viernes, 15 noviembre 2024 - 01:41

Furlán con CFK. La UOM al servicio de un proyecto político patronal y decadente

Cristina Kirchner fue invitada a un plenario de la UOM a dar un discurso. Su anfitrión y actual secretario general de la UOM, Abel Furlán, pronunció unas palabras previas que dejaron claro que no significa ninguna renovación sindical como el kirchnerismo lo pretende presentar y muchos sectores esperanzados en cambios dentro del PJ lo intenta interpretar. Que en el viejo sindicalismo no haya independencia del Estado y los gobiernos, y que los funcionarios sean habitués en Congresos y reuniones no llama la atención. Un clásico del modelo burocrático acuñado con el peronismo. La “nueva” dirección de la UOM puso todo un plenario de delegados no para discutir pelear por el salario; sino funcional a la interna caliente del FdT.

Furlán hace algunos meses desplazó de la conducción de la UOM al ex triunviro Caló, quien en el congreso de la UOM se encontró con un recambio cocinado y se retiró sin dar batalla. En ese momento varios sectores ligados al kirchnerismo empezaron a impulsar a partir de este ejemplo rupturas en distintos sindicatos con el objeto de posicionarse dentro del movimiento obrero. Parte de este armado incluso tuvo expresión en la marcha del 24 de marzo, que significó la primera aparición pública del kirchnerimo con un barniz de diferenciación del albertismo. Esa experiencia no logró “calar” mucho más, pero será motivo de otra nota.

En ese contexto no sorprende que Furlán presente a Cristina y le haga de apoyo sindical al kirchnerismo. Pero lo más importante es que en su discurso repitió los mismos conceptos trillados y que llevan a un callejón sin salida a la clase trabajadora. Analicemos esto un poco más.

¿Hay empresarios buenos?

Furlán ubicó como uno de los problemas gremiales el hecho de que, según él, los empresarios son mezquinos y no reconocen el esfuerzo de cada uno de nosotros. Dijo que los trabajadores fueron solidarios durante la pandemia. Bajo este esquema habría empresarios no mezquinos y que sí reconocen el esfuerzo ¿Dónde? Ya no pueden ni citar un ejemplo; pero más allá de eso, este viejo verso intenta humanizar las relaciones de explotación. Es decir, bajo la circunstancia de que la primera interpretación de las relaciones laborales las paralelizamos con las relaciones humanas que conocemos, en donde se encuentra “buena” y “mala” gente; se intenta desde ahí ocultar la realidad de las relaciones laborales de explotación que no dependen de personas. Veamos esto con detalle: las relaciones laborales se mueven con una lógica completamente distinta. Los empresarios ganan más o menos y si ganan menos se los traga un empresario más fuerte. Por lo tanto, no puede haber empresarios menos mezquinos o humanos. En esta mentira se intenta esconder la colaboración de clases que no es otra cosa que subordinar a la clase trabajadora bajo la dirección política de su clase enemiga: el empresariado.

¿Cuál es el salario digno?

Nadie sabe, sin embargo, muchos lo usan. Supuestamente un salario digno es el que nos permitiría vivir dignamente. Furlán se asentó en este concepto para pedir un bono de fin de año al gobierno que ni le puso monto. Como si un bono cambiara la situación de la clase trabajadora hoy: 45% de trabajadores en negro; más de un 70% de los trabajadores con salarios por debajo de la línea de pobreza. Verso tras verso. Justifica también el bono porque las paritarias no podrían alcanzar la inflación. Otro chamuyo. Hay ejemplos de cláusulas de actualización automática y sueldos por encima de la inflación, como lo es el neumático por ejemplo.

¿Justicia social, independencia económica y soberanía política?

Según Furlán, Cristina y Néstor fueron los que mejor interpretaron las banderas peronistas. Defendió esta concepción mintiendo sobre cómo Cristina dejó el gobierno “con el 23% de inflación y el poder adquisitivo jamás visto por nosotros”. Simplemente una mentira. El poder adquisitivo ya se venía licuando y es parte de las razones por las cuales el macrismo ganó las elecciones. Este tema de las tres banderas peronistas hoy son más directamente que nunca una ilusión. La justicia social no la garantizó Cristina ni Néstor, que en el balance objetivo de la matriz productiva argentina mostró que no se modificó la tendencia a la reprimarización de la economía; el aumento del poder del campo sobre la industria y la distribución de la riqueza social, en donde se profundizaron las diferencias entre el decil más rico y el más pobre. La independencia económica tampoco, ya que la tendencia a la destrucción del aparato productivo no se cambió y se siguió pagando religiosamente las deudas truchas del FMI y de los acreedores privados. La soberanía política solo fue un recuerdo en el bicentenario. Los contratos con Chevron fueron una muestra de ello. Si miramos al gobierno de ahora, estas banderas definitivamente son cosa del pasado. El acuerdo leonino con el FMI lo dice todo.

Con las mismas fuerzas políticas no hay solución

Con el lema No hay solución gremial, sin solución política, Furlán montó un escenario para presentar a Cristina como esta solución. Sin embargo, lejos de ser la solución es parte del problema. No hay forma de que la clase trabajadora logre conquistar las famosas tres banderas peronistas sin independencia política de los partidos que están al servicio de la clase enemiga. No hay solución gremial sin solución política, pero no para ser furgón de cola del peronismo en ninguna de sus variantes como plantea Furlán.  La solución política no es el kirchnerismo que ya tuvo su sentencia histórica. La solución política tiene que ser de clase y de izquierda, como proponemos desde el MST y el FIT Unidad.

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