martes, 7 mayo 2024 - 20:39

Crisis política. Con el dólar a $500, Massa prepara con el FMI un mayor e insoportable ajuste

La disparada cambiaria no cesa y luego de tocar los $ 500, el dólar terminó el cierre formal de actividades financieras en $ 487. Sin embargo, el blue siguió trepando hasta los $ 495. Luego de estar callado durante la trepada de ayer, el ministro Massa amenazó con usar todas las herramientas a su alcance para frenar la corrida. Ante la falta de liquidaciones de los empresarios del campo, se vuelve a hablar de un nuevo acuerdo con el FMI para que este mande fondos frescos a cambio de un nuevo y brutal ajuste.

Para aquellos que recordamos las épocas de la hiperinflación, ver a la gente a la que a esta altura del mes le queda algún pesito, comprar varios rollos de cocina, papel higiénico o pañales en el super, en el afán de “dolarizar” sus pequeños ahorros, no es una pintura nueva. Tampoco la del comerciante medio que confiesa en la tele que después de cubrir los gastos fijos, este lunes aumento en un 40% todos sus artículos, para estoquearse y no descapitalizarse frente a la incertidumbre de no contar con valores de reposición adecuados.

La actual escalada del dólar, en un país que, por falta de dólares y controles, está “dolarizando” gran parte de sus precios, significa una enorme transferencia de ingresos de los trabajadores y sectores de ingresos fijos, centralmente a un puñado de grandes empresarios y especuladores que se benefician con una corrida cambiaria, que hasta ahora, el gobierno se ha mostrado incapaz de contener. O, mejor dicho, que no quiere tomar las medidas necesarias para contenerla y prefiere echarle la culpa a los “especuladores”, que él mismo ha venido beneficiando.

La mayoría de los analistas económicos planteaban serias dudas sobre las posibilidades de éxito del plan “Llegar” del ministro. La razón era sencilla: van a faltar U$S 20.000 millones de la cosecha por la sequía y el FMI no aflojaba un dólar más y exigía se cumpliera el 1,9% de déficit fiscal pautado, frente a los pedidos de Massa. O, si resulta más cercano, de “Sergio”, como se lo llama a nuestro super ministro en algunos papers de funcionarios yanquis.

Sin embargo, las dudas centrales se situaban en el segundo semestre, ya que, aunque disminuidas las exportaciones en volúmen, se esperaba un alivio con esa nueva concesión a los agro exportadores y grandes productores del campo llamada “dólar agro” a $ 300. Con esta salida, más un combo de medidas que incluye un cepo fuerte a las importaciones, la subida de las tarifas, la licuación de las prestaciones del Estado con esta altísima inflación, el aumento de las tasas de interés cada vez más importante, etc., etc., el ministro podría ir sacando conejos de la galera (cada vez menos y más chicos) y evitar la devaluación que el FMI y parte de los empresarios le pedían.

La escalada inflacionaria del 7,7% de marzo (ahora se calcula que abril va a cerrar con números que van del 8 al 10%), fue un cimbronazo para los planes del gobierno, que ya alejado de su promesa del 3% intentaba que el índice no siguiera escalando. La fragilidad de la situación económica se expresó entonces en las repercusiones de las propuestas de Aracre, de devaluar entre el 40 y 60%.

La crisis política, fue una extraordinaria vaselina para que los especuladores desataran la corrida cambiaria. Con Aracre renunciado, Fernández dio un paso al costado en sus pretensiones reeleccionistas. Pero la crisis no se cerró.

Como hoy titula en uno de sus artículos La Nación: “’Se acabó la liquidación’ alertan desde el sector sojero”. Para luego pasar a explicar que el Programa de Impulso Exportador (PIE) acumula, al comienzo de este martes, apenas U$S 1.360,8 millones, de los U$S 2.500 que esperaban, la mitad de los U$S 5.000 que debería cubrir el programa. El aumento de la brecha entre el oficial y los paralelos había decidido a estos grupos monopólicos a sentarse sobre la soja hasta obtener mayores precios del gobierno.

Las excusas son varias. Los agro exportadores dicen que no pueden seguir liquidando dólares porque ya agotaron los que tenían por pre financiación de exportaciones y que ahora los productores no les venden. Los productores dicen que tienen que cubrirse, ante una mala cosecha, para pagar los valores de arriendo e insumos. Esta “pobre” gente que ha hecho ganancias extraordinarias durante estos años, que precipitaron la anterior corrida cambiaria y obtuvieron a cambio dólares especiales soja 1 y 2, y ahora el dólar agro, que pagamos todos con inflación y costo fiscal, cierra el grifo y facilita la corrida.

En su defensa estos grandes empresarios, con gran cinismo, no dicen que no tienen la culpa de falta de reservas. Refiriéndose al actual gobierno señalan: “hace 3 años tenía aproximadamente U$S 10.000 millones de reservas propias. Entre 2020 y 2022 el sector agrícola generó casi U$S 40.000 millones ‘más de lo usual’”.

En su intención de lavar las culpas o, mejor dicho, sus extraordinarias ganancias, señalan un punto parcialmente cierto. Entre los pagos al FMI y los acreedores de la fraudulenta deuda externa, más las concesiones a empresarios que pagaron deudas privadas a dólar oficial barato, este gobierno se comió gran parte de los importantes superávits de estos años –se calcula que se usaron el 60% en pagar deudas privadas-.

La falta de dólares en las reservas y la imposibilidad de acceder a ellos, dado el fracaso del dólar agro, y la negativa del FMI, fue descripta por el editorialista Carlos Pagni en su editorial de este lunes 24 de abril. El periodista de la Odisea menciona una nota del kirchnerista Cohete a la Luna, que señaló que Massa habría fracasado en su viaje a EEUU en la búsqueda de fondos frescos- se calcula unos U$S 10.000 millones- para enfrentar la emergencia. La persistencia y gravedad de la presente corrida parece que habrían activado las constantes negociaciones del ministro, que informó que además de pedir permiso al FMI para intervenir en el mercado de cambios, este jueves cuando la delegación de funcionarios argentinos arribe a EEUU, “vamos a cambiar en la rediscusión del Programa”.

Ya conocemos la “firmeza” de Sergio para con el Fondo y los mandantes yanquis. La misma que tuvo con los especuladores con los que pactó y ahora aprovechan de la corrida para maximizar ganancias. Como se conoce el FMI en su última revisión exigió mayores “sacrificios” al país. Esto es achicar al máximo los alcances de la última moratoria previsional, bajar 400.000 planes Potenciar Trabajo, acelerar el ritmo de los tarifazos, aumentar las tasas de interés por encima de la inflación, devaluar en forma más importante… todas recetas difíciles de tragar en un año electoral.

Los diagnósticos de los grandes bancos

La consecuencia de este plan económico pactado por el Fondo está acelerando el descalabro de importantes variables de la economía. El J. P. Morgan estima una caída del 3,3% del PBI de este año y un índice de precios de 122.2%. Para el 2024 proyecta un retroceso de la economía del 1,7% y una inflación del 150,3%. Según esta entidad, el costo cuasi fiscal – los pasivos remunerados del Banco Central- será de 7,5% y el “déficit del sector público consolidado será 12,7% del PBI, muy por encima del 8,1% proyectado por el FMI, y lejos de la consolidación fiscal necesaria para estabilizar la inflación”.

El Goldman Sachs analiza el último aumento de las tasas de interés – 81% de tasa nominal y 119,4 % anual – y la ubica por debajo del ritmo de la inflación. Por lo que demanda su aumento para que la supere y que las tasas sean positivas. El BNP Paribas, espera una inflación del 135% y no descarta una inflación de dos dígitos. Advierte que el nuevo dólar agro, que abarca alimentos de consumo directo de la población, va impulsar sus precios hacia arriba convirtiéndose en un factor adicional de inflación.

Los diagnósticos de estos bancos imperialistas, más allá de tal o cual exageración funcional a seguir especulando con el riesgo país, muestran la preocupación de los banqueros internacionales y las demandas de nuevos y mayores ajustes que impulsa el FMI. Lo hacen acompañando, también, un renovado desembarco que importantes funcionarias yanquis, como la Subsecretaria del Departamento de Estado, Wendy Sherman y la jefa del Comando Sur de EEUU, Laura Richardson, han realizado en nuestros pagos en los últimos días preocupadas por fortalecer los intereses yanquis en el “patio trasero”, frente al avance de la influencia China.

La crisis política y la debacle económica se retroalimentan

La actual corrida se está comiendo gran parte de los ingresos populares. Las recetas para pararla no parten de expropiar o meter presos a los especuladores que la generan, sino de mayor endeudamiento y ajuste sobre los salarios e ingresos de la población trabajadora.
Las consecuencias políticas son las de profundizar la crisis de un régimen político, que se devanea entre salvajes internas, tanto en el Frente de Todos – a pesar de la renuncia de Alberto-, como en Juntos por el Cambio, en el cual la renuncia de Macri, no paró nada, sino que avivó la interna y la disputa.

Como suele decir Vidal –intentando en forma oportunista adecuar su discurso a los tiempos que corren-, la gente ve al “circo de la política” (que ella integra) como algo ajeno. En ella, un monstruo, alimentado por el propio establishment, como Milei, sigue creciendo en intención de voto amenazando con colarse en el ballotage. Según reflejan los editoriales políticos, para el kirchnerismo y otros voceros del Frente de Todos, sigue siendo una alternativa a impulsar para que le saque votos a su adversario electoral- hoy arriba en las encuestas- de Juntos por el Cambio.

Lo que empieza a aparecer con fuerza en los análisis políticos es que, en medio de esta grave crisis, el desbarranque del tradicional régimen político del que aparece hasta ahora como principal tributario el outsider de Milei, puede beneficiar a la izquierda, en particular a su mayor expresión dada por el Frente de Izquierda Unidad (FITU), que nuestro MST integra.

Las proyecciones que lo ubicarían segundo en la elección jujeña y mejorando su performance en el Gran Buenos Aires, son motivo de análisis… y de preocupación, para gran parte de los comentaristas políticos. Esto explicaría, para estas fuentes, el discurso combativo de Grabois contra Massa como futuro candidato, en el intento de frenar las voluntades que se escapan por izquierda de la influencia electoral tradicional del peronismo.

En un marco en el cual, dada la velocidad de la crisis, las primarias de agosto parecen muy lejanas en el tiempo, el cada vez más importante voto rupturista con el sistema puede ir girando a la izquierda. Como distintos periodistas han señalado, muchos dicen que votan por Milei como “voto bronca” contra los viejos partidos, pero no conocen sus propuestas privatizadoras, que en muchos casos son contrarias a lo que la gente quiere.

El debate sobre la dolarización planteada por el economista de ultra derecha, ayuda en parte, a clarificar el panorama frente a las terribles consecuencias que para los salarios e ingresos populares significaría una medida de este tipo.

Sólo la izquierda enfrenta con sus propuestas a los representantes de la casta política y empresarial de la cual Milei es parte importante. Es la única que propone para enfrentar la corrida, romper con el FMI y nacionalizar la banca.

Como dice Alberto, la corrida actual es “culpa de la derecha”. Lo que no dice y lo que el kirchnerismo intenta ocultar con su doble discurso, es que el programa que este gobierno aplica de la mano del FMI, es un típico programa de la “derecha”, que beneficia a los que de pico crítica. En esto, pese a los matices en el discurso y el teatro electoral, no hay grieta entre el Frente de Todos, Juntos por el Cambio o Milei.

Por eso desde el MST, a la par de llamar a multiplicar el conflicto social para enfrentar el brutal ajuste que soportamos, preparar una medida de lucha nacional organizándola desde abajo, reclamando a su vez a la CGT y las CTAs romper con el gobierno y salir a las calles, te proponemos trabajar con nosotros por una amplia alternativa política de la izquierda. Al servicio de esto, este 1° de mayo te esperamos en el acto del FITU en Plaza de Mayo.

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