jueves, 12 diciembre 2024 - 23:50

Emergencia salarial en la UBA. ¿Alcanza solo con una declaración?

Durante la última sesión del Consejo Superior de la Universidad de Bueno Aires, las autoridades a cargo de Emiliano Yacobitti (vicerrector UBA) presentaron un proyecto para declarar la Emergencia Salarial en nuestra Universidad. Luego de todo un cuatrimestre en que lxs docentes trabajaron con salarios por debajo de la línea de pobreza, prácticamente sin aumentos desde noviembre de 2023 y sin que el Ministerio de Educación convoque a reuniones paritarias, ¿qué significa este proyecto?

Recorte al salario, ajuste a la universidad

La crisis salarial es innegable, pero analicemos el porqué. Históricamente, los salarios docentes y no-docentes han perdido contra la inflación, licuados gobierno tras gobierno a través de aumentos miserables o directamente nulos. Desde que comenzó el gobierno de Javier Milei, lxs trabajadorxs de las universidades nacionales han sido ajustados brutalmente, perdiendo un 40% de su poder adquisitivo. Esto los empuja a mayor pluriempleo (y, por ende, precarización laboral) o directamente al abandono del sistema universitario, es decir, una peor calidad educativa.

Durante su discurso del Pacto de Mayo, Milei dijo: ¨hemos priorizado aumentar la oferta universitaria por sobre la oferta terciaria, porque egresamos una cantidad hipertrofiada de abogados y contadores (…) tenemos harta cantidad de carreras para las cuales el único empleador posible es el Estado, de forma directa o indirecta, ejerciendo funciones que no debería ejercer.¨  En resumen: para el Presidente tenemos demasiada oferta académica y cantidad excesiva de egresados para las necesidades del país. Es claro que pretende dar un paso adelante en cursadas menos específicas, quitando contenidos de las carreras de grado para seguir avanzando en su privatización a través de los posgrados, formando profesionales que solo satisfagan las necesidades del mercado.

El presidente menciona que hay que “integrar a los estudiantes a la sociedad conforme a sus normas”. Se desprende de sus palabras la intención de modificar y avanzar en “normas” que precarizan a los trabajadores y profundizan el modelo de producción capitalista, en base a la ganancia de unos pocos y no a las verdaderas necesidades de las mayorías y en ese marco integrar a les estudiantes a la sociedad. Por supuesto, el gobierno no plantea estas cosas aisladamente, lo hace durante un acto con 18 gobernadores peronistas y radicales quienes le facilitaron la aprobación de la Ley Bases, que avanza sobre los derechos laborales avalando el plan reaccionario y de ajuste del gobierno.

Parte de ese plan implica avanzar sobre la educación pública y por eso destruye el salario docente, ataque que se enmarca luego de una inmensa movilización el 23 de abril que peleaba por todo el presupuesto universitario y no solo por el aumento en la partida de funcionamiento, que luego fue concedido. Entre estudiantes, docentes, no-docentes y graduados fuimos un millón movilizadxs en defensa de la universidad. Lamentablemente, luego de esa marcha las conducciones, que responden al PJ y la UCR, se jugaron a contener ese proceso y no continuar a fondo por todas las peleas y hasta el final.

Una declaración de Emergencia Salarial que era para ayer

La aprobación de dicho proyecto en el Consejo Superior expresa un triunfo de los trabajadores de la Universidad Pública y para nada una voluntad política genuina de los mismos que vienen de hacer la vista gorda a la lucha salarial de manera sistemática gobierno tras gobierno. Es gracias a la presión ejercida por los distintos paros docentes y jornadas de visibilización que forzaron a las autoridades a llevar adelante este proyecto, que, aunque insuficiente, expresa un avance.

Sin embargo, no debemos perder de vista que este sector busca utilizar el proyecto a modo de lavado de cara y para descomprimir la bronca que se está gestando desde abajo ante un deterioro salarial que ya es insostenible y que pone en riesgo el inicio del segundo cuatrimestre en toda la Universidad, escenario nada favorable para las autoridades. Sino preguntémosle a Yacobitti porqué se acuerda recién ahora de los salarios, cuando hace décadas vienen perdiendo valor adquisitivo frente a la inflación. O por qué no se acordó cuando fuimos decenas de miles en las calles, cuando lxs docentes estaban realizando medidas de fuerza y el movimiento estudiantil se organizaba en asambleas masivas, aumentando la presión sobre el gobierno para que tuerza el brazo.

El Rectorado se muestra preocupado por la situación salarial, pero cabe recordar que luego de la inmensa Marcha Federal Universitaria fueron ellos quienes se juntaron con el gobierno a espaldas de lxs estudiantes y trabajadorxs para negociar un aumento presupuestario miserable que excluía a los salarios, y que luego en la UBA desestimaron la Emergencia Presupuestaria como si el conflicto hubiera quedado en el pasado. Claramente continuó y se ve en cada clase pública, paro y asamblea que se desarrolló luego del 23 de abril hasta hoy.

Lo central es que ninguno de lxs consejerexs que presentaron y suscribieron al proyecto de Emergencia Salarial hizo ni una mención sobre qué medidas se tomarán para que los salarios mejoren, ningún consejerx cuestionó si esta emergencia será una cuestión meramente declarativa de las autoridades o vendrá acompañada de un plan de lucha concreto. Pero debido al funcionamiento del régimen anti-democrático y autoritario que hay hoy en las universidades, las verdaderas preguntas que tiene la comunidad educativa no serán hechas ni resueltas en ese espacio. Y quienes deberán pagar el costo del ajuste que está sufriendo la educación pública son una vez más lxs estudiantes y docentes.

Nadie se salva solo

Lxs trabajadorxs de la Universidad necesitan que el movimiento estudiantil se sume a la lucha. Con asambleas interclaustro, en todas las universidades y en el CONICET. No solo para pelear por salario, ni para solo defender la Universidad que ya teníamos, sino para discutir desde abajo todo lo que hace falta cambiar y tomar cartas en el asunto. Discutir la necesidad de una verdadera democratización de la Universidad, porque el régimen actual nos debilita ante la motosierra de Milei. Es el que crea, mantiene y reproduce el uso desigual de recursos y permite la toma de decisiones en función de mantener los privilegios de unos pocos que lejos están de los reclamos genuinos de quienes hacemos a la Universidad Pública. En definitiva, es lo que permitió que en nombre de la comunidad educativa se haya levantado la emergencia presupuestaria obviando la cuestión salarial, siendo incorporada recién tras años de desguace a los bolsillos de lxs trabajadorxs de la Universidad.

Fuerza hay y de sobra. Hace falta construir un verdadero polo consecuente para enfrentar a Milei hasta el final. Porque, así como lxs docentes no se salvan solos, la Universidad tampoco. Es necesario ir a fondo en la lucha contra todo el plan de este gobierno. Manteniendo la exigencia a la CGT y CTA’s de un Paro General y plan de lucha, apoyando a lxs compañerxs de los barrios en la lucha por el hambre contra un gobierno cínico que deja que el alimento se pudra cuando el pueblo no come, y en la pelea por la libertad de lxs compañerxs que hoy siguen detenidxs bajo causas inventadas a modo disciplinario de quienes salimos a las calles.

Lo que necesitamos es un movimiento estudiantil organizado, que discuta todo en función de las necesidades reales, como la permanencia en la Universidad, hoy tan cuestionada. Queremos ciencia y educación que esté puesta al servicio de las mayorías sociales como instrumento de transformación social y política, y no orientada al mercado laboral precario de un capitalismo en decadencia que busca poner nuestras carreras al servicio de las ganancias de unos pocos.

Por todo esto a la juventud nos toca una tarea difícil pero necesaria: pelear por una Universidad al servicio de las necesidades de las mayorías. Tarea que implica la lucha contra la Franja Morada y el peronismo que son las direcciones burocráticas de los centros y federaciones estudiantiles que buscan desarticular la capacidad de organización del movimiento estudiantil al servicio de seguir garantizando la gobernabilidad.

Necesitamos de esa juventud irreverente que sueña con dar vuelta todo, que se organiza y lucha con esa rebeldía que históricamente nos ha posicionado a la vanguardia de grandes rebeliones.

Val Gómez, Estudiante Cs Políticas-UBA

Ian Villala, Estudiante Cs Económicas-UBA

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