viernes, 26 abril 2024 - 20:37

Disney. Blancanieves y el beso de la discordia

Días atrás las redes se convulsionaron en el marco de la reapertura del parque temático Disney en California. Una renovación de la clásica historia de la niña que muerde la manzana envenenada trasladado al juego Snow White’s scary adventures finaliza con el beso salvador del príncipe azul. Y eso disparó la polémica, ¿se puede seguir insistiendo en un acto erótico sin consentimiento? ¿Quería o no quería la joven perseguida por su madrastra y yaciente en su ataúd de cristal que el jinete apuesto la besara en la boca?

En los tiempos del #MeToo, el #NiUnaMenos y toda la gama de movimientos por los derechos de las mujeres y las minorías a decidir sobre su cuerpo, la multimillonaria empresa de entretenimiento para chicos vuelve a quedar fuera de escuadra. Las periodistas Katie Dowd y Julie Tremaine del medio SFGate metieron el debate en un tuit luego de haberlo visitado.

Los símbolos del amor romántico

El corazón del patriarcado se nutre de símbolos y estereotipos. La heterosexualidad como norma, la familia monogámica heteroparental, el amor romántico como modo de erotismo, en particular para las mujeres, se estructuran sobre las bases de desigualdad y doble explotación que venimos denunciando desde el colectivo de lucha feminista y de las disidencias desde hace décadas.

Pero fueron las movilizaciones masivas en el mundo, desde las polacas contra el intento de abolir el derecho al aborto, pasando por la ola verde en Argentina, siguiendo con Las Tesis de Chile y cientos de manifestaciones multitudinarias a lo largo de los continente, las que marcaron a fuego y pusieron en jaque todo el andamiaje que el capitalismo con su co-equiper patriarcado nos impusieron bajo la naturalización del rol femenino.

Es de esperar que maquinarias como Disney con un alcance a millones de casas, o en este caso con cientos de visitas a sus shows, insista con las rémoras de ciertas convenciones. En definitiva es un tremendo emporio que cotiza en billones en la bolsa.

Muchas y muchos dirán que con la crisis mundial venir a fijarse en semejante bobera no tiene lógica.

Cierto es que nadie dice lo que la empresa vino de hacer el año pasado: despidió cerca de 32.000 empleados de sus parques aduciendo pérdidas en este sector. Si uno busca, resulta ser que efectivamente cerró su balance 2019- 2020  con U$S 2.832 millones abajo. Pero en 2018 obtuvo una ganancia de U$S 11.054 millones y en la época de las plataformas virtuales resultó que sus abonados llegaban a fines del año pasado a 74 millones. Una moneda acumulada que por el momento el frizado Walt no podrá disfrutar pero que sus representantes saben explotar.

Pero volviendo a la polémica, además, en la historia original no aparece el mentado beso. Los hermanos Grimm, filólogos alemanes que en las primeras décadas del siglo XIX recopilaron los relatos orales y el folclor germano, documentaron este y otros tantos relatos que se transformaron en los clásicos del canon infantil. Incluso se sabe que en la Alemania de Hitler fueron utilizados como propaganda nazi. Las versiones dan para todo.

De hecho, del lado de los defensores del beso no consensuado, un especialista de los films clásicos del cine norteamericano explica con sesgo psicológico el por qué de este arrebato salvador por parte del príncipe.

Según Leonardo D’Espósito, «La protagonista es una niña de quince años, lo ‘besa’ a su manera: ella es la que besa una paloma y la envía a besar los labios del caballero. Es decir… ella da el primer paso en el sentido físico del término. Cuando al final llega el beso, responde al deseo primigenio de un amor puro que tiene el personaje».

A la hora del debate, como en todos ellos, habrá quienes sostengan que a los clásicos no hay que andar haciéndoles modificaciones “raras”.

¿Cuestionar una ficción es cancelarla? En todo caso, el punto aquí es poner en tensión temas de primer orden en la lucha de género, incluso abre al tratamiento de la implementación de la ESI ya, para abordar junto a los más pequeños, adolescentes y jóvenes estas polémicas.

Contradictoriamente en el país del norte donde las tecnologías son de punta y todo brilla, parece no haberles llegado la contracultura que aquí se ganó un lugar importante.Toda la saga de publicaciones Antiprincesas hacen las delicias de infancias y no tanto, en una perspectiva de tirar por tierra la romantización de los roles femeninos.

Y si de versiones se trata, ninguna antípoda tan potente como la del videoclip de los también germanos Rammstein, en su tema Sonne.

Aquí la Blanca Nieves esclaviza a los enanos para que extraigan oro que luego ella esnifa con avidez mientras, de paso, le da unos chirlos que ellos por supuesto disfrutan sin ningún beso mediante.

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