viernes, 19 abril 2024 - 16:41

Editorial de Cele Fierro. Empezó el gran acuerdo nacional

La represión en Guernica fue la muestra de voluntad del gobierno hacia los grandes grupos económicos, a los sectores de la política tradicional reaccionaria y para la “corpo” mediática, de que quieren poner en pie el gran acuerdo nacional.

Los condimentos de este acuerdo social, político y económico que están cocinando, fueron las balas; los gases; las topadoras y el fuego en las casillas; la represión del gobierno nacional y popular contra los que no tienen vivienda, muchos sin trabajo y ahora ni siquiera con un pedazo de tierra para construir un futuro digno. Todo para dar la señal de que defienden la propiedad privada, que defienden los intereses de quienes hacen negociados con las tierras, aunque no puedan demostrar la propiedad de las mismas. Digan lo que digan, defienden los intereses de la burguesía parásita.

Y empiezo por acá, para poder graficar lo que significa este acuerdo. Las miles y los miles que confiaban en este gobierno que decía en sus discursos que vino a dar respuesta a los que menos tienen, que empezaban por los últimos para llegar a todos, que estaban del lado de los que no tienen nada; seguramente habrán estado horrorizados, decepcionados, y como nosotras y nosotros con mucha bronca, rabia, viendo como avanzaba la Bonaerense contra las familias, destruyendo lo poco que tenían. La orden del desalojo fue judicial, pero quiero ser clara: el desalojo fue una decisión política, porque con Sergio Berni a la cabeza, se ejecutó. Respuesta al problema habitacional, ninguno. Esa es la primera muestra del acuerdo, porque los sectores a los que llama Cristina Fernández de Kirchner en su carta son, a quienes hay que tocarle los intereses, eliminar sus privilegios, para así dar respuestas reales a los que menos tienen. Y con estos hechos, dan garantías de que a quienes están cuidando, es a ellos. Veamos.

En su carta, la vicepresidenta, dice que el grave problema que tiene el país, haciendo referencia fundamentalmente a la economía, es imposible de solucionar sin un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la República Argentina. Nos guste o no nos guste, decía, es una realidad y con ella se puede hacer cualquier cosa menos ignorarla.

Obvio que a nosotros y nosotras no solo no nos gusta, sino que no compartimos en lo más mínimo. En una sociedad de clases, no es posible un acuerdo que favorezca a todos por igual. Por eso toda unidad nacional termina siempre bajo el programa y los intereses de los sectores poderosos. Además, como ya estamos viendo con el “aporte solidario”, ningún sector dominante está dispuesto a ceder ni un poquito de sus privilegios. Por eso, siempre, detrás de la supuesta unidad nacional, se pone a las y los trabajadores y sectores populares, detrás de los intereses de los grandes grupos económicos. Sigamos.

CFK pone como uno de los puntos centrales de este acuerdo la necesidad de contener el dólar. Pero ¿dónde están los dólares?, ¿quiénes son los que los tienen y cómo puede contenerse? Para contener el dólar, uno de los puntos a los que hace referencia Cristina, es avanzar en cambiar de manos el manejo de las divisas que se obtienen con las exportaciones y controlar efectivamente las importaciones, y eso se logra con el manejo por parte del Estado del comercio exterior. ¿Qué quiere decir esto?, que lo que hoy está en manos de los privados, el ingreso de divisas por exportación, por ejemplo, lo haga un ente estatal. ¿Qué unidad nacional se puede hacer con las agroexportadoras que se benefician de que este negocio esté en manos de las privadas? Para controlar el dólar, además, hay que nacionalizar todo el sistema bancario, ¿se puede lograr la unidad nacional, este acuerdo con los banqueros, especuladores, con los capos de la bicicleta financiera? Creo que está claro que por ese lado no van a querer acordar absolutamente nada. Pero sigamos.

¿Creen que se puede hacer un acuerdo con los jefes del extractivismo, del agronegocio, de la megaminería, el fracking y que se incluya a las comunidades afectadas por estos emprendimientos? Se imaginan a las familias, maestras, a les niñes, a las comunidades que luchan para que dejen de fumigar sobre las escuelas y los pueblos, ¿sentados acordando con estos sectores que, por supuesto, no van a dejar de profundizar el saqueo, el envenenamiento de nuestros territorios y pueblos? Lo único que les interesa, es seguir viendo acrecentar sus ganancias.

Con quien queda claro que no van a tener ningún problema en acordar, es con la burocracia sindical que hoy está completamente ubicada en las filas del oficialismo gobernante. El tema está en preguntarse, esa burocracia, los que supuestamente representan a la clase trabajadora, esos que hace años no trabajan, que están atornillados a sus sillones y les sobran privilegios, ¿van a velar por los derechos de los trabajadores? Está claro que no, no lo hacen ahora. No lo hicieron durante el gobierno de Macri que no movieron ni un dedo. Tampoco lo van a hacer bajo un acuerdo nacional. Porque para ese sector también  están primero sus privilegios. Y por eso van a enfrentar a quienes nos opongamos. Nuestra tarea es seguir fortaleciendo la organización de nuestra clase de forma independiente a estos gobiernos, desbordando a las direcciones sindicales traidoras.

Un acuerdo con todo el arco político opositor, el mismo que denunciaban que hundió al país y empobreció a las mayorías, ¿por qué hoy sería una solución para las y los de abajo? Este acuerdo, la verdad, ya se viene gestando, ¿por qué creen que aún no hay aborto legal? Acuerdo con la iglesia reaccionaria. O ¿por qué aún seguimos esperando el impuesto a los ricos? ¡Desde abril! O ¿por qué creen que salió en diputados la aprobación del proyecto de Presupuesto 2021 a la medida del Fondo y Juntos por el Cambio se abstuvo para que pasara?

El acuerdo significa más beneficios para empresarios y más ajuste y represión para les trabajadores y el pueblo. Por eso, hace falta otro camino, donde los principales intereses y derechos que se resguarden sean los de la mayoría.

Frente a la “unidad nacional” que nos propone CFK, tenemos que plantearnos la unidad de todos aquellos y todas aquellas que de verdad queremos avanzar en cambios de fondo, que no queremos más represión a los que no tienen nada, que no queremos que siga creciendo la desocupación, la pobreza, que no queremos más que nos sigan contaminando, matando. Somos aquellos que no queremos que se le sigan cuidando las ganancias al Fondo Monetario Internacional y los buitres a costa de nuestro explotación.

En esa unidad tenemos que estar la izquierda política y social, los movimientos anti represivos, los trabajadores, las trabajadoras que enfrentan a la burocracia sindical, las agrupaciones socioambientales, feministas, de derechos humanos. Y ahí tienen un lugar también, las miles y los miles de luchadores y luchadoras que se están desencantando con el Frente de Todos y buscan construir una alternativa superadora.

A ellas, a ellos, a elles quiero decirles que podemos entre todes fortalecer una herramienta política que tenga como norte el fin de la opresión y de toda explotación, en el camino de la construcción de una sociedad realmente igualitaria. Para nosotras, para nosotros es una sociedad socialista.

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