viernes, 3 mayo 2024 - 08:25

Financial Times. “El gobierno argentino está cada vez más desesperado”

Así comienza una muy comentada nota del matutino británico. En ella advierte que Massa recurre a China y al FMI en busca de divisas para reservas, que se encuentran en niveles negativos, para evitar una brusca devaluación en medio del proceso electoral. Se pone así de manifiesto que si retiramos la hojarasca de la pelea electoral, existe una trampa de gran endeudamiento que va a significar más temprano que tarde una dura devaluación. Un nuevo y duro mazazo sobre los salarios e ingresos populares.

Para los columnistas Michael Stott y Ciara Nugent el gobierno “intenta evitar una crisis monetaria recurriendo a China y al FMI, lo que abre para el prestamista con sede en Washington un dilema sobre cómo ayudar a su mayor deudor». 

Estos periodistas señalan que el índice de inflación previsto para este año es del 145% anual, comentan sobre la recesión en ciernes, las reservas netas negativas y la devaluación del peso frente al dólar -un 40% desde principios de año-, en el marco de una dura sequía que ha mermado gravemente la entrada de dólares a la economía. Frente a semejante cuadro transcriben una definición de Federico Sturzenegger, ex presidente del Banco Central durante el gobierno de Macri, quien consultado por el medio británico sostuvo que “la estrategia de Massa es endeudarse más para sostener un déficit fiscal muy grande que el gobierno no ha corregido. No es mucho más complicado que eso”.

En realidad, la nota que insiste en que el gobierno “necesita financiar un déficit presupuestario estimado por JP Morgan en el 3% de su PBI este año», repite la receta de todos los economistas liberales, desde Milei, pasando por los de Juntos por el Cambio, hasta Rubinstein y el propio FMI, que reclaman un ajuste aún mayor, recortando brutalmente el gasto público para “estabilizar” la economía.

Justamente la búsqueda “desesperada” de dólares de Massa es para las reservas líquidas, que según el acuerdo firmado con el Fondo deberían estar U$S 9.000 millones arriba y están U$S 1.500 abajo, es un intento del superministro y pre candidato presidencial de obtener un colchón para, sin romper con el programa del FMI en curso, evitar que una nueva corrida cambiaria lleve el índice de inflación aún más a las nubes, liquidando toda perspectiva electoral de los candidatos que del gobierno, entre ellos su propia postulación.

El panorama aparece muy complicado. El reciente viaje a China significó una nueva autorización para utilizar U$S 5.000 millones de los yuanes que existen como swaps (canje de monedas) en las reservas del país. Sin embargo, según señalan varios especialistas, hasta ese crédito está condicionado a que los funcionarios de Economía puedan cerrar un nuevo acuerdo con el FMI, que se viene demorando y lleva ya más de dos meses de arduas negociaciones.

Las exigencias del Fondo, pese a las declaraciones de sus funcionarios de no dejar caer al país, serían muy duras para las necesidades electorales del gobierno, que quiere evitar una devaluación en medio del proceso electoral. Massa pretende, además de una flexibilización en las metas pactadas, obtener un adelantamiento de los desembolsos por U$S 10.000 millones previstos por el organismo para todo el año, para repagar el crédito Stand By contraído por Macri por U$S 45.000 millones.

De esos desembolsos U$S 4.000 millones, previa aprobación de las revisiones trimestrales, estaban previstos para el corriente mes de junio. El ministro pretende que de los desembolsos totales un alto porcentaje- un 60 % puedan usarse para frenar el alza del dólar interviniendo el mercado cambiario si se enfrenta a una corrida.

Según los especialistas, el FMI –que presiona por una importante devaluación- estaría totalmente en contra de esto, o a lo sumo flexibilizaría una pequeña cantidad y exigiría nuevas y duras medidas de ajuste fiscal para ceder en alguna de las concesiones que pide el ministro. El panorama es incierto y ya se habla de que el gobierno demoraría el pago de vencimientos con el FMI por U$S 2.700 millones que vencen entre el 20 y 21 de junio hasta que pueda cerrar la negociación. Por la misma razón Massa postergó el viaje a Washington que tenía previsto para estos días.

Al filo de la navaja, Massa arma una trampa de súper endeudamiento

Para sostener este modelo de dependencia con el FMI y las potencias imperialistas, defender los intereses de los grandes empresarios y a su vez intentar patear para después de las elecciones medidas durísimas de ajuste para estabilizar los negocios capitalistas del país, el superministro está metiendo a la economía en una tremenda trampa de endeudamiento, haciendo todo tipo de concesiones para obtener dólares para las reservas.

No se conocen las concesiones dadas a los chinos, son secretas. Pero de entrada los intereses que exigen por el nuevo préstamo son más altos que los que nos cobra el FMI. Al mismo tiempo, las concesiones realizadas a los exportadores argentinos para obtener los dólares para cumplir con el Fondo son enormes.

Ahora el nuevo régimen automotriz anunciado por el ministro incluye una baja de aranceles de importación para dar aliento a la industria de ensamblado de partes con el objetivo de exportar. La baja de aranceles será del 35% actual a un 14%. Son 21 puntos de recorte y un gran negocio para los empresarios de la industria automotriz. Se habla además de que la nueva y pronta edición de un dólar especial para el agro se realizará vía una importante baja directa en las retenciones.

Por otro lado, se está acumulando una deuda local en pesos en títulos que se actualizan en gran parte por inflación o aumento del dólar, según elija el poseedor del mismo. La semana pasada los especuladores financieros obtuvieron altas tasas de interés para una renovación récord de 7,4 billones de pesos, postergando vencimientos inmediatos al primer cuatrimestre del 2024. Vencerán en esos meses 13 billones de pesos, equivalentes a 8 puntos del PBI, “al actual tipo de cambio oficial, cada billón de pesos equivale a poco más de 3.900 millones de dólares y el parcial de vencimientos del cuatrimestre se acerca a USD 51.000 millones”.

Según La Nación, la deuda remunerada del Banco Central en Leliqs y pases ya llegó a 15 billones de pesos. El interés de las Leliqs -que significan el 76% del total- llega a una Tasa Efectiva Anual de 154,88%. La bola de endeudamiento es tan grande y su velocidad de crecimiento tan exponencial que analistas como Diego Giacomini pronostican que “el próximo gobierno hará algún tipo de confiscación sobre la propiedad privada, tenga la camiseta que tenga. Obviamente, en todos los casos habrá una diatriba mentirosa para “vender” y justificar la medida: Bonex89, corralito, corralón, pesificación asimétrica, cepo, etcétera. Todo inconstitucional siempre. La Corte Suprema de Justicia es la Bella Durmiente, pero nunca nadie la va a despertar con un beso”.

Todo se encamina hacia un duro choque con los trabajadores y sectores populares

La alta tasa de inflación que soportamos ha hundido los salarios, jubilaciones, planes sociales e ingresos populares. Los salarios formales se han depreciado en más de un 20%, los trabajadores informales, casi la mitad de la masa laboral, en un 41%. La transferencia de ingresos desde los trabajadores a los empresarios ha sido y sigue siendo monumental.

Pero esto no alcanza para la avidez de un capitalismo depredador. Para compensar sus necesidades de ganancias, los buitres internacionales y el FMI, los grandes empresarios y multis que operan en Argentina necesitan un nuevo shock estabilizador, que van a intentar lo paguemos todos los trabajadores.

El tremendo endeudamiento en que están sumiendo a la economía necesita un nuevo ataque al nivel de vida de los trabajadores, la clase media y el conjunto de la población trabajadora para ser “normalizado”. Por eso en la reciente discusión sobre la dolarización los analistas recordaron que las soluciones para superar crisis económicas que atravesamos en el pasado, estuvieron acompañadas de una baja del salario real y una “expropiación” de los depósitos o bienes de los trabajadores y la clase media por distintos mecanismos.

La falta de dólares en las reservas y las dificultades del ministro para conseguirlos está llevando a los economistas a distintas evaluaciones del costo social de una devaluación para cerrar la actual brecha cambiaria entre el dólar oficial y los financieros. Si bien la mayoría prefiere ser cauteloso y especular con que una devaluación importante solo se operaría en el periodo pos electoral, los números que manejan son de terror.

Por tomar un solo ejemplo, “si el tipo de cambio oficial subiera un 70%, la inflación podría duplicarse por unos meses. El IPC se te va a acelerar, al punto que en tres meses se puede ir al 15% mensual y en el año al 200%», explicó Guido Lorenzo, director de LCG. Esto a su vez impactaría en los ingresos. Según la consultora, por cada punto que cae el poder adquisitivo se sumarían 200.000 personas a la pobreza.

El plan de Massa, como el del conjunto de la burguesía y todas sus alternativas políticas (FdT, JxC, Milei) nos lleva a ese choque. Ya Carrió y Aníbal Fernández anuncian que puede “correr sangre” o “matar” a los que se movilicen. No dicen que son parte o cómplices de estas tremendas medidas de ajuste. Solo la izquierda tiene un programa alternativo a este desastre: romper con el FMI, nacionalizar la banca y el comercio exterior. Fuertes impuestos a los grandes empresarios. Congelar precios y aumentar salarios e ingresos populares al nivel de la canasta familiar.

Por eso hay que construir una fuerte alternativa de la izquierda y los luchadores como proponemos desde el MST en el FIT-U. Alternativa discutiremos en el plenario nacional que junto al PO y otras agrupaciones y referentes convocamos este sábado 17 en plaza Congreso.

Noticias Relacionadas