grotesca réplica libertaria en nuestro país.

Su obra y su posición política siempre fueron dirigidos contra las dictaduras del siglo 20. Los inoxidables, textos como “Rebelión en la granja” o “1984” son el resultado de su intervención directa en los hechos de la época que forjaron su conciencia. Fue agente en Birmania, miliciano revolucionario en Cataluña durante los años de la guerra civil española.

Este contacto directo con la realidad de los acontecimientos le habilitó la síntesis y las conclusiones, a partir de lo vivido en las tempestuosas y convulsionadas décadas de la primera mitad del siglo. 

Hijo de un funcionario británico del servicio civil indio de bajo rango y una madre descendiente de comerciantes arruinados, la atmósfera familiar de nacimiento fueron las contradicciones sociales en constante tensión, entre las consideraciones de privilegio de casta y su real situación material

A los dos años ingresó en el colegio Cyprion de Sussex. Destacado por su inteligencia, pero con pocos recursos económicos, continúa becado en Wellington y luego en Eaton donde conoce a Aldous Huxley. Finalizados los estudios en lugar de ir a la universidad por falta de becas, decide volver al país en el que había nacido para trabajar en el servicio imperial británico como asistente del superintendente de distrito en la policía imperial de la India en Birmania. En 1927, espantado y avergonzado al comprobar el trato al que sometían a los pueblos, renuncia y durante un permiso en Inglaterra decide no volver a la India ni a su puesto. De aquella experiencia publicará “Días en Birmania” (1934), y bocetos autobiográficos “Disparando a un elefante” y “Un ahorcamiento”. En este período adquiere la conciencia antiimperialista que se fortalecerá con el devenir.

Regreso a Inglaterra y acercamiento al socialismo

En la década de 1930 publica “El camino de Wigan Pier” (1933) es el primer libro de Arthur Blair. A través de esta obra denuncia las difíciles condiciones de vida de la clase trabajadora en las regiones de Lancashire y Yorkshire, al norte de Inglaterra.

 En 1933 adoptó el seudónimo “George Orwell” para no comprometer a su familia en el contenido de sus escritos. Entre mendigos en Inglaterra o como lavaplatos en París, retrata a los sectores más pobres de Europa, llega a enrolarse entre los trabajadores pobres en la temporada de cosecha del lúpulo en Kent. 

Publicará “Sin blanca en París y Londres” (1933) en el que refleja la experiencia de su convivencia entre los sectores más empobrecidos, y de esta época de necesidades económicas proviene la afección en su salud que más tarde ocasionará su muerte.

La venta de sus obras era escasa, por lo que trabajó también como profesor y en una librería. En este período reforzó su rechazo social contra el imperialismo y se autodenominó anarquista.

George Orwell

De la escritura a la trinchera contra el fascismo

El año 1936 es particularmente importante en la trayectoria de Orwell. Se casa con la escritora y poeta inglesa Eileen Maud O’Shaughnessy, su primera e influyente esposa. Eileen no aparece mencionada en los escritos de Orwell, pero es quien proporcionará y corregirá gran parte del material que publique Orwell. Su poema “End of the Century, 1984”, parece ser una referencia de la futura novela de Blair. Contribuyó también a través de las anécdotas de su trabajo- Ministerio de información del gobierno en la parte de censura durante la guerra- y aportará a las correcciones y reescrituras de Orwell

En este mismo año, interesado por los sucesos de la Guerra Civil en España, se decide a viajar como corresponsal del Partido Laborista Inglés. Su interés aumenta ante los impedimentos y trabas que obtiene de parte del Partido Comunista de Inglaterra y hasta la recomendación de su amigo Henry Miller de no ir. También ese mismo año un funcionario del gobierno de la URSS, “confiesa” estar involucrado en un complot contra Stalin. La acusación señala a Trotsky, dando comienzo a la “Gran Purga”. Conocido con ese nombre el período de persecuciones contra cualquier disidencia, dentro y fuera de la URSS, llevará a cientos de miles a prisiones, campos de trabajo, cámaras de ejecución y tortura. El mecanismo de persecución y opresión orquestado por la burocracia estalinista tendrá plena influencia en el futuro de Orwell.

George Orwell

A su arribo a España se ubica entre las filas del POUM (partido obrero de unificación marxista) ligado a la Oposición de Izquierda, y conducido por Andrés Nin. Orwell será uno más en la trinchera contra el fascismo. Su activismo contra el autoritarismo lo deposita en medio de debates sobre curso de la guerra que él ignoraba. El carácter democrático de las milicias lo une a ese grupo dentro de la militancia de izquierda y lo pone al tanto de la diversidad de corrientes dentro del sector republicano. 

Escribía Trotsky como una premonición ante el ascenso de 1936: “El choque de los dos bandos (burguesía- proletariado) en Francia, Bélgica y España es absolutamente inevitable. Cuantos más intentos hagan los dirigentes del frente popular por “reconciliar” los antagonismos de clase y frenar la lucha revolucionaria, más explosivo y convulsivo será su carácter en el futuro inmediato, mayores serán los sacrificios, más indefenso se encontrará el proletariado contra el fascismo.”

En ocasión de llegar hasta Barcelona controlada por las fuerzas de la república, para participar de reuniones, Orwell se sorprendió de estar caminando entre la gente con atuendos casi andrajosos. Mientras la vida y el lujo de sus habitantes sigue inalterado, los padecimientos y contradicciones en el frente se acumulaban. Largo Cavallero es reemplazado por Negrín al frente de la República Española con la total imposición del Partido Comunista Español, para “controlar” la revolución.

La manipulación de la información y la campaña de mentiras propagada desde el partido comunista, siguiendo las órdenes de Stalin, pone en peligro la vida de Orwell al incorporar al POUM y sus integrantes, junto a otras organizaciones de la trinchera republicana en el listado de enemigos, para neutralizarlos y disolverlos. 

Orwell creía que el curso de la historia misma había entrado en disputa, desafiado por el totalitarismo. En su ensayo “Mirando hacia atrás a la guerra civil española”, escrito en 1942, recordó haberle dicho a Arthur Koestler que: “La historia se detuvo en 1936”. Orwell y su esposa huyen a Inglaterra, para salvar sus vidas, mientras el trágico desenlace de la revolución termina favoreciendo las condiciones para la victoria Franquista. De esta experiencia publicará “Homenaje a Catalunia” (1938) A partir de allí asimiló el golpe recibido de que la reacción no es solamente el nazismo y el fascismo, sino la burocracia estalinista usurpando el prestigio de la Revolución Bolchevique de 1917.

“Rebelión en la granja”, una fábula que resiste a la mentira histórica

Desde el inicio de la guerra, en 1939, George Orwell formó parte de la Home Guard, una organización de defensa del Reino Unido creada para hacer frente al inminente ataque de la Alemania nazi, donde recibió la Medalla de la Defensa. A partir de 1941, empezó a trabajar para el Servicio Oriental de la BBC, dirigiendo programas de radio para ganar el apoyo de la India y de los países del este asiático para los ejércitos aliados.

En 1943, dejó su puesto en la BBC para empezar como editor literario y columnista en el periódico de izquierda laborista Tribune y también colaboró en el Observer. En esta época escribe la mayoría de sus ensayos, pero es con la publicación de “REBELIÓN EN LA GRANJA” (1945) adquiere reconocimiento mundial.

Sorteando toda clase de impedimentos para su publicación, su obra constituyó no solo una denuncia contra la dictadura de Stalin y la diplomacia inglesa de buenos aliados con la URSS, sino una reivindicación de la figura de Trotsky en la historia, en medio de una campaña de persecución que había continuado luego de su asesinato con la reescritura de los hechos para borrar su nombre de la historia.  

Constituye un monumento literario de denuncia en forma de fábula contra la dictadura de Stalin a la muerte de Lenin. En la historia, la revolución de animales que desaloja al granjero y se hace del poder está atada a múltiples paralelismos con la persecución orquestada y el devenir de los líderes de la Revolución Rusa, en particular con Trotsky.

Si bien no se consideró trotskista, su denuncia de las prácticas implementadas por el aparato de persecución, lo llevó a reivindicar al revolucionario ruso, conmovido por la lectura de “La Revolución traicionada”.

“1984”. El terreno de una inestable realidad amenazante

En la isla de Jura, en la costa occidental escocesa escribió “1984” su última obra, y que constituye una magistral anti-utopía. Una sociedad futura controlada hasta en la intimidad, con una visión desoladora del poder y la crueldad en una permanente vigilancia, al punto de reescribir la historia suprimiendo y modificando lo sucedido. El inhóspito clima de la isla agravó su frágil salud. De hecho, el autor había escrito 1984 entre ingresos al hospital por tuberculosis. El 21 de enero de 1950, poco más de tres meses después de su boda, George Orwell falleció en Londres a los 46 años, dejando tras de sí una obra literaria cuyo valor no ha hecho más que crecer con el paso del tiempo.

 En “1984”, los ciudadanos de Londres ya no distinguen entre el aspecto privado y público de sus vidas. Empleando sus técnicas de vigilancia sobre la población, el Gran Hermano les ha arrebatado la intimidad. Winston Smith es un funcionario cuyo trabajo consiste en escribir y reescribir la historia para el Ministerio de la Verdad, una de las instituciones del estado totalitario que subyuga al ciudadano. Un día, Smith siente que ya no quiere formar parte de los engranajes del sistema opresivo. Se dedica a falsear la historia con los hechos que el Gobierno quiere que la gente crea para demostrar que el partido único no solo tiene la razón sobre todas las cosas ahora, sino que la ha tenido siempre, que, a través de su labor diaria reescribiendo periódicos o revistas para tapar las lagunas o errores del partido, se va dando cuenta de la falsedad del régimen que los gobierna.

En su rebelión contra el estado se unirá a Julia, otro miembro del partido que, desilusionada, busca la liberación de su represión diaria a través del sexo y el amor. Juntos recuperan la humanidad que les ha sido arrebatada, queriéndose el uno al otro e investigando la historia detrás de las muchas mentiras que el partido les ha hecho creer.

“El que controla el pasado- decía el slogan del partido-, controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado.”

1984

En tiempos de la llamada post verdad en que los discursos parecen derretirse, la realidad no es lo que parece con la inteligencia artificial. El Gran hermano televisivo es un ejemplo de laboratorio de los mecanismos de manipulación de las masas para sostener, crear o modificar una verdad. Los discursos plagados de mentiras y tergiversaciones del presidente Milei, las conferencias de prensa de su vocero presidencial Adorni, la imperiosa necesidad de borrar la realidad para levantar un relato que justifique. 

En momentos de hegemonías en crisis, leer a Orwell también es una oportunidad para pensar las formas de combate en esta batalla cultural, social y política, en el que la bruma de la falsa realidad solo se puede disipar con la movilización de las masas en el camino constante de la construcción de una alternativa política.

Por Marcelo Iommi

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