jueves, 25 abril 2024 - 21:14

El arquero versátil del poder. Conociendo Massa

Los apodos sobran, las calificaciones aún más. Camaleón, traidor, el “ventajita”, su historia lo delata. Que es amigo del círculo rojo con tejidos en Estados Unidos, no quedan dudas. Desde las figuras retóricas sobre sus cualidades excepcionales para escalar en la arena política, hasta la realidad de tener una bomba de tiempo en las manos. Hoy, Plan Z de un gobierno en el Titanic. Los ganadores, las decepciones, la confirmación del giro a derecha del FdT y el antídoto contra el escepticismo, la izquierda. Conociendo Massa.

Naturaleza sangre: UCeDé

Empezó de pibe en la política. Un chico del Instituto Agustiniano que a los 17 años ya era rentado para dedicarle más tiempo a la política de su partido madre, de ideas y de camino: la UCeDé de Álvaro Alsogaray. Aunque intente ocultar su origen en uno de los partidos liberales argentinos que hoy integra Avanza Libertad, cuyo algunos miembros (Massa incluido) nutrieron allá por los 90 las filas del menemismo, fue su experiencia por ese camino que llegó al peronismo, de la mano de Graciela Camaño y Luis Barrionuevo. Sí, con esos nombres empieza esta historia.

Massa junto a Keck

Político de sangre mixta, en 4 años se consagró presidente de la Juventud Secundaria Liberal de San Martín, en 1988 y 1989. Incluso llegó a ser Vicepresidente de la Juventud Liberal de la Provincia de Buenos Aires de 1991 al 1993. Por esos tiempos, trabajaba para Alejandro Keck, concejal liberal en San Martín y uno de sus primeros padrinos políticos, quien no duda en calificarlo de “escurridizo en sus lealtades”.

Algo así se fue tejiendo después: “Llegó a Punta Mogotes el sábado y todavía era de la Ucedé. Volvió a San Martín el domingo, tras un paso breve pero intenso por la casa veraniega de Luis Barrionuevo, y su nueva condición era la que había ido a buscar: peronista”. Este extracto del libro de Diego Genoud en «Massa, la biografía no autorizada» explica cómo, allá por 1994, hizo propia la cualidad camaleónica que tanto se le atribuye, con su paso a las filas del peronismo de la mano de Luis Barrionuevo y Graciela Camaño principalmente, en pleno auge menemista.

De la mano del dúo fue que conoció a “Pato” Galmarini, secretario de Deportes de la primera presidencia de Carlos Menem, que para el tigrense se convertiría en suegro y nuevo padrino político. Allí consiguió ubicarse en una subsecretaría en el Ministerio del Interior, y desde allí fue designado en el Ministerio de Desarrollo Social que conducía en ese entonces Palito Ortega, de aspiraciones presidenciales. En 1999 fue elegido diputado provincial por Buenos Aires, por la Primera Sección electoral en las listas de Duhalde.

2001 es historia conocida con reflejos en el hoy. Crisis económica, política y social que se cargaron a 5 presidentes en una semana. El año en el que se casa con Malena Galmarini y, por recomendación de su suegro, ingresa como titular de la ANSES, cargo que ocupará hasta 2007 y que mantuvo bajo presidencia de Néstor Kirchner, cuando va al territorio de los barones del conurbano a competir por la intendencia de Tigre. Cargo que asume hasta julio de 2008, cuando entra como jefe de gabinete de CFK. En 2005 es elegido diputado nacional, apoyando la lista de Cristina que en ese momento competía con Hilda “Chiche” González de Duhalde, pero renuncia a la banca para seguir al frente de la ANSES. Es allí donde empieza a tejer una red de relaciones con intendentes, empresarios y banqueros como Jorge Brito, entonces titular del Banco Macro y presidente de ADEBA.

Detengámonos un momento, porque en este período hubo un salto más, del duhaldismo al kirchnerismo: “Cuando Duhalde ungió a Néstor Kirchner como su delfín, Massa pasó del viejo duhaldismo al incipiente kirchnerismo como uno más de los funcionarios de una transición pactada con un gabinete de ministros que se repartía por mitades entre bonaerenses que tributaban al padre de la criatura y santacruceños y leales al nuevo presidente”, explica Genoud. El poder por delante, los principios por detrás.

Al lado del camino: Tigre

En las elecciones de 2007, Massa se presenta como candidato a intendente en Tigre, en una lista en alianza con el FdT, en otra herencia de Pato Galmarini y que incluso dicen, lo afilió al Club Atlético Tigre cuando era hincha de San Lorenzo…

Tal era la fascinación de Massa por Miami que convirtió a Tigre en su sucursal bonaerense. Negocio inmobiliario, concesiones a empresarios amigos a costa de la destrucción del medioambiente, limitar el acceso al Delta sólo a un grupo privilegiado de countries a costa de inundaciones en los barrios humildes. El modelo Massa, de exclusividades y lujos, típica herencia menemista.

En 2008 deja al mando a Julio Zamora, mientras asume como Jefe de Gabinete de Ministros de Cristina Fernández de Kirchner. En julio de 2009 renuncia nuevamente para volver a Tigre y deja en el gabinete a Aníbal Fernández. Ya por este año empiezan las discrepancias al interior de la coalición que formaba parte, y nace el germen de la conformación de su propio espacio político.

Giros: Frente Renovador

“Creo que me voy a largar a jugar”, le dijo Massa a Vila y Chupete Manzano, en una de sus reuniones previas al lanzamiento del Frente Renovador. En 2010 crea el denominado «Grupo de los 8» con barones del conurbano que iban a ir en una lista aparte del Frente para la Victoria para competir en 2013. Lo logra. Con ese capital, se lanza en 2015 a las presidenciales.

Suma a José Manuel de la Sota y Roberto Lavagna. Incluso pensó en incorporar a la UCR para 2015, pero habían cerrado previamente con Mauricio Macri creando Cambiemos. Tercero en las presidenciales, en el ballotage llamó a votar a Macri (!) e intentó mostrarse en la gestión macrista como la oposición “considerada”. De aquí, su famosa foto con Mauricio en el Foro de Davos. A pesar de que Marcos Peña lo haya considerado “la persona menos confiable del sistema político argentino” e incluso Macri le haya dicho el “ventajita”, amigos son los amigos.

2017, nueva oportunidad de presentarse como senador, arma 1País junto a Stolbizer, pero los resultados no le fueron favorables. Vuelve, a rearmarse para la carrera rumbo a 2019 impulsando la idea de una PASO peronista, codeándose con Miguel Ángel Pichetto, Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti por el país.

Pero la decisión estaba cerrada: CFK anunció en 2019 a Alberto Fernández como candidato a presidente. Massa fue acercándose entonces más y más al kirchnerismo. Quizá el dato más relevante sea que Alberto Fernández mismo fue el jefe de campaña de Massa en 2015, y quien permitió su reconciliación con el ala camporista. Massa, el mismo que usaba “camporista” casi como un insulto.

Sigamos bailando amor, después todo se olvida: al Frente de Todos

Borrón y cuenta nueva, la destrucción del país en manos del macrismo y la quietud de la burocracia sindical, en donde tiene grandes amigos, lo hizo estar presente en las listas del Frente de Todos en 2019, donde terminó coronado como presidente de la Cámara de Diputados. Cargo que asumió hasta hace poco, cuando la crisis política de la coalición gobernante lo volvió a consagrar como superministro. En un contexto con números al rojo vivo: salarios y jubilaciones en pérdida, inflación sin control, el BCRA sin reservas y ajustazo a la órden del FMI.

Como parte del plan de ajuste que anunció hace unos días, hoy Massa cuenta con una variable que no contenía Guzmán: el apoyo – al menos por ahora- de CFK. El ajuste que se viene es muy grande, y el hombre del círculo rojo quiere cumplir con el Fondo. Eso sí, a los agroexportadores, con quien tiene buenos diálogos y relaciones, no para de hacerles concesiones y se vendrán mayores, para conseguir los dólares necesarios vía la liquidación del stock de soja, que se encuentra con precios en niveles récord.

Este sábado por la noche vía Twitter ratificó el Massazo: sus prioridades son “techos de gasto” público, fijar los «topes al ingreso de personal», mayor tarifazo, recortar programas sociales y beneficiar a las empresas. Una hoja de ruta para cumplir las metas con el FMI. Una total y absoluta estafa a millones que vieron en el Frente de Todos una alternativa al macrismo, y que hoy ven con preocupación cómo no se llega a fin de mes. 

Por eso, uno de los desafíos políticos más importantes es barrer a quienes nos trajeron a este desastre. 

Ahora que busqué y ahora que encontré: izquierda, antídoto contra el escepticismo

Tal como expresaron Cele Fierro y Alejandro Bodart en su carta abierta: “Compañera, compañero: es hora de transformar tu decepción en voluntad de iniciar un nuevo camino. No tenés por qué tragar más sapos”.

Ni el gobierno que no tiene más remedio que Massa, ni la oposición de derecha que quiere profundizar aún más el ajuste son opción. Para que podamos aplicar las medidas que hacen falta ante la gravedad de la crisis, hace falta que decidamos nosotros, las y los trabajadores y el pueblo pobre. A quienes siempre tienen como variable de ajuste.

La inflación de nuestro costo de vida, la depreciación de salarios y jubilaciones, el aumento de tarifas, todo necesita de un plan de emergencia que hoy solo lo propone la izquierda. Que empiece por asegurar ingresos suficientes en los hogares, congelar las tarifas, que se retengan los dólares que se van del país. Se puede, claro, si se suspende el pago de la fraudulenta deuda, se nacionaliza el sistema financiero, aumento urgente de salarios indexados por inflación y se estatizan los servicios públicos con control de trabajadores y usuarios.

Este tipo de decisiones de emergencia, van en contra de los intereses de los grandes amigos de Massa: los bancos, corporaciones, privatizadas y especuladores. Por eso, el camino para enfrentarlos es a través de la movilización, grande, inmensa, como lo fue el Argentinazo, para que de una vez se vayan todos. Y que no vuelvan los mismos de siempre, que como vimos se reciclan y vuelven. Sino a través del adelantamiento de las elecciones a una Asamblea Constituyente libre, soberana y democrática, para decidir democráticamente todo. En el camino de los que nunca gobernamos: las y los trabajadores.

Es posible y necesario, hoy más que nunca. Seamos un antídoto contra el escepticismo, fortaleciendo estas ideas y propuestas en el MST dentro del Frente de Izquierda, para esa pelea que tiene todo por ganar.

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