Mientras corrían los rumores sobre la creación de nuevos tipos de cambio, el gobierno confirmó un desdoblamiento para viajes al exterior, compras en el exterior, compras por más de US$ 300 con la tarjeta de crédito, compra de bienes de lujos y contratación de eventos culturales. Desde este miércoles, tras ser publicado en el boletín oficial empieza a regir la medida que tiene como objetivo funcionar de torniquete a las escasas reservas locales y así asegurar los dólares para el pago de la fraudulenta deuda externa.
Con esta decisión, el turismo (esto es lo que se conoció como el famoso “dólar Qatar”) y los gastos con tarjeta en divisas (mayores a US$ 300) tendrán un adicional del 25% a cuenta del impuesto a los bienes personales. Sumando los impuestos ya existentes, este tipo de cambio se compondría de la siguiente manera:
- Precio minorista: $157 (precio Banco Nación)
- Impuesto País: tasa del 30%
- Ganancias: tasa del 45%
- Bines personales: 25%
La sumatoria total de impuestos da 100%, por lo tanto, el precio de los dólares destinados para el turismo, compra en el exterior con tarjeta o compras con tarjetas en dólares mayores a US$ 300, será de $ 314.
El precio para la compra de bienes de lujo tendrá el mismo precio que el anterior, pasará a ser de $ 314. En este caso, el nuevo impuesto que se aplica es el impuesto País del 30%. Vale decir en este caso que, mientras el gobierno dice querer “cuidar las reservas para la producción y el empleo”, los ricos de este país tenían acceso a dólares baratos para sus gustos estrafalarios.
Por último, para los servicios contratados en el exterior de actividades recreativas y actividades artísticas (recitales, actividades deportivas, entre otras actividades de esparcimiento) se estableció la aplicación del impuesto País del 30%. Así el precio de lo que coloquialmente estos días se dio a conocer como “dólar Coldplay”, pasará a ser de $ 204.
Despejando la discusión sobre bienes suntuarios o de lujo, la nueva medida de por sí obtura la posibilidad de viajar y vacacionar en otra parte del mundo y, seguramente, también encarecerá el precio de las entradas a los eventos culturales. «Las percepciones adicionales sobre los pasajes y paquetes turísticos al exterior comprometen a un número reducido de contribuyentes que hace compras en dólares con tarjeta: tan solo 199.800 si tomamos de referencia las cifras de agosto», más allá de este argumento esgrimido por parte del gobierno, lo cierto es que los dólares no van para mejorar materialmente la vida de las mayorías populares.
Luego de haber asegurado US$ 8.000 millones con el “dólar soja” -a costa de endeudarnos aún más y haberle garantizado ganancias extraordinarias a las patronales agrarias- Massa busca establecer todo tipo de medidas para frenar la salida de dólares. La estrategia final de esta medida es asegurar las reservas para el pago de la deuda con el FMI, otros organismos de crédito y tenedores privados de deuda.
Este motivo, es el principal agujero negro de las reservas del BCRA, así lo remarca Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti, del Centro de Estudios y Formación de la CTA (CIFRA): “En una revisión forense del balance cambiario para establecer por qué las reservas cayeron U$S 8.000 millones desde la asunción de Alberto Fernández pese al superávit comercial récord que generó el boom pos pandemia de los commodities, Manzanelli y Amoretti destacan que el déficit por pago de intereses y capital de la deuda externa del sector privado entre enero de 2020 y junio de 2022 (U$S 20.731 millones) se comió el 63% del superávit comercial del mismo lapso (U$S 32.728 millones)”.
Es el grillete de la deuda externa, más las maniobras de fuga de capitales motivadas por la banca privada y las grandes empresas extranjeras y locales, la que motivan la recurrente crisis de reserva. Si se quiere atender verdaderamente el problema, hay que romper con el FMI y dejar de pagar su deuda fraudulenta, como establecer medidas para manejar los resortes del Estado nacionalizando la banca y el comercio exterior.