jueves, 25 abril 2024 - 03:05

Debates. Inteligencia artificial y capitalismo en crisis

Los últimos avances en el desarrollo de Inteligencia Artificial demostraron el potencial de esta tecnología en múltiples aplicaciones de nuestra vida cotidiana. Se volvieron muy populares algunas lA en línea como ChatGTP, capaz de mantener conversaciones fluidas con humanos y responder preguntas con bastante precisión o DALL-E2, capaz de generar imágenes artísticas con una breve descripción de texto. Se trata de una tecnología todavía falible, pero que ya permite en un sinfín de tareas ahorrar una cantidad muy significativa de trabajo. Esta nueva realidad trae consigo algunos debates en los que participa toda la sociedad. Nosotros no preguntamos: ¿Cómo nos afecta en un mundo capitalista en crisis? ¿Puede mejorar nuestra vida?

Tecnología y capitalismo

El Capitalismo fue caracterizado por Marx, entre otras cosas, por el desarrollo incesante de la ciencia y la técnica, impulsado por la competencia desenfrenada entre capitalistas por una mayor cuota del mercado. En palabras tempranas de Marx: “Los capitalistas no pueden existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción, y por consiguiente, las relaciones de producción y con ello todas las relaciones sociales”. Es decir, en condiciones ideales, no monopólicas, para vender más necesitan fabricar mejores productos y a un menor costo que sus competidores, lo que los obliga a innovar o morir.

Pero Marx, que estudio exhaustivamente el capitalismo, advirtió que no se trata de un ciclo virtuoso. La naturaleza del sistema, donde la producción se ordena en función del lucro privado de una minoría social (los capitalistas) y no en las necesidades sociales encierra una serie de contradicciones irresolubles. La más importante es la contradicción capital-trabajo. Los trabajadores crean toda la riqueza con su trabajo, pero solo reciben una parte de ella. Si quieren tomar una parte mayor deben enfrentarse al capitalista, en la lucha de clases. Otra contradicción a la orden del día es la de capital-naturaleza. El capitalismo es un sistema en desequilibrio total con el medioambiente. La devastación y la posibilidad de un colapso ambiental son una consecuencia de la sobre-producción y la necesidad del ahorro de costos cargando la cuenta sobre la naturaleza.

Por esta razón, aunque durante su primer etapa el capitalismo impulso el desarrollo de la humanidad al mismo tiempo que revolucionó los medios de producción, lo consideramos un sistema históricamente agotado. Tal es así que, al mismo tiempo que aún se desarrolla la ciencia y la tecnología, hay una tendencia a la degradación de nuestras condiciones de vida tomando al conjunto de la población. El sistema no es capaz siquiera de evitar las guerras intestinas que lo caracterizan, como la invasión de Rusia a Ucrania, que amenaza con convertirse en un nuevo conflicto a escala mundial. O de amortizar a tiempo las causas del cambio climático que amenazan al mundo entero con sus consecuencias devastadoras. Como la actual hambruna provocada por la peor sequía en 40 años que podría matar por inanición a mas 100 mil personas en el oriente de África durante el 2023.

¿Hay que temerle al avance tecnológico?

La IA no es una tecnología nueva. Y ya esta presente en un sinfín de campos, como la robótica, la minería de datos, la industria, la medicina, el arte, entre otros. Según un estudio de IBM el 19% de las empresas argentinas ya la implemento en alguna tarea. Y más de la mitad explora su uso. La preocupación de muchos es su posible impacto en el mundo del trabajo. Hay proyecciones que calculan que hasta el 85% de los empleos pueden ser transformados de alguna manera, y que hay actividades que podrían desaparecer. ¿Hay que temerle al impacto de la IA y la robotización en la producción?

Para empezar, en esta etapa del capitalismo, imperialista y monopolista, se cristalizo un orden mundial en la división internacional del trabajo extremadamente desigual. La revolución de la robótica y la IA aplicada a la industria se circunscribe a unos pocos países, del centro capitalista. En el resto, la periferia proveedora de materias primas, se mantiene un atraso prolongado y abismal. En general, la asfixia de la deuda externa y la extranjerización de la explotación de los recursos naturales (modelo extractivista) impide que los estados periféricos acumulen suficiente capital siquiera para empezar a arrimarse tecnológicamente a las potencias mundiales. Es decir, estamos muy pero muy lejos de ser remplazados por autómatas.

Al final ocurre algo que parece paradójico. Aumenta la productividad media a nivel mundial, gracias al desarrollo de la ciencia y la tecnología, pero no mejoran nuestras condiciones de vida. En Argentina todos los grandes partidos tradicionales se preparan para impulsar en el próximo periodo una reforma laboral regresiva orientada a reducir el costo laboral, que nos puede retrotraer décadas en materia de derechos y garantías del trabajo. Ni que hablar de discutir trabajar menos, percibiendo mejores salarios, y con mayor tiempo libre para desarrollarnos individualmente. La tecnología que disponen los capitalistas se aplica con una sola lógica: ahorrar costos y maximizar ganancias. El perverso modelo de las apps de reparto, como Rappi y Globo son un ejemplo. O también lo es el modelo de agricultura intensiva sojero con el uso de pesticidas altamente tóxicos que envenenan a la población y agotan el suelo. Y no nos va muy bien. Según la OIT, en nuestro país el 45% de lxs trabajadores son informales, y según las últimas cifras que público el INDEC el 40% de la población es pobre.

Aún así, la disminución de la calidad de vida no es un problema exclusivo de los países atrasados. Producto de la crisis económica del capitalismo a nivel mundial, por la disminución de la tasa de ganancia, los capitalistas lanzaron una ofensiva sobre la clase trabajadora de sus propios países para recuperar su rentabilidad. Por ejemplo, para pagar menos impuestos, en Francia intentan imponer una reforma previsional que obliga a los trabajadores a tener que trabajar más años para poder jubilarse. Se enfrentan a una huelga histórica y una feroz resistencia obrera y estudiantil. En Inglaterra, con la inflación más alta en 40 años, el mes pasado hubo una huelga histórica de la clase obrera inglesa, exigiendo una recomposición salarial para no perder poder adquisitivo.

Necesitamos socialismo

Para sacarle el máximo potencial a la inteligencia artificial y los nuevos avances tecnológicos, en provecho del conjunto de la humanidad, es preciso cuestionar naturaleza del sistema capitalista basado en la acumulación de ganancia de una minoría absoluta absurdamente rica. Aunque de manera incidental la tecnología nos puede facilitar algún aspecto nuestra vida (las imágenes de este artículo fueron generadas por una IA) la tendencia del capitalismo es a provocar mayores desastres para la mayoría de la población.

La Inteligencia Artificial permite ahorrar trabajo. En muchas tareas ya es más rápida y eficaz que el ser humano. En una sociedad socialista, con una economía planificada en base a las necesidades sociales y en equilibrio con la naturaleza, ahorrar trabajo significa liberarlo para que esté disponible para otras tareas necesarias. Tanto las que están relacionadas con el desarrollo de la comunidad (garantizar salud, educación, infraestructura, alimentos, etc). Cómo las que están relacionadas con el desarrollo individual como la cultura y el arte. También permite liberar la carga general del trabajo necesario para satisfacer las necesidades del ser humano. Lo que significa poder trabajar menos y tener tiempo para disfrutar de la vida siendo libre de elegir que hacer.

Por eso esta a la orden del día luchar para que antes de que sea demasiado tarde, la clase trabajadora llegue al poder y pueda concretar su propio programa económico, social y político para transformar a fondo la sociedad. No es una tarea fácil. Los capitalistas no van a renunciar a sus privilegios como clase explotadora y se van a defender por todos los medios posibles. Por eso surgen las nuevas expresiones de ultra derecha, su fuerza de choque contra los trabajadores en momentos de crisis sistémica.

Pero no podemos vacilar en un mundo que nos empuja a la guerra, la miseria y la destrucción del planeta. Para hacerles frente, construimos el MST en Argentina, una fuerza de trabajadores y jóvenes de todo el país, y la Liga Internacional Socialista en los 5 continentes junto a revolucionarixs de todo el mundo. Súmate a militar con nosotrxs.

Juan Russo Juventud Socialista del MST en el FIT Unidad / Regional Oeste

Noticias Relacionadas