En menos de una semana, en Chubut pasamos de sufrir la aprobación legislativa de la tan mentada zonificación minera a tirarla abajo y poner en jaque todo el plan de gobierno de Arcioni-Sastre en un proceso de rebelión popular que puso en cuestionamiento todo. Recibió un cachetazo contundente el plan de Alberto Fernández y el FMI, que impulsan la megaminería para obtener dólares en pos del pago de deuda fraudulenta. Un chubutazo que partiendo de la experiencia de lucha e incorporando nuevos elementos sacudió todas las estructuras y abre una nueva situación política en la provincia, además de otro momento para la lucha socioambiental en todo el territorio plurinacional. Aquí, algunas claves de este proceso que ingresa a un nuevo capítulo.
En los últimos años Chubut y su gobernador Arcioni llegaron a las primeras planas de la escena nacional por la gravísima crisis que atraviesa la provincia: pagos escalonados o por rangos a los estatales en su momento, así como por el congelamiento salarial; pero fundamentalmente por la enorme resistencia de la docencia, el equipo de salud y toda la planta de la administración pública que, movilizada fuertemente, ya en 2019 había puesto contra las cuerdas al gobierno. Si en aquel momento Arcioni y su vice Sastre no huyeron en helicóptero fue gracias a la enorme traición de las burocracias sindicales y la falsa oposición patronal de la UCR-Juntos y el PJ-Frente de Todos, que en todas sus variantes y formas colaboraron con el sostenimiento de la gobernabilidad. Esa crisis de carácter estructural y aquella acumulación de experiencia de lucha que se expresó incluso electoralmente, donde el gobierno salió cuarto con apenas el 9% de los votos -superado en varias localidades por nuestro Frente de Izquierda- son un antecedente necesario para comprender los hechos de estos días.
Si en el plano socioambiental fueron hitos claves la expulsión del basurero nuclear que pretendían instalar en Gastre entre los años ’80 y ’90 y el esquelazo con su consecuente plebiscito por el NO a la mina en 2003, las importantes movilizaciones de les trabajadores estatales de los últimos 15 años, con un pico en 2018-2019, conjugaron una serie de reclamos que objetivamente comenzaron a cuestionar de conjunto el modelo, el patrón de acumulación capitalista en nuestro territorio, sus consecuencias y las falsas salidas que desde el poder quieren imponer aquellos que nos hundieron a fuerza de mentiras y, cuándo no, de represión.
Lo que cruje en Chubut y se percibió con fuerza esta última semana no es meramente el cuestionamiento a un gobierno, a Arcioni o Sastre en particular; se desarrolla un proceso de desconfianza en el conjunto de la institucionalidad: la Legislatura, las fuerzas represivas, la Justicia, todo. Por eso, y más allá de los alcances que para cada une tenga, junto al popularísimo “Fuera Arcioni, fuera”, decenas de miles corearon en las calles el “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. A 20 años del argentinazo, Chubut rindió un homenaje a la altura.
Masividad y una rebelión popular
Casi dos décadas hace que el pueblo de Chubut sostiene el NO es NO a partir del triunfo en Esquel. De aquel tiempo a esta parte, el movimiento socioambiental ha ido creciendo, pero también evolucionando. Es que por su composición social, con una gran participación de trabajadores docentes y de la administración pública, el proceso de crisis más general ha ido imprimiendo una serie de experiencias, ajuste tras ajuste de los gobiernos patronales (casi todos del PJ en todas sus variantes en la última década y media) que ha decantado de hecho en un nivel de conciencia anti-gobierno muy importante. Esa es la conciencia que reaccionó y pegó un salto cuando de manera exprés, entre gallos y medianoches, los diputados perpetraron la mayor estafa de los últimos tiempos; el pueblo trabajador se convocó fuertemente a rodear la Legislatura.
Ese pueblo es el que reaccionó ante la represión detrás de Legislatura para que huyan los diputados después de su criminal actuación. El mismo que ante la brutalidad de la situación estalló por miles en las calles de punta a punta de la provincia, de la cordillera a la costa, pasando por la meseta y el valle. Esa masividad popular que fue creciendo con el correr de los días es una primera clave del triunfo, un primer elemento que planteó que la correlación de fuerzas estaba a favor y que podíamos ganar.
Represión y resistencia, autodefensa
La movilización que se desarrolló desde el miércoles a la tarde-noche fue en ascenso hasta derrotar políticamente la represión. Y un elemento distintivo de esta lucha fue la combatividad de la juventud de las barriadas populares. Hay una juventud que con este modelo, con estos gobiernos y todo este sistema no tiene futuro. La elemental consigna de “el agua no se vende, se defiende” es un aglutinador de fuerzas poderosísimo, ya que al día de hoy, fruto del extractivismo petrolero y el descontrol a las grandes empresas ya padecemos fuertemente la falta de agua. Ninguna familia popular está dispuesta a entregar el agua, nuestro único río, a las mineras para que nos terminen de despojar. Y la juventud que se crio en estos 20 años de resistencia, que lo único que conoce son gobiernos de corruptos, saqueadores, ajustadores y precarizadores supo que no tenía nada que perder.
Esa radicalidad que sostuvo una enorme resistencia ante la represión en Rawson y Trelew, centro de la lucha provincial permitió garantizar que la masividad de la lucha no abandone las calles. He aquí la segunda clave. Porque ante la violencia organizada del Estado capitalista, la autodefensa es una necesidad para resistir y seguir luchando.
Entre multisectoriales y asambleas populares
Desde su génesis en 2002, las asambleas por el agua y contra la megaminería fueron cristalizando un método de funcionamiento en el que participa un activo permanente y desde ahí convoca al resto del pueblo a luchar, a movilizarse. Han sido esos espacios los que trajeron el carro hasta acá, contra viento y marea. Los ascensos en la lucha de clases, así como ponen en tensionan y cuestionan a las instituciones de la burguesía, también ponen a prueba las formas de organización tradicionales del pueblo.
En esencia, el proceso de rebelión desbordó, trascendió a todas las conducciones, por empezar a las asambleas socioambientales como la Unión de Asambleas de Comunidades en el valle provincial. De ahí que hayan surgido multisectoriales para organizar la lucha y proponer una orientación, en las que participamos diversas organizaciones sociales, sindicales y políticas.
Pero también se dieron, de hecho, embrionariamente, asambleas populares con la participación del vecinaje popular en lucha. Es decir, la adecuación organizativa a la rebelión permitió que quienes lucharon en las calles también sean parte de la deliberación, y esa es otra de las claves que fortaleció la movilización. Que siempre las mayorías decidan todo, es una enseñanza fundamental de la que no hay que retroceder.
La clase obrera industrial y el paro general
Las bases estatales por la vía de su participación en el movimiento socioambiental forzaron a que la conducción burocrática de la CTA convoque a paros ambientales para las fechas de sesiones legislativas y luego durante las jornadas de lucha. La nueva conducción Lila de la ATECh que integramos pasó su primera prueba, convocando a parar y movilizar, siendo parte del proceso. Otras conducciones como era de esperarse jugaron un rol nefasto, como la conducción verde de ATE, dirigida por Guillermo Quiroga que se mantuvo en un sepulcral silencio y quietismo mientras buena parte de su base se movilizaba y era reprimida. Poco resta decir del rol de la dirigencia del Sindicato de Comercio, en manos de Gabriela de Lucía, una de las diputadas que votó a favor de la zonificación; aunque a pesar de ella cientos de trabajadores de comercios minoristas, supermercados y shoppings se plegaron a la lucha.
Pero el elemento categóricamente distintivo de estos días fue la entrada en escena con todo de un sector muy importante del movimiento obrero industrial, los trabajadores portuarios y de las plantas procesadoras de la pesca. Hacia el final de las primeras 48 horas de lucha se comenzaron a viralizar varios videos de las bases de las plantas pesqueras, estibadores y obreros marítimos agitando el “no es no”, hecho que derivó rápidamente en el lanzamiento por parte de SUPA (estibadores) y SOMU (obreros marítimos) de un paro general por tiempo indeterminado hasta que caiga la ley minera. Y ya el mismo lunes, un día antes de la sesión, las rutas del valle y la costa norte de la provincia amanecieron cortadas por les trabajadores de las pesqueras, que a la vez de rechazar la megaminería salieron a la calle contra la nueva ley de pesca, que pone en juego condiciones y puestos de trabajo, pero que se logró que no se trate este año. Si hay un elemento categórico que terminó de inclinar la balanza, fue la entrada en escena de este sector del movimiento obrero industrial, que paró la producción y las ganancias de sus respectivas grandes patronales y fue a la ruta para paralizar parte importante de la provincia.
Gobierno débil y régimen golpeado
El triunfo en Chubut es contundente, no da lugar a ambigüedades. Con la misma velocidad que la Legislatura ecocida votó contra el pueblo, la movilización también de manera exprés derrotó este capítulo de la ofensiva minera del gobierno nacional, provincial y los diputados. El escenario de crisis previa, las resistencias y enfrentamientos a la política oficial habían ya preparado el terreno. Estamos ante un gobierno débil, que si bien va a intentar volver a arremeter, ya que la megaminería es parte necesaria de la hoja de ruta a favor del pago al Fondo Monetario, va a tener que hacerlo con una gran debilidad a cuestas. Por el contrario, el pueblo sale muy fortalecido para lo que se viene. Y si el gobierno no cayó en estos días es porque relegaron momentáneamente parte fundamental de su agenda en pos de salvar la gobernabilidad, es decir perder algo para no perder todo. Pero ante cada nuevo ataque desde el poder, rápidamente se volverá a plantear la posibilidad de caída del gobierno, que queda latente. Junto a esto, como señalamos al inicio, crece la desconfianza en toda la institucionalidad.
El triunfazo… ¿con trampas?
Desde el gobierno, a la vez que reculaba y anunciaba la derogación el 20 de diciembre, también promocionaban un supuesto plebiscito para los próximos meses. Es la trampa que preparan con un barniz pseudo-democrático. Lo que omiten es que Chubut ya decidió, ya plebiscitó en las calles y expresó su voluntad en defensa de los bienes comunes, con dos iniciativas populares y este tremendo chubutazo. Por eso, rechazamos cualquier intento de reinstalar un falso debate sobre si megaminería sí o no. Los gobiernos y sus socios tuvieron casi dos décadas para conocer la voluntad popular (y la conocen bien, por eso sostenemos un innegociable no a la megaminería y la defensa del proyecto que en plena pandemia presentamos con el apoyo de miles y miles de chubutenses, nuestra Iniciativa Popular. Como siempre dice la UACCh: nos deben una ley.
Si de verdad hubieran cambiado como dicen ahora les diputades, si de verdad comprendieron la voluntad de las calles y quieren “paz social” deben ingresar nuevamente nuestro proyecto de Iniciativa Popular para prohibir la megaminería en todas sus fases y formas, para tratarla y aprobarla. Vamos a defender el proyecto que el pueblo autoorganizado construyó para que sea ley. Y la única manera es seguir en las calles.
El MST, en la primera línea
Nuestro partido intervino con todo en este enorme proceso que vivimos en Chubut. Siendo parte importante de las movilizaciones y resistencias contra la represión en Rawson y Trelew; jugando un rol decisivo en Comodoro Rivadavia cuando el pueblo fue al Concejo Deliberante y organizando la asamblea y la movilización; siendo parte de la caravana que viajó desde la cordillera a Rawson para fortalecer la lucha provincial; acompañando con nuestra dirigente nacional Cele Fierro; desarrollando una intensa campaña nacional para romper el cerco mediático con acciones en todo el país desde la Red Ecosocialista y junto a la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones; y luego del triunfo organizando reuniones abiertas de balance con decenas de activistas de la primera línea y una gran asamblea nacional socioambiental para transmitir las primeras conclusiones de este Chubutazo a compañeres de todo el país.
Tras las huellas del argentinazo
En aquel momento, hace 20 años, la rebelión comenzó desde las periferias hacia el centro. Fueron el santiagueñazo, cutral-có y otros estallidos provinciales los que anunciaron lo que se venía: la caída en cadena de cinco presidentes en una semana y la quiebra del régimen bipartidista. Aún no se recuperan y eso también es parte del trasfondo, de los antecedentes necesarios para comprender el chubutazo. Nuestra provincia es el puntapié inicial de lo que puede convertirse en una dinámica de estallidos provinciales frente a los planes del FMI, las corporaciones y los gobiernos. Y hoy, nuevamente (pero incluso a escala más profunda) con una Latinoamérica en rebelión y un mundo polarizado, inestable. Tenemos entonces, la enorme pero apasionante tarea, en Chubut, en toda la Argentina y en el mundo con nuestra Liga Internacional Socialista en primera línea de que esta vez los “que se vayan todos” deriven en una construcción por la positiva de gobiernos de trabajadores y el pueblo. El triunfo objetivamente anticapitalista de Chubut fortalece la pelea hacia esa estrategia, y aunque no es sencillo ni automático, ese es el horizonte por el que vamos a darlo todo.
Juan Aquino