sábado, 23 noviembre 2024 - 01:01

Córdoba. Elección bisagra

El pasado domingo 25 de junio fueron las elecciones provinciales en Córdoba. Se eligieron gobernador, legisladores y en algunas localidades intendentes. La elección fue con boleta única y hubo muchos problemas con el conteo de votos. Los resultados actuales dan ganador a Llaryora (Hacemos Unidos por Córdoba) por un escaso margen sobre Luis Juez (Juntos por el Cambio). La izquierda se ubica como cuarta fuerza en el tramo de legislador por distrito único y retiene la banca de Luciana Echevarría.

Una elección bajo sospecha

El escrutinio provisorio tuvo muchas irregularidades, por eso a casi 48 horas de cerrados los comicios aún falta cargar en el sistema el 5% de las mesas escrutadas y hay muchas dudas, por el mecanismo implementado en esta elección, de que se diluciden en el escrutinio definitivo, ya que los fiscales de mesa no tienen actas propias, sino todos la misma acta escaneada por el presidente de mesa. Esto si el escáner de la escuela funcionaba, sino directamente tienen una foto no oficializada. Algunas actas presentan errores muy groseros, como mesas que tienen muchos más votos que votantes o diferencias muy grandes entre los votos a gobernador y a legislador de una misma lista, que no se explican por el corte de boleta sino por una mala carga en el sistema.

Así las cosas, el candidato oficialista Martín Llaryora se dio por ganador con el 42,76% de los votos, separado de Juez por sólo 3 puntos. Luis Juez aún no reconoce la derrota y después de acusaciones varias convivo a una conferencia de prensa para exigir la apertura de todas las urnas. Hay mucho por analizar en esta Córdoba donde el modelo cordobesista se agotó.

El gran perdedor fue Schiaretti

Llaryora y Schiaretti están en campaña, por lo menos, desde enero. Pusieron pautas obscenas en los medios masivos de comunicación, también volcaron millones a redes sociales y se la pasaron inaugurando obras: plazas, parques, bici sendas… en los barrios se decía que si te descuidabas te limpiaban el patio y te lo inauguraban.

Por el lado opositor las internas históricas de Juntos por el Cambio en la provincia impidieron la salida de ese frente que empezó a hacer campaña apenas 30 días antes de las elecciones y muy debilitados. Después de mucha rosca, la fórmula no fue Juez – De Loredo; sino que este último decidió jugar en las municipales, lo que fue visto por propios y ajenos como un guiño de este espacio político a Schiaretti, una especie de remake del “pacto de las tejas”, donde el PJ se quedaba con la provincia y la UCR con el municipio (las elecciones municipales son el 23 de julio).

A esto se sumó que el espacio de Schiaretti sumó a sus filas varios referentes de la UCR y del PRO, como Prunotto y Pretto, y que en plena campaña provincial Larreta propuso sumar a Schiaretti a su coalición, lo que provocó la ira de Juez, quien viajó a Buenos Aires para impedir la jugada. Esto fue un punto de inflexión en la campaña de Juez, que le dio aire e incluso explica en parte la cantidad de votos obtenida.

Luciana Echevarría diputada electa

Pero la otra parte de la explicación viene por el lado de la derrota oficialista. Si bien todas las encuestas -manipuladas claro- daban ganador a Llaryora por amplio margen, había varios datos de la realidad que permitían avizorar las complicaciones del oficialismo. Por ejemplo, hubo un giro en la campaña, pasaron de sólo inaugurar obras y cortar cintas a polemizar directamente con Juez sobre los temas más sentidos: educación, seguridad, jubilaciones.

Otro dato es que los espacios contratados por la Justicia Electoral para la publicidad de campaña de los partidos, que por ley deben estar disponibles un mes antes de la votación, fueron entregados la última semana de campaña, reduciendo la posibilidad de todos de salir masivamente con las propuestas.

Y el dato más notorio es el sistema elegido para el escrutinio y la carga de datos: en una audiencia expres se informó que los fiscales generales ya no iban a tener actas propias, sino que el presidente de mesa otorgaría una copia escaneada a cada uno.

Además, se elaboró un instructivo donde se recomendaba cuidar las puertas de los cuartos oscuros con las fuerzas de seguridad para garantizar la tranquilidad de las autoridades de mesa al momento del escrutinio, en concreto esto implicó que los fiscales generales no pudieran entrar al conteo de votos y luego debieran confiar en los datos que el presidente les daba en un acta escaneada.

Por supuesto el sistema falló, no sólo por la falta de conectividad en las escuelas y otros problemas técnicos, sino porque era un sistema deficitario, que no fue probado como correspondía y que al día de hoy no puede terminar de contar los votos. Todo esto daba la pauta de que el oficialismo estaba complicado y no se veía tan ganador como se aseguraba en las encuestas que pagaron.

Un modelo acabado

El producto de esta elección es por un lado un gobierno muy débil, que gana con un margen mínimo y que busca por todas las vías despegarse de la herencia de casi un cuarto de siglo de gobiernos del PJ. El propio Llaryora lo dijo así: “Hay una etapa nueva. Que claramente esta fue la elección donde hay una generación que se retira, y una generación que ingresa. Por eso ya no están más los 24 años, sino que empezamos de cero. Nosotros somos una coalición distinta, la del partido cordobés”. Sin embargo, la gente no come vidrio y sabe que durante todo este tiempo Llaryora fue y es parte de este gobierno y que por más nombre que se cambien o referentes que sumen, el modelo sigue siendo el mismo.

Y, por otro lado, una Legislatura cuya primera mayoría no es oficialista, lo cual es inédito en el país. Con los resultados actuales Juntos por el Cambio se queda con 34 bancas y Hacemos Unidos por Córdoba con 32, eso seguramente configurará una nueva situación en la Unicameral. No porque los planes de la oposición patronal sean muy diferentes a los del oficialismo, pero sí porque todo deberá salir por consenso, lo que evidenciará aún más los pactos existentes entre estos dos sectores. Nosotros sabemos que se vienen tiempos difíciles. Como en Jujuy, acá también van a querer avanzar contra la protesta social para meter el ajuste en el que todos acuerdan, esta nueva legislatura va a estar seguramente al servicio de eso y por eso es tan importante que hayamos renovado la banca de Luciana para poder levantar ahí las voces que tanto uno como otro van a pretender acallar.

El kirchnerismo y los libertarios con magros resultados

Hay otros dos actores muy golpeados en esta elección. Son dos sectores políticos que no habían participado en las elecciones de 2019 y ambos tenían expectativas mucho mayores de las que finalmente obtuvieron. En el caso del kirchnerismo, en la elección de 2019 no presentaron lista justamente para trabajar por la candidatura de Schiaretti, y durante estos 4 años de mandato muchos se refugiaron en puestos en la municipalidad y ninguno de sus referentes dijo o hizo nada frente a los enormes atropellos de este gobierno al pueblo trabajador. Se callaron frente al ajuste a los jubilados, a las muertes del Neonatal, al crimen vial de Oscar González, al Cordobazo en Salud, a la rebelión docente. Fueron durante 4 años schiarettistas y aparecieron para las elecciones con un perfil delasotista, es decir de la derecha más rancia del PJ. Todo esto lo pagaron en las urnas donde quedaron sextos, debajo de la izquierda por bastante diferencia.

En el caso de los libertarios, confiaban en que las encuestas que daban buenos resultados a Milei se volcarían en su favor; sin embargo, el liberfacho los negó todo el tiempo y aún copiando sus formas violentas y sus propuestas antipueblo no lograron la performance que esperaban y en el tramo legislador también quedaron debajo de la izquierda.

La izquierda renueva su banca

En este contexto tan complejo, de mucha polarización, de corrimiento a la derecha de todas las fuerzas políticas y de surgimiento de nuevos actores políticos en la contienda electoral, no sólo logramos renovar la banca de Luciana, sino además ser cuarta fuerza en el tramo legisladores, superando al kirchnerismo y a los liberales. Esto es fruto de una enorme campaña a pulmón de toda nuestra militancia que llevó nuestras propuestas a cada rincón de la provincia, a las puertas de las fábricas, escuelas y hospitales, a los barrios, parques y plazas. Y también expresa el reconocimiento de las cordobesas y cordobeses a lo hecho por nosotros estos años. Porque valoran que hayamos estado siempre en cada lucha, que hayamos acompañado cada reclamo y denunciado todas las barbaridades de este gobierno y que además seamos una izquierda que propone, que ya tenemos casi 300 proyectos, que elaboramos colectivamente y dan respuesta a las necesidades más urgentes de la población.

Por eso en esta elección hubo un importante corte de boleta hacia Luciana, muy superior al de elecciones pasadas -que se ubicaba en el 14%-, con un 26% en la provincia y llegando a casi un 33% en la capital. Lo que refleja justamente esta valoración a los casi 4 años de mandato y también un mensaje hacia el conjunto de la izquierda, sobre la necesidad de renovación de sus referencias, no para abandonar la trayectoria sino para apostar a nuevas compañeras que son claramente las que mejor representan a la izquierda en estos momentos.

Seguir hasta transformar todo

Sabemos que estas elecciones son sólo un paso. Es muy importante que hayamos conquistado esta banca que es como sabemos un nuevo puesto de lucha para defender nuestros derechos. pero hace falta mucho más. No sólo sigue el calendario electoral, sino, sobre todo, sigue la lucha de clases y es ahí donde necesitamos una izquierda más fuerte, que intervenga de conjunto en cada proceso, en cada conflicto y en cada lucha. Para eso nos preparamos desde el MST en el Frente de Izquierda Unidad.

Viki Caldera

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