jueves, 25 abril 2024 - 17:00

Corrida financiera. La fragilidad de una economía atada a la especulación

El miércoles 8 de junio se desató una corrida en el país luego que grandes inversores no renovaran sus bonos en pesos, derrumbándose la cotización de los mismos y provocando un aumento inesperado del dólar, que en el caso del CCL elevó su valor a un récord de $ 234. La crisis local se produjo, además, cuando el mercado financiero internacional atravesaba el llamado “lunes negro” de Wall Street. Se realizó una reunión cumbre entre Guzmán, Pesce y Scioli, el reemplazante de Kulfas. El aumento del dólar y la corrida influyen sobre la inflación golpeando directamente los ingresos populares. Es necesario nacionalizar la banca y romper con el FMI.

La empresa estatal que compra los barcos de gas licuado para abastecer la faltante de energía eléctrica argentina, ENARSA, tuvo que vender parte de las posiciones que tenía en un fondo común de inversión, el fondo Pellegrini, para hacerse de los pesos necesarios para comprar un nuevo cargamento. Cuando saca $ 9.000 millones para esta compra, el fondo Pellegrini se desprende de una cantidad similar vendiendo bonos del Estado indexados por CER para hacerse de los pesos que le demandaba ENARSA. En general, cuando se realizan estas operaciones se informa a la ANSES para que salga a comprar bonos y evitar de esta forma una tensión bajista. Esta vez eso no ocurrió, lo que provocó que el precio se desplomara.

Encima la ANSES tenía pautadas órdenes de venta con lo que el valor se desplomó aún más. Esta falta de coordinación que algunos analistas atribuyeron a una maniobra conspirativa de La Cámpora tendiente a desestabilizar a Guzmán, es algo que, ante la requisitoria periodística, varios funcionarios reconocieron. No existe una inteligencia común entre organismos estatales. Se agrega así un elemento de anarquía al festival de bonos con que se mueve el Estado. A este resumen sobre la crisis expuesto por el periodista Alejandro Bercovich en su programa Brotes Verdes, le suma el dato que Luis Caputo, el banquero ex presidente del Banco Central en la gestión macrista declaró en varias conferencias que un futuro gobierno de Juntos por el Cambio no reconocería este brutal endeudamiento en pesos, sumando así un elemento más de desconfianza a la corrida desatada.

Las consecuencias de la baja en el precio de los bonos fue la suba del dólar Contado con Liquidación (CCL) a un récord de $ 234 y del dólar MEP a $ 231 en las cotizaciones de este martes 14 junio. Subas que, aunque luego retrocedan un tanto, van a impactar sobre los precios, los que en un cuadro de alta inflación raramente retroceden. O sea que van a impactar sobre la capacidad de compra de los ya alicaídos salarios, jubilaciones y planes sociales. Estamos frente a una economía que con el 5,1% de índice inflacionario de mayo ya llegó a un 60% de inflación interanual y que, de mantener este ritmo, las proyecciones dan un 75% para fin de año.

Como nos explica el analista económico independiente Héctor Giuliano: “El excedente financiero del dinero que no se renueva va al dólar. Hay que seguir el Contado con Liquidación que es el dólar mayorista. El blue es el minorista que mueve solo el 5% del mercado. El 95% lo manejan los fondos de inversión especulativos y que operan a través del CCL, que es el dólar que va al exterior y del MEP (Bolsa) que es el que queda en el país. Se da un mecanismo de bicicleta financiera. No se pueden sacar los dólares del país directamente ya que hay cepo. Pero se pueden comprar títulos públicos que cotizan en Wall Street en dólares y que acá se cobran en pesos. Se transfieren a través de un corredor a la bolsa de Nueva York y allí se venden en dólares. El valor del CCL va a influir sobre el precio del blue que llegó a los $ 217.”

Como el aumento del dólar CCL presiona sobre el dólar oficial, este martes el Banco Central tuvo que vender U$S 60 millones para que no se dispare. El ritmo desbocado de la inflación hace que el aumento paulatino del valor del dólar que fija el Banco Central, el llamado crawling peg, no alcance para achicar la brecha, sino que esta se esté ensanchando. Contra una inflación interanual del 60%, la revalorización del dólar fue de apenas un 25%. El FMI presiona para que esta devaluación sea más rápida y tienda a empardar la inflación para de esta manera achicar la brecha y favorecer la acumulación de dólares. Pero la contradicción que tiene el presidente del BCRA, Miguel Pesce, es que una devaluación brusca se va a trasladar a los precios y nos coloca al borde de la híper.

No obstante, los economistas sostienen que la brecha existente en el marco de una economía sin reservas pre anuncia un salto devaluatorio en algún momento. Para completar la explicación, debemos señalar que el aumento de la brecha cambiaria al dispararse los valores del dólar favorece los mecanismos de carry trade.

Como consecuencia de esto, “la actitud extorsiva del capital financiero es siempre la misma: ‘me dan más tasas de interés o me voy al dólar’”. “Ni al Fondo Monetario, ni a los capitales financieros internacionales les preocupa la inflación local. A ellos les interesa la tasa de interés local y el tipo de cambio retrasado para hacer el carry trade, aprovechando el retraso relativo del dólar”, afirma Giuliano.

Otro ejemplo de estas maniobras y presiones es que el vencimiento de este martes se renovó a tasas altísimas: “se captaron apenas $ 21.587 millones para cubrir vencimientos por $ 10.302 millones. Solo hubo 367 propuestas. El 68% fue para las Lecer (Letras CER) que vencen en octubre, noviembre y diciembre próximos, por las que se pagó una elevada sobretasa. El rendimiento de la Letra que vence en diciembre fue estimado por Buenos Aires Valores S.A. (BAVSA) en 85%.” (INFOBAE 15/06/2022).    

La crisis del endeudamiento en bonos del Estado

El reciente acuerdo con el FMI restringe al máximo, con el argumento de bajar el déficit fiscal, las pautas de emisión monetaria con las que se financiaba el Estado argentino. De un 3,7% del PBI de 2021, ahora la pauta acordada es de apenas el 1%. Esto lleva al gobierno, en una economía que le cuesta acumular reservas en dólares y en medio de un ingreso de divisas de carácter históricos por los altos precios de las exportaciones agropecuarias argentinas, a sobre endeudarse con títulos públicos y Leliqs del Banco Central, entre otros instrumentos. Coincidentemente, los grandes empresarios y ricos que intervienen en este negocio y son prestamistas del Estado son los mismos que se niegan a subir las retenciones para que el Estado se quede con parte de su renta extraordinaria y bajar así los precios de los alimentos en el mercado local.

Según Tiempo Argentino respecto a los bonos ajustables por el índice CER que replican la suba de precios: “esos papeles ya representan el 17,2% del total de la deuda pública (más de $ 7 billones)”.

Los vencimientos de los bonos en pesos que le está costando renovar al gobierno son importantes. Se vencen $ 600.000 millones el 25 de junio próximo, 500 mil millones en julio, 500 mil millones en agosto y casi un billón de pesos en septiembre. Giuliano sostiene que “se está endeudando mucho con deuda inter-Estado. Debe estar poniendo plata el ANSES, el Banco Nación, algunos organismos públicos. Esa ha sido una receta tradicional del kirchnerismo. Cuando no le renovaban suficiente cantidad de bonos, como no se sabe quiénes participan en la licitación, son organismos del Estado”.

En el mismo sentido Bercovich ilustra que “ahora la ANSES tiene menos poder de fuego que el que tenía hace cuatro o cinco años, en parte porque tuvo que comprar todos los bonos del Tesoro que el Ministerio de Economía emite para que el Banco Central no tenga que emitir más pesos para asistirlo”.

El lunes negro y la crisis de la economía capitalista mundial

La corrida argentina y la crisis financiera están vinculadas a los vaivenes de la economía mundial, potenciada por la actual guerra en Ucrania. La amenaza de un nuevo aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal norteamericana, para frenar una inflación récord para Estados Unidos precipitó una nueva crisis de la Bolsa en Wall Street el pasado lunes, cuando sus acciones se desplomaron en un 4%.

En paralelo a este derrumbe y también como consecuencia de la crisis en curso, se produjo el “cripto crash”: el derrumbe de la cotización de las criptomonedas, que en muchos casos han perdido hasta dos tercios o más de sus valores más elevados. Su derrumbe confirma la definición del economista marxista Michael Roberts, quien señaló en su nota para Sin Permiso del 12 de mayo: “las criptomonedas no son dinero, sino otra forma de activo financiero especulativo que se verán afectadas cuando las burbujas de inversión comiencen a pinchar”. De acuerdo con Bercovich, de 3,2 billones de dólares que había en septiembre pasado cuando llegaron a su pico, hoy queda sólo 1 billón. Un claro ejemplo de la crisis que atraviesa la economía mundial.

Finalmente, este miércoles 15 la FED aumentó las tasas en 0.75 puntos básicos, con lo cual ahora oscilan entre un 1,50 y un 1.75 puntos. Es el tercer aumento de tasas en el año y algunos economistas pronostican que pueden subir hasta 3,4% a fin de año, cifras que para un observador argentino desprevenido pueden ser menores si se compara con la realidad local, pero que para la economía yanqui representan cambios enormes.

Para Giuliano esto “agrava la situación porque las tasas de interés bancarias van en relación inversa a la rentabilidad de Bolsa. Es más rentable prestar financieramente o comprar en títulos públicos, títulos de renta fija, que invertir en acciones de Bolsa. Cuando sube la tasa de interés los capitales financieros se desplazan de las acciones bursátiles a los títulos públicos o a las deudas de grandes empresas”.  Además señala que: “cuando suben las tasas de interés en los Estados Unidos hay un flujo de capitales que sale, fundamentalmente de los países emergentes, porque les resulta más rentable la seguridad de altas tasas de interés del Tesoro norteamericano que la que pueden tener acá, un país que está tecleando siempre con la posibilidad de caer en default”.

Este aumento de las tasas de interés norteamericana combinada con el enorme aumento de los precios internacionales de los combustibles que importamos pegan directamente sobre las cuentas locales y se suman a los factores propios del curso de una economía condicionada por los acuerdos con el Fondo y los manejos especulativos y financieros de los grandes empresarios y multinacionales.

La reunión del trío Guzmán-Pesce-Scioli

De esta reunión programada para discutir medidas para afrontar la crisis sólo existen trascendidos periodísticos. Entre ellos, que intentarán restringir las importaciones con el objetivo de poder retener más dólares para las reservas del Banco Central. Seguramente se trataron las exigencias del Fondo de aumentar las tasas de interés y aumentar el ritmo devaluatorio. Según varias fuentes, el aumento de tasas que se prepara superaría el ritmo de la inflación interanual. El reciente canje de deuda en pesos que mencionamos indica un claro sendero en este sentido, lo cual va a tener un efecto recesivo.

Para el analista económico H.G., “la economía recesiva presiona sobre los salarios y sobre la economía pública. Tenés menos actividad económica y en consecuencia todas las variables que dependen de ella: el desempleo, la desocupación, el trabajo precario aumentan. Con eso y la inflación se lleva a la baja los salarios de los trabajadores. Es la nueva receta recesiva del Fondo Monetario”.

Para impedir las corridas y la especulación: romper con el FMI, nacionalizar la banca y el comercio exterior

Recientemente Cristina Kirchner criticó con razón que en el momento en que más dólares están entrando al país, en cifras récords, no se están acumulando reservas. Feletti reclamó un aumento en las retenciones antes de renunciar. Sin embargo, estas declaraciones parecen seguir el mismo camino del tan proclamado gasoducto: reclaman una cosa, pero como declaró el ingeniero renunciante Antonio Pronsato, encargado de su construcción, los funcionarios camporistas de energía ponían pie permanentemente en el freno. Mientras, sostenemos nosotros, disputaban con la interna quien se quedaba con el negocio.

Giuliano, entre sus dichos, sostiene que la crisis del país no es económica sino financiera, que el capital financiero controla todo. Podemos coincidir con él que un país que tiene enormes reservas de energía y produce alimentos para el mundo tendría, como en las guerras pasadas en el siglo XX, que utilizar tales ventajas relativas para mejorar las condiciones de su pueblo y el desarrollo de su economía. Ese modelo no vuelve más.

Las clases poseedoras de la Argentina están profundamente relacionados al mercado mundial capitalista-imperialista. No les interesa que una parte de sus exportaciones quede en el país para mejorar salarios y aumentar el mercado interno. Son furiosos defensores de su ganancia extraordinaria y conviven con un sistema financiero internacional con el que tienen importantes negocios. Defienden los acuerdos de coloniaje con el principal custodio de los negocios financieros internacionales, que como parte del acuerdo se encarga de monitorear el Fondo Monetario Internacional.

Es por eso que pese al reclamo de tal o cual medida parcial que parece correcta, el kirchnerismo no plantea romper con el Fondo y termina adaptándose a este modelo económico, más allá de alguna que otra puesta en escena, como pedirle al embajador Stanley que nos ayude a juntar los dineros fugados que el propio imperialismo ampara y alienta. El reciente recambio, por pedido de Cristina, de Kulfas por Scioli marca estos límites. Presionan para mejorar y poner a alguien que supuestamente tenga un programa distinto del de Guzmán y ponen a un político de la derecha liberal tradicional del PJ.

No hay salida para nuestro pueblo si no se nacionaliza la banca, se controla la salida de capitales, las maniobras especulativas financieras y se utiliza el crédito para responder a las necesidades de nuestro pueblo. Es necesario nacionalizar el comercio exterior y que se use todo el poder del Estado para imponer grandes retenciones, que impidan que el precio internacional de los alimentos que consumimos se traslade a las góndolas de los supermercados y almacenes, que se utilice los excedentes para relanzar la economía local. La primer medida entonces, imprescindible para recuperar el control de nuestra economía, será romper con la principal atadura a los vaivenes de las crisis y negocios de los buitres internacionales, esto es el romper con el FMI.

Noticias Relacionadas