jueves, 3 julio 2025 - 18:24

Dólar. Crecen las dudas sobre el plan económico de Caputo

La fantasía de la “motosierra dolarizada” choca cada vez más con la cruda realidad: los dólares no aparecen, la recesión golpea sin piedad y hasta el JP Morgan empieza a marcarle la cancha al superministro Luis Caputo. El plan oficial, que se sostenía con parches y retórica de confianza ciega en el mercado, hoy tambalea ante la falta de reservas, la retracción del consumo y la presión de sectores que ya no quieren seguir sosteniendo el experimento mileísta.

El fuego amigo de Wall Street

Esta semana el JP Morgan, uno de los grandes bancos de inversión globales y faro de la especulación financiera internacional, sacudió al gobierno con un duro informe que prácticamente bajó el pulgar al programa económico. Calificó de “insuficientes” los avances para estabilizar la brecha cambiaria y encendió luces rojas sobre la sostenibilidad de la deuda en pesos y la deuda con el FMI. En otras palabras: hasta los campeones del libre mercado le empiezan a soltar la mano a Caputo.

En paralelo, la baja de tasas del Banco Central —buscando calmar la recesión— hizo crujir el ancla monetaria en la que se apoyaba todo el plan de estabilización. El resultado es un cóctel explosivo: reservas que no crecen, inflación que sigue viva, y el dólar blue que vuelve a encender alarmas.

El “dólar colchón” que no despega

La otra pata del modelo, la apuesta al “dólar colchón” vía retención de divisas del campo, también hace agua. Tras meses de retenciones reducidas y promesas incumplidas, el sector agroexportador empezó a reclamar el levantamiento total de las retenciones, advirtiendo que con la vuelta de las alícuotas plenas no van a liquidar en los niveles esperados. Los exportadores calculan unos USD 7.500 millones para este mes, pero con trabas y precios que no cierran, esa cifra podría recortarse, complicando los planes oficiales de acumular reservas.

Los productores ya hicieron sentir su presión: la Mesa de Enlace y varias entidades rurales advirtieron que el campo “empieza a alzar la voz” y amenaza con retacear la liquidación si el Gobierno no cumple las promesas. La desconfianza crece y la vieja tensión entre el capital agrario y la política estatal vuelve a encenderse, con Milei ubicado del lado del agronegocio pero sin poder garantizarle las condiciones que exige.

Caputo en modo negación

Frente a semejante escenario, Caputo eligió la estrategia más conservadora: negar la realidad. Sostiene que la brecha cambiaria está “controlada”, que la inflación “bajará” y que no hay riesgos de sobresaltos. Sin embargo, el propio mercado lo desmiente. En la Ciudad el blue ya amagó con superar los $1400, mientras los dólares financieros suben con ritmo sostenido, y la brecha se mantiene arriba del 35%, demostrando que la confianza prometida no llegó.

Además, la economía real no da respiro. Los indicadores de consumo, industria y empleo se siguen desplomando, arrastrando a miles de trabajadores a la angustia cotidiana de no llegar a fin de mes. Ni el relato épico del ajuste ni el supuesto “shock de confianza” alcanzan para mover la rueda productiva, y la recesión profundiza el espiral de estancamiento y caída.

Una crisis anunciada

Lo que sucede no es ninguna sorpresa. El plan Milei-Caputo, diseñado a medida del gran capital financiero, sólo podía traer más desigualdad, hambre y concentración de la riqueza. Prometieron que el libre mercado resolvería mágicamente la macroeconomía y hoy vemos el resultado: la mano invisible no aparece, el poder financiero empieza a tomar distancia y la economía real agoniza.

En este marco, la voz de las organizaciones populares y sindicales cobra más vigencia que nunca. Solo la movilización unificada y la lucha consecuente podrán frenar este ajuste feroz, defender los derechos conquistados y pelear por una salida de fondo que priorice la soberanía económica, el trabajo digno y la redistribución de la riqueza.

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