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Por segunda vez en el gobierno de Milei y Pirovano se celebra el Día del Cine Nacional. Al igual que el anterior, pero peor, poco queda para celebrar con parálisis en el sector y un gobierno orientado a la destrucción del INCAA.
La efeméride es necesaria. Hoy 23 de mayo es el Día Nacional del Cine. La fecha se conmemora por la proyección, en 1909, de la primera película argumental nacional, “La Revolución de Mayo”, dirigido por Mario Gallo. La producción cinematográfica en Argentina comienza con películas de documental observacional desde 1897, porque el cinematógrafo de los Lumiere llegó rápidamente a la Argentina.
Nada para festejar
Más allá del hecho histórico poco hay para festejar hoy: Cero producciones durante el año de Pirovano a cargo del Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales, INCAA. Esto es un reflejo de un momento de parálisis y crisis del sector.
La crisis del sector se agrava con la caída de la taquilla, y la venta de entradas, que bajó de un 10% al 2% en 2024. El sector audiovisual genera unos 600 mil puestos de trabajo directos e indirectos por lo que el ataque de este gobierno afecta a miles de trabajadores técnicos y calificados, junto a los rubros artísticos y de transforme que moviliza el sector. Es decir, una política que destruye al sector cultural más formalizado y que confirma la recesión en la economía general del país.
Un cine reconocido mundialmente, con premios en los mayores festivales de la industria, hoy se encuentra sin producciones a la vista, en manos de las migajas de multinacionales y con trabajadores yendo a buscar trabajo al exterior.
La serie El Eternauta muestra la capacidad de los trabajadores del audiovisual en nuestro país, una serie que cosecha elogios y visualizaciones en todo el mundo en una plataforma internacional. Una producción audiovisual que, por ejemplo, generó un aumento en los testeos de identidad de personas nacidas durante la dictadura.
Recuperemos nuestro cine
El cine nacional es identidad, es nuestra cultura, historias que marcaron generaciones, que nos permitieron reír, llorar, entender o enfrentar momentos duros de nuestra historia.
Desde “Esperando la carroza” hasta “Los traidores” nuestro cine nos refleja en los claros y los oscuros. Nuestro cine es un cine de grandes nombres como Leonardo Favio, Lucrecia Martel, Raymundo Gleyzer, Fernando “Pino” Solanas, Pablo Trapero, Juan José Campanella, Adolfo Aristarain, Luis Puenzo, María Luis Bemberg, Alejandro Doria, Paula Hernández, Fabián Bielinsky, Natalia Garagiola, Damián Szifrón, Gaspar Noé, Héctor Olivera, Vanessa Ragone, Ana Katz, Eliseo Subiela, Vera Fogwill, Lucía Puenzo, Carlos Sorín, Hugo del Carril, Bruno Stagnaro, Adrián Caetano, entre otros y otras.
La ultra derecha avanza, pero la resistencia existe. El cine tiene la tarea, como otras veces, de movilizar a través del arte, en hacernos abrir los ojos y desde las pantallas invitarnos a soñar como construir un mañana para todos y todas.
Volver a poner en pie un INCAA en favor de quienes hacemos cine, volver a proyectar nuestras películas, volver a disfrutar de “9 reinas”, “El hombre mirando al sudeste” o “La tregua”. Veamos nuestros cine, veamos quienes somos y rompamos con el discurso de odio del gobierno de Milei y Pirovano a lo que hacemos.