domingo, 20 abril 2025 - 07:15

Ensobrados con $LIBRA. Majul y el “oficio” de arrastrarse 

El domingo a la noche, esta vez a través de La Nación+, el país pudo ver (o mejor dicho los pocos que eligieron hacerlo) una nueva “entrevista” arreglada y guionada a favor del presidente Javier Milei. Para evitar “errores” posteriores o zancadillas planificadas, esta vez el gobierno decidió jugar de local, con una entrevista en vivo desde el Salón Blanco de la Casa Rosada. Evidentemente a la búsqueda de un control total de lo que allí tuviera que suceder.

Han pasado pocos días desde el papelón mediático de Milei con Joni Viale, que mostró a la vez la decadencia de un presidente al que lo interrumpen para decirle qué contestar y un supuesto “periodista” al que interrumpen para decirle qué preguntar.  

Tras el fallido político que tuvo esa iniciativa, que de intento de ser un puntal para aclarar las cosas pasó a ser una prueba de los arreglos mediáticos, ahora el gobierno necesitó darse una segunda oportunidad. En este caso apelando a otro “periodista” confiable a sus intereses políticos.

Alguien podría preguntarse por qué el gobierno, tras un papelón mediático, rápidamente va a la búsqueda de otra entrevista. Es que así son las crisis y sus dinámicas. Desde la irrupción de la estafa de las cripto pasó tanto en el medio que ya hay nuevas razones, y nuevos serios problemas, que el gobierno necesita explicar antes que todo empeore. Por eso insiste y se arriesga. Sabiendo que tiene a su favor la docilidad muy bien paga de Luis Majul, alguien que insulta la profesión de periodista y es un emblema del ensobramiento mediático.

“A mi no…” me da la cara

Si quisiéramos retratar un ejemplo de lo que es ser un arrastrado televisivo, no nos saldría nada tan perfecto como lo dicho por el propio Majul este domingo. Hay enormes y justas críticas a este supuesto periodismo que nunca repregunta ni llega siquiera a incomodar con la primera pregunta. Pero Majul batió todos los récords. Se auto recortó la pregunta para aclarar su opinión favorable a Milei. 

Así las cosas, no había terminado de intentar tímidamente cuestionar una frase del gobierno, que no pudo redondear la idea y dijo: “por ahí lo que cae medio (mal) es… a mi no, eh, que la gente piense lo que quiera, es eso del mejor gobierno de la historia”. Con semejante ayuda, rápidamente Milei dijo “es que somos el mejor gobierno de la historia”. Habría que revisar en el libro Guinness de los récords, para ver si se encuentra otro ejemplo tan emblemático de felpudismo mediático. 

No hay que sorprenderse. Parte de la decadencia del régimen político en el cual se asienta el gobierno de Milei, es su pata mediática. En la misma crisis cripto ya pasó el capítulo Joni Viale, ahora el de Luis Majul. ¿Quién sigue? ¿Trebucq? ¿Cabak? ¿Algún nuevo postulante? En última instancia no deja de ser un aspecto, despreciable e indigno, de las crisis surgidas desde las cúspides del poder político y sus show montados por señales de cable. 

El problema de fondo es un gobierno en problemas

No hay Majul ni Joni Viale que puedan evitar la realidad. Estamos ante un gobierno que navega en medio de su peor crisis desde que asumió. Por más que hace esfuerzos denodados para tratar de salirse de la misma…no lo consigue. 

La crisis política abierta con la estafa de las cripto sigue su desarrollo. Camina lentamente por los juzgados de aquí y se desarrollan a la vez en juzgados de EEUU, con un pronóstico abierto e inestable que preocupa al oficialismo. Mientras la prensa internacional habla de una estafa de envergadura.

En el plano político, esta crisis se combina con una mayor alza de los precios y menos estabilidad financiera, alterando y tensionando el horizonte electoral que se preveía más tranquilo. Y además ambas cosas se combinan con una mayor presión social en la calle, donde se evidencian conflictos obreros y populares que hacen parte de un mayor descontento social. 

La crisis es tan evidente, que tanto en la anterior entrevista con Viale como en la reciente con Majul, a Milei se lo vió nervioso, poco sólido y enredado en sus respuestas. Es la resultante de una crisis que lo debilita incluso en su postura frente a una cámara de televisión. Un día después de una apertura de sesiones en el Congreso sin apoyo de gente propia en la calle, semi vació adentro y con algunos cacerolazos en contra en la calle, acompañados por un despliegue represivo que hace parte del momento que vivimos.
No hay maniobra mediática que pueda frenar la crisis. Nuestra tarea sigue siendo denunciar todas estas operaciones de bajo calibre y dudosos resultados. Como una forma de contribuir desde un periodismo de izquierda a la lucha para que Milei se vaya. Y con él todo su gobierno de estafadores y ensobrados cómplices.     

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