viernes, 19 abril 2024 - 20:05

Córdoba. Ante un colapso inminente, medidas insuficientes

Emanuel Oliva y Guadalupe Limbrici

El sábado por la tarde, el gobernador Juan Schiaretti y el ministro de salud Diego Cardozo en conferencia de prensa anunciaron nuevas medidas de aislamiento que regirán hasta el 26 de octubre, para combatir el aumento de casos de covid en la provincia que ya alcanzan los 50.262 positivos.

Las restricciones alcanzan a los departamentos Capital, Punilla, Santa María, Colón, Tercero Arriba y San Martín, y regirán entre el 12 y el 26 de octubre. Las actividades afectadas son: bares y restaurantes que sólo funcionarán en su modalidad take away; salones de fiestas y boliches habilitados para funcionar como bares; natatorios; gimnasios; autocines; escuelas de danza, teatro y canto; centros de formación profesional; lugares de culto y las reuniones sociales y familiares. Además, durante estos 14 días continuará la restricción de circulación nocturna entre las 20 y las 6 hs.

¿Anuncios para el personal de salud?

El gobernador dedicó unas palabras en la conferencia para homenajear al personal de salud, pero el reconocimiento no fue acompañado de ningún anuncio de aumento de salario o mejores condiciones de trabajo. Por el contrario, se anunció la incorporación de 490 nuevas camas -para responder a la crítica situación actual de ocupación del 79,2%- pero sin incorporación de personal, por lo que la perspectiva es de mayor precarización y sobreexplotación para quienes están en la primera línea.

Durante estos meses se registraron 800 contagios en el personal de salud de Córdoba, afectando directamente a la capacidad de atención de los pacientes. La falta de personal es denunciada desde antes del comienzo de la pandemia y es uno de los mayores déficits de la gestión de Schiaretti. Guardias inhumanas y salarios insuficientes que obligan al pluriempleo, son parte de las condiciones de trabajo que se agravan en este contexto.

La desinformación de los gobiernos

Los anuncios de este sábado desentrañaron finalmente la maraña de rumores, especulaciones y conjeturas sobre las medidas que iban a comenzar a regir para la provincia. Tanto las idas y vueltas de los mensajes del gobierno provincial durante la semana pasada, como el anuncio sin información detallada por parte de Alberto Fernández del viernes, generaron un clima de incertidumbre incompatible con la necesidad de información clara y certera que ameritan las crisis de estas características.

Las fallas en la comunicación oficial no son secundarias cuando la salud y la vida de la población están en juego. Así lo demuestra el fracasado operativo de testeos de las últimas semanas en la capital, que comenzó con largas filas en el polo sanitario que llegaban hasta el Parque Sarmiento, de personas con síntomas o que eran contactos estrechos de casos confirmados, que debían esperar horas en un mismo lugar para hacerse el hisopado. Este foco infeccioso generó gran alarma y la respuesta del gobierno fue, en primer lugar, trasladar el operativo a la terminal de ómnibus, donde la misma escena volvió a repetirse. En segundo lugar, se anunció la descentralización de los testeos a 67 dispensarios de distintos barrios de la ciudad, pero el anuncio no fue acompañado del envío de kits de testeo o de personal que pudiera dar respuesta a toda esa demanda, por lo que fue un fracaso. Finalmente, se decidió trasladarlos a los CPC, donde tampoco la información ni los insumos llegaron a tiempo con los anuncios. Es decir que, durante una semana, todos los días la información sobre dónde realizar un hisopado cambiaba y las personas que tenían síntomas o eran sospechosas de estar contagiadas, tuvieron que recorrer distintos puntos de la ciudad hasta encontrar alguna respuesta.

Crónica de un desastre anunciado

No se anunció ninguna medida de contención social ni ayudas económicas para que el aislamiento sea posible y no se obligue a la mayor parte de la población a elegir entre cuidarse o tener para comer.

Frente a este panorama, resulta absurdo el planteo del gobernador Schiaretti de responsabilizar por los contagios y el avance de la pandemia a los comportamientos individuales de las personas. Mientras, se vanagloria de no parar la producción de las grandes industrias y comercios, que al igual que los shoppings, seguirán con sus puertas abiertas, manteniendo una elevada circulación de personas en las calles y en el transporte público, y por lo tanto también del virus.

Los nuevos anuncios demuestran que frente al inminente colapso del sistema de salud al que nos dirigimos, quienes nos gobiernan dicen “apelar” a la responsabilidad social para encubrir que en realidad eligen proteger las ganancias de las grandes empresas a costa de la sobreexplotación del personal de salud y la vida de la población.

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