sábado, 4 mayo 2024 - 12:18

Día Nacional del Tango. Una epopeya de 140 años

Orlando Restivo

Dirigente de CICOP y escritor. Historiador de Piazzolla

El 11 de diciembre es el aniversario del natalicio de Carlos Gardel y Julio de Caro. Estos dos próceres del tango simbolizan justamente el momento en el que el tango pasó de ser un ritmo de taitas y cuchilleros de las orillas porteñas (suburbios) a ser una música profesional, artística y técnicamente moderna. En 1917 Gardel inaugura el tango-canción y en 1924 de Caro la renovación tanguera. Ambos coexistieron en lo que en este artículo se sindica como la verdadera época de oro y no la del 40 como afirman muchos. Sí fue esta última la más popular y masiva, pero no la mejor.

Los historiadores populistas del tango, identificados políticamente con el peronismo ponen el acento en los años 40. Los historiadores serios valoran profundamente la década del 20 y la revolución tanguera de Piazzolla precedida por las reformas de De Caro, Pugliese, Salgán y otros. Los tradicionalistas niegan que el tango haya cambiado con el tiempo y los mercantilistas sostienen y difunden el tango for export, un deleznable producto comercial.

La Unesco declaró en 2009 al tango Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. No es para menos, junto con el jazz y el rock es de los pocos folklores urbanos o metropolitanos que se hicieron universales. El tango está en los cinco continentes. Y se escucha, baila y canta más en el exterior que en Argentina. Nadie es profeta en su tierra. Pero el tango dejó hace tiempo de ser exclusivamente argentino. Así como hay rock nacional en nuestro país y este difiere sensiblemente del anglosajón, así el tango en Italia, España, Alemania, República Checa, Croacia, Finlandia, Rusia, Medio Oriente, Japón, etc., difiere del argentino.

Un tango igual a sí mismo: mitos

Extrañas razones que, no obstante, tienen sus explicaciones, hicieron que se construyan diversos mitos con relación al tango, afirmados y arraigados en el tiempo. El mito número uno es el del tango igual a sí mismo, que siempre fue igual, nunca cambió. Este mito nació en la tradición tanguera de arrabal y se explica por el atraso cultural de los suburbios en 1880, límite de la pampa gaucha, habitado por lúmpenes y desclasados, gauchos y chacareros. Pero este mito fue adoptado por el establishment tanguero de los 40 con la única finalidad de perpetuar el negocio discográfico, teatral, cabaretero y fílmico del tango “tal como era”. Nada más lejos de la realidad que se quiso imponer. El tango cambió siempre. Tanto más cuanto más se avanzó en su construcción como folklore urbano metropolitano, cuando salió de la aldea, del arrabal, del culto canyengue y se hizo bien urbano, profundamente citadino y música de y para el mundo, coincidente con la expansión y desarrollo de una clase obrera urbana conformada por obreros inmigrantes de Europa con una profunda conciencia de clase. El tango es resultado de una fusión cosmopolita única solo comparable al jazz o la bossa nova. El tango igual a sí mismo —digno de los principios kantianos— es opuesto al verdadero tango que se transformó una y otra vez en 140 años —digno de la lógica dialéctica, la lógica hegeliana y la marxista—. Luego veremos los períodos en los que se dividen estas transformaciones y cómo fueron y cómo se construyen con una teoría que aquí se denomina la teoría de la metamorfosis.

El otro mito esencial al establishment es que el tango es “para machos”. Un tango machista y patriarcal con un modelo sexual hetero y cis donde la “mina” es la culpable de todo. Este tango está hoy claramente en retroceso y a punto de desaparecer.

Los períodos del tango

La Academia Nacional del Tango —por años presidida por Horacio Ferrer— que además de gran poeta y colaborador de Piazzolla fue un profundo investigador de la música porteña y rioplatense —faceta poco conocida del poeta uruguayo— clasificó el tango en diversas épocas o etapas. En este trabajo adaptamos esta al concepto evolutivo y transformador.

A modo de resumen podemos mencionar:

  1. Prototango: de 1880 a 1900. Tango predominantemente rítmico y primitivo, festivo, surgido en ambiente lupanar o prostibulario; sus prototipos eran Rosendo Mendizabal, Casimiro Alcorta, Ernesto Ponzio, el mulato Sinforoso, Flora Gobbi, Antonio Podestá, Juan Filiberto, entre otros. Predominan los cuartetos y las cuerdas
  • La Guardia Vieja: de 1900 a 1920- 25. Tango más elaborado, surgen las orquestas típicas y se incorpora el bandoneón que le da el sonido tanguero por antonomasia. Las más célebres formaciones de esta época son las de Ángel Villoldo, Vicente Greco, Juan Maglio “Pacho”, Eduardo Arolas, Agustín Bardi, Juan de Dios Filiberto, Samuel Castriota, Roberto Firpo, Juan Carlos Cobián, Francisco Lomuto, Enrique Delfino, Enrique Saborido, Vicente Loduca. Los poetas: Enrique Cadicamo, Celedonio Flores, Pascual Contursi. La figura estrella de esta etapa es sin duda el naciente Carlos Gardel que en 1917 inauguró el tango-canción grabando Mi noche triste de Samuel Castriota y Pascual Contursi. Pero sin duda el genio más prominente de entre decenas de compositores fue Eduardo Arolas que compuso más de 100 temas en 7 u 8 años entre los cuales se destacan los maravillosos tangos Derecho Viejo, El Marne, Comme il Faut y La Cachila.
  • La Nueva Guardia o renovación tanguera: de 1924- 25 a 1937- 39. Se caracteriza por un estilo muy refinado de tangos técnicamente superiores que incorporan las técnicas musicales europeas y notas de jazz. De Caro impone el compás en 4/8 y en algunos temas el 3/3/2 típico de la era piazzolliana. El tango se hace completamente profesional y se exporta al mundo, en especial se radican decenas de músicos y bailarines de tango argentinos en París, del cual surgen legendarios temas que evocan la ciudad luz como Madame Ivonne, Margarita Gauthier, Griseta, Canaro en Paris, Muñeca Brava. Sus protagonistas fueron: Eduardo Arolas, Carlos Gardel (ambos cabalgaron la vieja y la nueva guardia), Julio y Francisco de Caro, Pedro Laurenz, Pedro Maffia, Ciriaco Ortiz, Osvaldo Fresedo, Francisco Canaro. Surgen los reformistas Pugliese, Troilo y Vardaro. Los poetas son Alfredo Lepera, E. Cadicamo, Enrique Santos Discépolo.
  • El auge tanguero o edad de oro: de 1940 a 1955. Es la época de mayor popularidad del tango. Hay mega orquestas semejantes a las clásicas o sinfónicas. Se calculan 200 en todo el país concentradas mayoritariamente en la metrópoli porteña y las grandes ciudades como Rosario, Córdoba y Mar del Plata. Predominan las típicas de Osvaldo Pugliese, Anibal Troilo, Jose Basso, Florindo Sassone, Miguel Caló, Juan D’arienzo, Alfredo De Angelis, Carlos Di Sarli, Armando Pontier, Enrique Mario Francini, Ricardo Tanturi, Rodolfo Biagi, Gabriel Clausi, entre otros. Aunque en la poética se hace referencia frecuentemente al amor y especialmente a la mujer como causal de males sentimentales, es en este período en el que asoman temas con mayor contenido social. Los poetas son Homero Manzi, Discépolo y Homero Exposito entre otros. Los temas más emblemáticos de esta década son Sur, Malena, María, Naranjo en flor, Cafetín de Buenos Aires, Pasional, La última curda, Pa’ que bailen los muchachos, Uno, Garúa, Garufa, entre cientos de temas. En 1946 Piazzolla forma su primera orquesta, antecedente de la revolución posterior con temas magistrales como El Desbande, Triunfal, Prepárense, Villeguita, Marrón y Azul, todos nombres que invocan la agitación piazzolliana. Y son célebres los tangos de Troilo: Inspiración, Che Bandoneón, Responso. Nace La yumba de Pugliese. 
  • La vanguardia del tango. Es un momento del tango clásico entre 1950 y 1955-57 que precede a la revolución de Piazzolla. Sus cultores son nombres poco conocidos pero muy geniales como Salgán, Plaza, Piana, Maderna, etc. Piazzolla integra este grupo en 1955 con el Octeto Buenos Aires. Pugliese también tributa a este movimiento. Representan la queja contra la alienación metropolitana y la resistencia a cierto inmovilismo del tango de los 40.
  • La decadencia o crisis histórica del tango. Héctor Dumas la llamó “la fatídica década del 60”. Contrasta la falta de proyección y cambios estéticos y técnicos con el aluvión del rock, el jazz, la música melódica, y hasta el folklore del interior. Hasta 1982 el tango vivió una especie de hibernación; aunque hay que destacar vanguardistas prominentes como Osvaldo Requena, Osvaldo Berlingieri, Ernesto Baffa, Rubén Juárez, Mario Bustos, Libertella y Stazo con el Sexteto Mayor, Emilio Balcarce, Julián Plaza con el Sexteto Tango, Néstor Marconi, Raúl Garello y una gran cantidad de cantautores. como Eladia Blázquez. Es contradictoriamente la década de la revolución de Piazzolla y el surgimiento del tango moderno
  • El renacimiento tanguero: de 1982-83 a 2000. Con la caída de la dictadura militar renace el tango con nombres como Raúl Garello, Emilio Balcarce, Néstor Marconi, Daniel Binelli, el espectáculo itinerante Tango Argentino que conquista Broadway y Europa con Juan Carlos Copes y María Nieves como bailarines y una multitud de músicos incluidos Garello, Pugliese y el propio Piazzolla. El tango sigue siendo clásico pero renovado en ritmos, coreografía y alcance internacional. Recupera parte de su popularidad y sobre todo empiezan a surgir exponentes nuevos en música y canción.
  • La era contemporánea: Se inicia en el 2000. En esta fecha se produce la eclosión del electro-tango con un grupo paradigmático, fundador de esta corriente: el conjunto Gotán Project, formado inicialmente por Eduardo Makaroff (Argentina.), Phillipe Cohen Solal (Francia) y Christophe Muller (Suiza) al que después se agregaron (2003) Lini Cruze (Dinamarca), Gustavo Beytelman (Argentina) y Nini Flores (Argentina) para algunos trabajos especiales. Este grupo y otros que surgieron a posteriori como Tanghetto, Bajofondo —grupo del maravilloso y multifacético Gustavo Santaolalla—, San Telmo Lounge, Santa María del Buen Ayre, Ultratango, Narcotango y muchos más llevaron el tango a la dimensión de la fusión con jazz-rock, a la electrónica y al universo tecno y DJ. Esta absoluta innovación pos-piazzolliana le dio al tango moderno un perfil bien contemporáneo, bien siglo XXI y lo internacionalizó aún más. Pero en el mundo vernáculo y porteño crecieron como hongos decenas de nuevos conjuntos musicales de un tango que combina clasicismo con modernidad. Entre los más destacados e insignes grupos tenemos a La Fernández Fierro y Astillero, ambas fundadas por Julián Peralta, quizás el compositor y director de orquesta típica más reconocido en lo que va del siglo XXI. Una especie de Pugliese de estos tiempos. En La Fernández Fierro se combina mucha fuerza e intensidad musical con una poesía urbana muy actual, Y si hay un tango moderno símbolo de estos tiempos, una especie de Su” de esta época ese es sin duda Andén de Astillero. Podríamos mencionar muchos más. A cantantes como Lidia Borda o Ramiro Boero, sin duda uno de los bandoneonistas pos-piazzollianos más refinados. En fin, habría mucha tela para cortar en el tango contemporáneo.

La teoría de la metamorfosis

La observación atenta de los períodos por los que atravesó el tango en estos 140 años demuestra que la teoría de la identidad del tango es tan absurda como irreal. Decía Piazzolla “en Argentina se puede cambiar todo, menos el tango”; pero afortunadamente se equivocó. Era totalmente justificable su queja y su enojo con los tradicionalistas; pero había que ver que el mismo tango de Arolas, De Caro —gran admirado e inspirador de Piazzolla—, Pedro Maffia y Pedro Laurenz, su amigo Pugliese y su maestro en las lides tangueras “Pichuco Troilo” era un tango cambiante y transformador. Que el tango como su madre —la ciudad de Buenos Aires— nació, creció y se desarrolló en etapas en la que a través crisis y confrontaciones estéticas, liricas, técnicas y culturales se fue dando paso de una a otra como las larvas, isocas y otras formaciones dan origen a la bella mariposa que despliega sus alas. Por eso la analogía de la metamorfosis (que no es kafkiana) da origen a la teoría que aquí se enuncia. La misma teoría se aplica a la génesis piazzolliana. 

Piazzolla y la revolución del tango

Un capítulo aparte —y sin duda de extraordinaria importancia— es la profunda y magnífica transformación del tango que llevó adelante el bandoneonista Astor Piazzolla. De la historia de esta transformación hay libros de sobra. Lo que hay que destacar aquí es que en la evolución del tango hay un antes y un después de Piazzolla y éste fractura el Muro de Berlín del tango. Lo despedaza y convierte el tango cristalizado de los 40 en un tango moderno, vivaz, cambiante y con perspectiva de futuro. Si el tango quedaba en los 40, moría. El gran bandoneonista marplatense lo salvó de una muerte segura y lo convirtió en internacional. (1)

Tango clásico y moderno

La separación de estos dos géneros es un hecho ineluctable. No se trata de meras diferencias de estilo ni de formato. Entre el tango clásico de los 40 —que aún se perpetúa— y el tango moderno hay un abismo. ¿Esto significa que el tango clásico es arcaico, vetusto, pasado de moda? No. Simplemente que debido a la evolución cultural y social esta forma estética y musical no atrae a la juventud ni a vastos sectores de la población. La modernización del tango clásico ha producido formas muy destacadas de música que tienen alta calidad. El tango moderno refleja la vida cotidiana, la actualidad, las preferencias de los sectores sociales masivos o populares de hoy; por eso tiene que tener una dosis de rap, de rock y, por qué no, de cumbia. Pero esto no invalida la belleza de los tangos de 1920 como una sinfonía moderna no invalida a Bach ni a Mozart. El tango moderno continuará la línea evolutiva y en unas décadas ya no lo llamaremos moderno, tendrá otro nombre y habrá otras formas o el tango perecerá.

¿Tango para machos?

Por último, es necesario que para que el tango sobreviva y atraviese esta cuarta ola feminista y disidente se aggiorne a los nuevos modelos de familia, de relaciones amorosas, de sexualidad y de perspectiva de género. El taita de 1900 —prototipo de varón machista y patriarcal de esa época— formó parte del tango como movimiento social y cultural de las primeras décadas del siglo XX. Muchos tangos de esos tiempos hablan de la “mina” traidora y taimada, abandónica de maridos y familias, de prostitutas y también muchos justifican el femicidio como A la luz del candil interpretado por Carlos Gardel: “Mi china fue malvada, mi amigo era un sotreta; cuando me fui a otro pago me basureó la infiel. Las pruebas de la infamia las traigo en la maleta: ¡las trenzas de mi china y el corazón de él!”. Pero el tango de estos tiempos no tiene esas letras ni ese enfoque. No obstante, estas interpretaciones siguen circulando en los ámbitos tangueros y es necesario abolirlas definitivamente. Por otra parte, el varón tanguero resultó un mito y se sabe que muchos de los taitas eran homosexuales encubiertos. En reacción a este machismo arraigado en la música ciudadana surgió en 2005 aproximadamente el tango queer. Aunque la teoría queer segmenta la lucha de las disidencias sexuales de la lucha social y de clase, en el tango la protección de las comunidades sexualmente diferentes está plenamente justificada. Hoy hay tango practicado por la comunidad LGBTI abiertamente público. Y también hay decenas de conjuntos de tango de mujeres. Si amamos el tango hay que combatir estos resabios arcaicos del patriarcado en la comunidad tanguera.

El tango del futuro será de lxs trabajadores y del pueblo, del feminismo y de la comunidad LGBTI, de los raperos, los rockeros, los jazzeros, los que quieren el arte libre o no será.

¡Viva el Día Nacional del Tango!

(1) Para más info ver el artículo: https://periodismodeizquierda.com/camino-al-centenario-piazzolla-y-la-revolucion-del-tango/

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