jueves, 26 diciembre 2024 - 22:03

Debates. Desinformación y pensamiento de derecha

Una investigación reciente revela el consumo y replicación de noticias falsas en las redes por parte de los usuarios identificados con posiciones autoritarias.

La emergencia insidiosa del pensamiento autoritario en diferentes versiones que relanzan las proclamas neoliberales con una aparente nueva fuerza, lleva a repasar como es el comportamiento de estos actores políticos en las redes sociales. Dada la importancia de estas vías de comunicación en la actualidad.

La revolución digital supone que el acceso a Internet, fundamentalmente mediante dispositivos móviles que están al alcance de cada vez mayores franjas de la población, ha modificado radicalmente la subjetividad y las practicas política. Atravesamos una época en que la fragmentación de fuentes de noticias ha creado un mundo atomizado en términos de información, en el que la desinformación, las mentiras, los rumores y los chismes se distribuyen a una velocidad increíble mediante las redes sociales.

El surgimiento de las redes sociales ha coincidido con el contexto global de crisis de la política institucional tradicional y con un creciente cuestionamiento a las fuentes periodísticas clásicas. Esto ha posibilitado la aparición y circulación de noticias e informaciones que suelen no ser verdaderas y que, en muchas ocasiones, son difundidas intencionalmente.

El ascenso y protagonismo de las formaciones políticas autoritarias hace pie en la bronca de los abandonados económicamente, desilusionados y resentidos. El sufrimiento y el rencor de la clase media empobrecida son el combustible sobre el cual las reversiones de un neoliberalismo agresivo y violento ve un campo fértil a sus proclamas anti derechos, enemigas de cualquier planteo de equidad social.

Las condiciones para esto deben rastrearse en los fracasos de los proyectos políticos y gobiernos presentados electoralmente como alternativas progresistas que fueron cómplices y/o artífices de un proceso por cual el capital financiero transformó el derecho humano de vivienda y las jubilaciones en una fuente de enormes ganancias mediante la especulación. Incrementando los niveles de pobreza y desigualdad a la par que se fortaleció la concentración de la riqueza.

Emerge así un actor político caracterizado por una mezcla de movimientos previamente marginales —nacionalistas, negacionistas, antiderechos, libertarios, antigobierno, neofascistas— conectados entre sí vía Internet.

Es evidente que la eficacia de los discursos autoritarios se apoya en la ruptura del pacto social implícito en la sociedad, donde el Estado no puede cumplir con su papel de protector de la salud ni de las libertades democráticas. En esas condiciones es cuando tiene terreno fértil la estrategia de construcción de un relato propio donde se obtura y restringe el espacio para el debate y la multiplicidad de ideas.

Así la agenda política dentro de las redes sociales adquiere una impronta autoritaria, violenta, xenófoba, clasista y negacionista.

Una investigación reciente llevada a cabo por un equipo liderado por la investigadora Sandra González-Bailón, de la Universidad de Pensilvania, indicó que los usuarios clasificados como pertenecientes al pensamiento de derechas tiende mayoritariamente a consumir y replicar información falsa (1)

El artículo forma parte de una serie de cuatro trabajos que analizan el impacto de las redes de Meta en la creciente polarización y que fueron publicados a fines de julio en las revistas Science y Nature.

Las investigaciones se basan en la actividad indexada de 208 millones de usuarios estadounidenses durante varios meses alrededor de las elecciones en EE UU de 2020.

Una de las conclusiones de la investigación es que Facebook es una red dominada por noticias conservadoras y sus usuarios de derechas son quienes consumen masivamente la información falsa.

El artículo afirma que las audiencias que consumen noticias políticas en Facebook tienen, en general, una inclinación de derechas. Pero lo más llamativo es la diferencia en el alcance de noticias etiquetadas como falsas por los fact-checkers de Meta. El 97% de ese tipo de noticias son consumidas por usuarios que adscriben a un pensamiento de derecha.

Una vez se pone en evidencia que las redes sociales —que otrora encarnaron la promesa de un ágora virtual para una democracia abierta, horizontal y participativa— hoy son el espejo del retroceso hacia un mundo cada vez más fragmentado y polarizado.

La desinformación es una práctica que existe y convive entre las personas desde larga data. Pero, sin duda alguna, el escenario de las tecnologías actuales facilita que la desinformación sea más oportuna que nunca —durante la última semana de un proceso electoral, por ejemplo—, más dirigida, en tanto permite identificar y agrupar a aquellos que posiblemente sean más proclives a creerla y/o difundirla, y más accesible económicamente, ya que las redes son masivas, internacionales y virtuales, y acceder a ellas tiene costos muy bajos.

Las noticias falsas (fake news, en inglés) han existido desde hace tanto tiempo como las verdaderas. Pero un elemento diferenciador del momento contemporáneo es la existencia de una infraestructura de información con una escala, un alcance, una horizontalidad e inmediatez en los flujos informativos sin precedentes en la historia.

Tal como analizamos en el Breve diccionario de las redes sociales (2), la desinformación es un fenómeno en el que el emisor tiene el firme propósito de ejercer algún tipo de influencia y control sobre sus receptores para que estos actúen conforme a sus deseos. Es una práctica intencional, en la que el emisor busca su propio beneficio y en la que, por tanto, se produce un abuso de poder.

El artículo publicado en la prestigiosa revista Science reafirma el consenso en relación a que las personas no se “derechizan” o giran hacia el pensamiento autoritario por recibir noticias falsas, sino que, más bien, consumen y replican noticias falsas porque sostienen posiciones autoritarias.

La evidencia aportada por estos investigadores lleva recuperar el concepto de ideología como el marco de interpretación de la realidad que es compartido socialmente por un grupo o grupos de personas y que se transmite a partir de la socialización, la transmisión de valores compartidos y de habitus de prácticas sociales. Esto es, como un sistema de creencias socialmente compartido en torno al ordenamiento sociopolítico. Se trata de un entramado de modelos mentales que las personas comparten con sus grupos de pertenencia e identificación (3) que tiene componentes cognitivos, afectivos y motivacionales y que permite dotar de sentido al universo político.

La ideología política cumple funciones colectivas e individuales que se relacionan dialécticamente. En sentido colectivo, es un marco simbólico de referencia para la función de orientación social de los grupos políticos. Esto lo constituye en un organizador del espacio político estableciendo los marcos de delimitación de conflictos, acuerdos y debates. En sentido individual, simplifica la toma de decisiones políticas de las personas en tanto se constituye como un atajo cognitivo, facilitando el proceso en tiempo y esfuerzo requeridos.

Esto se complementa con lo que denominamos razonamiento motivado (2) es un mecanismo cognitivo por el que las personas acceden, construyen y evalúan argumentos y datos de forma unilateral para llegar a una conclusión favorable. Se trata de aquella situación en la que solo se buscan los datos que han de devolver la respuesta que se esperaba de antemano.

Estos conceptos son importantes para entender el escenario de las fake news en las redes sociales. Así las personas buscan datos e informaciones que confirmen sus preconceptos, creencias y/o prejuicios, para luego darlas a publicidad en las redes sociales y, de ese modo, dañar a un/os oponente/s político, dando por sentado que las creencias personales y los datos que las sostienen y/o justifican se distinguen de aquellos procedentes de quienes son nuestros oponentes.

En estas condiciones es posible asimilar la ideología de derecha al concepto de sesgo cognitivo introducido por Kahneman (4). Al sesgo se lo define como una distorsión cognitiva que parece ser un rasgo adaptativo surgido durante la evolución humana, que ayudaría a tomar decisiones rápidas ante ciertos estímulos potencialmente dañinos, en situaciones en las que una respuesta inmediata puede ser más valiosa para la supervivencia que un análisis detallado.

Desde hace un tiempo, varios investigadores sostienen que estas distorsiones cognitivas son la base psicológica de los movimientos antivacunas, el negacionismo climático, la desinformación política mediante fake news y, principalmente de lo que se denomina la posverdad.


1) González-Bailón, S., Lazer, D., Barberá, P., Zhang, M., Allcott, H., Brown, T., … & Tucker, J. A. (2023). Asymmetric ideological segregation in exposure to political news on Facebook. Science, 381(6656), 392-398.

2) Gómez, R. (2022) Breve Diccionario Psicológico Político de las Redes Sociales y la Era Digital. ISBN 978-987-707-254-9 Editorial de la UNC

3) Brussino, S., Imhoff, D., Paz García, A. y Dreizik, M. (2016). El análisis psico-político de la ideología política. En S. Brussino (Coord.). Políticamente. Contribuciones desde la psicología política en Argentina (1.a ed.) (pp. 73-105). https://rdu.unc.edu.ar/handle/11086/4910

4) Kahneman, D. (2012). Pensar rápido, pensar despacio. Debate

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