sábado, 4 mayo 2024 - 15:57

Día Mundial del Agua. Entrevista a Guillermo Folguera

Guillermo Folguera: «Hay toda una estructura actual de los conflictos socio ambientales que pone al agua en un lugar central» 

En el marco de las publicaciones por el Día Mundial del Agua conversamos con el biólogo, filósofo e Investigador del CONICET, Guillermo Folguera, a quien queremos agradecer por su predisposición.

A continuación, dejamos algunos extractos con sus aportes respecto a la lucha socioambiental, la situación del agua y la conexión con el extractivismo.

Cada 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua. Declarado por la ONU en el año 1992, a lo largo de los años los pueblos fueron tomando la fecha como día de lucha en defensa de este bien común fundamental para la vida del planeta. 

La situación en el mundo respecto al agua es caótica. Hay datos que son alarmantes. 

Respecto al acceso al agua potable, tres de cada diez personas -unas 2.100 millones- no tienen acceso a esta necesidad básica. Si esos datos los trasladamos a la Argentina, en el 2020 hubieron unos siete millones de personas -15% de la población- sin acceso al agua potable, y si vemos respecto al acceso a cloacas ese porcentaje se dispara al 40% de déficit. 

Otro de los puntos sensibles es el acceso al agua en términos de recreación, cada día hay más playas, costas y ríos inaccesibles. Los megaproyectos inmobiliarios, como el de la Costa Salguero en CABA, y los proyectos de privatización de playas son postales cada día más recurrentes. 

Por último, nos encontramos con diluvios e inundaciones históricas y en lugares nunca antes pensados que generan, una vez más, reales problemas para los sectores populares. 

Ante esa situación, le consultamos a Guillermo Folguera:

¿Son hechos naturales o tiene que ver con la relación modo de producción-naturaleza? 

«Hace poco me entrevistaban de un medio por un anuncio del año pasado que causó mucho revuelo, fue el ingreso al mercado de futuros de California del agua, o sea, el agua pasaba a ser un elemento más dentro de sistema de mercancías global al servicio de los grandes sectores financieros. Y me preguntaban qué pasaba con eso; y mi respuesta, que va de alguna manera concatenado con lo que vos preguntabas, es que evidentemente marca una novedad trágica. Cada vez que un producto entra a la timba financiera, quienes se ven dañadas ahí son las comunidades y la naturaleza, directamente impactadas. Ahora también, mi respuesta fue ‘acá estamos en continuidades’. No es que empieza la mercantilización del agua ahora, y recordaba que escuché por primera vez el tema de los conflictos por el agua en una excelente exposición de Ana Ester Ceceña allá en Porto Alegre a comienzos del 2000, en la que hablaba de cómo justamente los conflictos iban a ser en torno a los bienes comunes. Yo ya estaba involucrándome en temas socio ambientales, la comprendí conceptualmente pero nunca me hubiera imaginado que 20 años después prácticamente todas las luchas tienen a los bienes comunes como centrales«.

Continuó: «En el caso particular del agua, si nos detenemos en el caso de argentino, el agua está prácticamente como elemento central. Cuando uno habla de fracking, de megaminería, de los agro negocios o de las mega factorías de cerdos, de las deforestaciones o las plantaciones de pino; cuando uno habla del extractivismo marino, la salmonera o los incendios, todos los conflictos que acabo de mencionar tienen directamente involucrado al agua, y tienen como consecuencias directas o bien una apropiación del agua o bien un efecto directo de contaminación o bien tienen una mercantilización directa, a partir del embotellamiento. Hay toda una estructura actual de los conflictos socio ambientales que pone al agua en un lugar central».

«A partir de un proyecto que estamos haciendo con dibujantes y humoristas, intenté esquematizar algunos de los conflictos. Me comuniqué con compañeros y compañeras de luchas de todo el país y hablaba con Fabiana, una compañera de Río Negro, le preguntaba qué situaciones están viviendo ahí. Me decía: ‘Mira, acá en los ríos los estudios del agua muestran desechos de los agro negocios de la mega minería y el fracking’. Si entendemos que esto es una gran tragedia, orquestada en torno a los negocios, con la complicidad de un sistema político que para estas cosas no tiene grieta, yo creo que lo ubica en un lugar prioritario. Todavía la sensación es que falta».

«Esta semana vamos a tener dos fechas emblemáticas, el lunes 22 de marzo el Día Internacional del Agua y el 24 de marzo el Día de la Memoria, Verdad y Justicia, a partir de lo que el 24 de marzo de 1976. Cuando empezamos a comprender los procesos como un todo, entendemos perfectamente que no hay depredación sin represión, y que la represión viene acompañada directamente de formas de apropiación. Entonces, comprender ese combo, comprender que esta semana vamos a tener dos fechas tremendamente importantes de estar movilizados en fin de ponerlas en diálogo, no quizás con la claridad que tendría que ser, pero con la promesa política de que eso seguramente se va a hilvanar de la forma que estamos requiriendo y que la lucha por los derechos humanos y la lucha socio ambiental tiene que ser la misma. Una lucha política en torno a cómo estamos viviendo y cómo necesitamos vivir creo que se vuelve profundamente emblemático y necesario». 

Si bien ya venía imponiéndose en agenda desde antes, con la actual pandemia se puso aun mas la lupa hacia lo que conlleva el cambio climático y su impacto en la vida cotidiana. Cada vez más sectores de la sociedad que se están involucrando en la defensa del medio ambiente, y esto lleva a distintos sectores políticos y sociales a tener que posicionarse respecto al tema. Frente a esta breve afirmación, le consultamos al biólogo e Investigador del CONICET qué análisis hace. 

Folguera respondió: «Yo creo que estamos viendo un momento de una intensidad y una fragilidad que nos cuesta auto percibir. Creo que se han abierto muchos debates que estaban ocultos. Por ejemplo, las preguntas políticas en torno a nuestra salud o en torno al ambiente, que tienen un montón décadas de lucha en nuestro país, yo creo que hoy se expresan con mucha claridad. Y se expresan no solo en determinados sectores particulares que ya venían comprometidos, sino que se expresan en comunidades organizadas, se expresa en un imaginario que ya no pudo seguir actuando como si esos temas no fueran parte del día a día. Y se expresan en la agenda. La gravedad de los acontecimientos, además, en el caso particular de Argentina tuvo correlatos dramáticos en el marco de lo que fueron los grandes incendios, causantes de la pérdida de dos tercios de los territorios en nuestro país, sin responsables, con una complicidad activa del sistema político, con diferentes causas que lo motivaban, se hablaba en Córdoba de negocios inmobiliarios; el agro negocio en Santa Fe y Entre Ríos o el corrimiento de los sectores ganaderos a la zona de las islas. En la zona de la Patagonia ahora, donde se combinan sectores inmobiliarios, ataques a los mapuches, la megaminería que está afrontando ahí como fantasma o como hecho pero que está ahí y se sabe que son parte de los motores. Es todo un combo en el caso de Argentina que impide lecturas rápidas y sencillas respecto de la situación. Pero que a su vez tiene también como nunca a la población argentina movilizada, con una historia además de lucha socio ambiental que también es importante que se conozca más que nunca. Así que yo creo que es un momento impresionante el que estamos viviendo, tremendo de ser vivido y tremendamente desafiante para los que estamos tratando de organizarnos».

Para finalizar la entrevista, Guillermo Folguera agregó: «Lo último que me animaría a decir es que tenemos un desafío político en nuestra organización. Ya no solo mirando como el poder actúa. Creo que vamos a necesitar a muchos sectores, la gravedad de la situación lo amerita, las resistencias son diversas. Me parece que vamos a necesitar la sabiduría política de ver cómo articulamos en la diversidad; pero no solo como obstáculo, sino la diversidad como oportunidad. Tenemos la necesidad enorme de entender que el sistema político actúa homogeneizando en todo sentido las formas productivas, sanitarias, de distribución del espacio, lo que comemos, y creo que las alternativas de nuestro lado tienen que involucrar la diversidad hacia adentro. Entonces qué significa: articular con sectores que se configuran de una lógica partidaria, con sectores que no se articulan de una lógica partidaria, con pueblos originarios, con luchas de derechos humanos, con el movimiento estudiantil, feminista, con trabajadores, con profesionales. Creo que ahí tenemos un enorme desafío. Quiero creer que vamos a estar a la altura de la circunstancia y quiero creer que vamos a ser capaces de aprender. Creo que tenemos una cuestión muy grande de aprendizaje, la situación no da para desasidos tropiezos de nuestro lado».

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