viernes, 26 abril 2024 - 18:21

Fuego cruzado. Hasta el Papa Francisco alertó sobre la pobreza en el país y el gobierno se desligó

Luego de la muerte de Joseph Aloisius Ratzinger (Benedicto XVI), el Papa Francisco volvió a los medios de comunicación en una extensa entrevista que le realizó Associated Press. Entre diferentes temas, en los que se encargó de barnizar a su antecesor filo-nazi, Bergoglio se ocupó de dar algunas consideraciones políticas sobre diversas partes del mundo. Latinoamérica y específicamente Argentina no fueron la excepción. Para sorpresa del Frente de Todos, el Papa fustigó, con una doble vara, los altos números de inflación y pobreza que existen en el país.

Ante una pregunta, Francisco dijo que: “Argentina, en este momento no hago política. Leo los datos. Tienen un nivel de inflación impresionante. En el año 55 –usted no había nacido– en el año 55, cuando terminé mi escuela secundaria, el nivel de pobreza de Argentina era el 5%. Hoy está en el 52, creo. ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? Mala administración, malas políticas”. Una respuesta que, como era de esperar, durante el miércoles, desató la obligación de respuesta por parte del gobierno. Fue Gabriela Cerruti, portavoz de la presidencia, quien salió a despegarse de la aplicación de esas malas políticas diciendo que: “Cuando el Papa dice que la política hizo que la economía esté como todos sabemos, fue producto de estos cuatro años en los que todavía estamos remontando lo que sucedió en el macrismo”.

Un cinismo sin igual por parte de Bergoglio y la forma de excusarse del Frente de Todos. El cinismo no tiene que ver con la afirmación realizada, ya que es totalmente cierto el crítico estado de la situación social de Argentina. Pero, para que tal presente se dé, la iglesia católica cumplió y cumple un rol fundamental. No sólo la Conferencia Episcopal Argentina, sino su injerencia en muchas organizaciones sociales, hoy dentro del oficialismo, colaboran con la tarea de conciliar con las políticas de ajuste y aplacar la bronca que brota de los barrios. Los dichos del Papa se parecen a los berrinches de su enviado Juan Grabois, quien trina de manera permanente con la orientación económica pero no rompe nunca con el gobierno, más bien siempre funciona como contención.

El rol de Francisco es todavía mayor para que Argentina se encuentre en la situación actual. Si bien no es el responsable directo, el Papa argento fue quien se encargó de mover sus influencias y utilizar su buena relación con Kristalina Georgieva para que Guzmán y el gobierno de los Fernández pueda renegociar la estafa de la deuda macrista. Sin embargo, al oscurantista le da la cara para hacer chistes de este tipo: “No sé si usted sabe esa historia teológico cultural, que los ángeles custodios de los países se fueron a quejar a Dios y le dijeron a Dios: “Padre, tú fuiste injusto con nosotros, porque -se van a enojar, eh, con esto-, porque a cada uno de nuestros países le diste una riqueza: ganadería, agricultura, minería. Y a los argentinos les diste todo, todo. Tienen toda la riqueza”, y dicen que Dios pensó un poco. “Pero para equilibrar, le di a los argentinos”. Que no se enojen, es un chiste. Yo soy argentino, me río, pero algo de verdad hay. Por ahí no terminamos de llevar adelante nuestras cosas”.

Es mentira que Argentina y específicamente sus trabajadores y sectores populares estén destinados a la miseria por algún dios. La única responsabilidad que existe para la actual situación que hunde a casi la mitad del país en la pobreza, no es más que la medida de todos los gobiernos capitalistas, con una orientación colonial que tiene como eje cumplir con los mandatos del FMI. La tierra arrasada a la que se refirió Cerruti en otra parte de su respuesta a Bergoglio, no sólo se dio con el paso de Macri por el país, si no que se recrudeció con el accionar de su propio gobierno.

Ambos lados, tanto el gobierno como la iglesia, en diferentes tenores, son responsables de mantener un país donde el hambre se vuelve moneda corriente. Más allá de las chicanas o fuegos cruzados que existen en tiempo de crisis, donde nadie quiere ser responsable de los fracasos, el Papa y el gobierno actual han buscado darle un rostro humano al capitalismo. Una propaganda reaccionaria que no tiene otra función que sostener al actual sistema social, el verdadero problema que genera la pobreza de manera cotidiana.

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