domingo, 28 abril 2024 - 20:49

Centenario de la lucha más grande de la Patagonia. “A los caídos por la livertá” [1]

Se cumplen cien años del inicio de  las huelgas conocidas como “La Patagonia Rebelde”, un suceso de luchas contra el capital en esta región austral. Escribimos este artículo como homenaje a los obreros caídos, al tiempo que reflexionamos sobre la ruptura y las limitaciones del anarquismo en un marco de grandes cambios en el mundo.

Contexto Internacional, ejemplo Rojo

En juego estaba el reparto del mundo, el control hegemónico sobre las colonias en África y Asia, el control de mares y estrechos. La guerra imperialista había producido la bancarrota de la Internacional Socialista, cuyos partidos habían pasado de la denuncia de la guerra y su carácter, al apoyo a las burguesías de sus propios países. En Rusia se precipitaban las condiciones para la caída del régimen a causa de las consecuencias materiales que dejaba la “guerra imperialista de rapiña”, diría Lenin  en  las tesis de abril.

Luego, llegaron las insurrecciones de febrero y octubre, que derrocaron a la monarquía zarista primero y al gobierno provisional de la burguesía después, para darle “todo el poder a los Soviets” dando nacimiento al primer Estado Obrero de la historia, apoyado en la alianza de obreros y campesinos, bajo un sistema de organización democrático, representativo, y combativo, con el que se identificarían los peones rurales de la Patagonia.

La guerra mundial termina en noviembre de 1918, la muerte de millones abona los campos europeos y el hambre se vuelve la moneda corriente en el viejo continente. Mientras Inglaterra intenta reconstruir las fábricas y los aliados conforman un nuevo mapa político inventando nuevos países y barriendo fronteras, muchos hombres y mujeres buscan nuevas oportunidades en América del Sur.

Una Argentina no tan radical…

En ese momento se desarrollaba el primer gobierno radical de Yrigoyen, quien había tenido un gran acompañamiento electoral de los sectores medios por su programa político que prometía importantes reformas, si bien Argentina estaba posicionado en el mercado Internacional como uno de los principales exportadores de carnes, granos y lanas, orientando toda nuestra economía a las  demandas y exigencias del Reino Unido.  En la posguerra, la demanda de materia prima decayó notablemente, la baja en el precio de la carne y la mecanización de las cosechas causan una ola de desempleo, suben los arriendos de la tierra y el costo de vida sube un cien por cien a causa del aumento de precios en las manufacturas importadas.

El gobierno radical se ve sacudido por grandes huelgas: las del campo en Santa Fe y Entre Ríos, las ferroviarias y portuarias, conflictos de muchos meses y sin soluciones que caldean los ánimos, provocando presiones al gobierno  que cumple el papel de la clase que lo llevo al poder, enfrenta casi nulamente a la burguesía y sus intereses, descargando la represión sobre la clase trabajadora. En 1919, la “semana trágica” de enero deja cientos de muertos, en 1921 se produce la masacre de Gualeguaychú y el mismo año los sangrientos sucesos de la huelga de La Forestal, a lo que se  suman las deportaciones de los principales dirigentes obreros.

Santa Cruz, riqueza de pocos

El extenso territorio arrebatado, por puñal y sangre, a los pueblos originarios durante la “campaña de del desierto” fue incorporado al Estado hasta 1880 y luego se repartió entre unos pocos comerciantes, que no conformes con recibir enormes campos -superiores a las 20 mil hectáreas- también toman como parte de pago de deudas de almacén a pequeños propietarios. Así  acumulan una cantidad de latifundios y riquezas impensada que les permitiría, como por ejemplo a Sociedad Anónima (cadena de supermercados existentes actualmente) imponer qué y a cuánto se comercializaba todo en esta región del país.

Por esa época,  la principal actividad de Santa Cruz- y toda la Patagonia- era la cría de ovejas para la exportación de carnes y lana. El alza en los precios durante el periodo de 1914 y 1918, llevaron a que los principales productores limitaran sus ventas al mínimo y acumularan grandes excedentes de materia prima especulando con la continuidad de esa suba de precios. Con la crisis del 20, se produce una caída sustancial en los precios de la libra y se implementan los derechos de aduana, provocando un aumento en el costo de la  vida, aumenta el contrabando y la corrupción.

Tirar la primera piedra

La Patagonia Rebelde es un amplio proceso, que se desarrolló de a poco y de forma contagiosa por toda la región que hoy es Santa cruz en Argentina y Magallanes del lado chileno, claro que esa división aun no existía en esa época y los lazos obreros y la lucha contra el mismo sometimiento abrirían camino  a esta seguidilla de revueltas rurales.

En enero del año pasado se cumplieron cien años del poco difundido, pero importantísimo suceso, “la rebelión de los tira piedras”, quizás la antesala de todo lo que vendría.

 El frigorífico Bories, uno de los más importantes de la zona y donde, en temporada alta, trabajaban alrededor de 700 hombres principalmente chilotes (oriundos de la Isla Grande de Chiloé), argentinos y croatas, realizaban manufacturas relacionadas a la carne ovina, bajo condiciones extremas de explotación, que provocaban continuos reclamos y medidas por parte de sus trabajadores. Estos estaban organizados bajo la FOM (Federación Obrera Magallánica) con sede en la ciudad de Punta Arenas, abarcaba el 20% de la población de Magallanes, prácticamente toda la población trabajadora del territorio estaba afiliada a ella, unos 6mil obreros aproximadamente. Construyó desde 1911 una estrecha relación  con la Federación Obrera de Oficios Varios de Río Gallegos, siendo de gran influencia para la organización de obreros en toda la Patagonia Argentina,  ambas de fuerte tendencia anarcosindicalista, aunque entre sus dirigentes se encontraban también algunos socialistas.

El 23 de enero comienza en el frigorífico una huelga por la jornada laboral de 8 horas, el alto costo de los productos de primera necesidad y la reincorporación de trabajadores ferroviarios que habían sido despedidos recientemente. Mientras los delegados se encontraban en plena negociación con la patronal, el administrador inglés “Mister Kidd” mata de un balazo a uno de los delegados, desencadenando una fuerte revuelta que movilizaría a los lugareños hasta el frigorífico, con un saldo de varios muertos también, en manos de carabineros. Se acrecienta la bronca y se decide expulsar al brazo armado del Estado y a las autoridades del recién nacido pueblo, estos últimos escaparon por la frontera y se escondieron en una estancia de la Sociedad Anónima. Los obreros logran tener el control de la ciudad durante cinco días, plantando banderas rojas y negras, incendiando el banco y organizándose frente a la inevitable llegada de las tropas armadas. El entonces gobernador de Punta Arenas pide a Correa Falcón (Gobernador de Sta. Cruz) apoyo militar, que se le es dado a sabiendas que ese “germen” se expandiría rápidamente a esta zona sino era instaurado el orden nuevamente.

El saldo de la insurrección será de cuatro obreros asesinados, seis carabineros ajusticiados por los obreros y cerca de 30 heridos de bala. Luego vendrá la detención de los cabecillas de la revuelta, aunque la mayoría ya había escapado a Santa Cruz (varios serán luego fusilados en la huelga de 1921) y tan sólo detienen a una treintena de obreros.

Continuando esta línea, y con la presencia de la Liga Patriótica y su Guardia Blanca en Punta Arenas, los ataques a la organización no cesan y en julio del mismo año 19 las milicias fascistas organizan un mitin en la plaza para desfilar después frente a la sede de la FOM, como clara provocación, alertando a los obreros que rápidamente organizaron guardias y seguridad. Luego de tres días donde todo parecía estar más calmo y la guardia se redujo, el 27 de julio el grupo para militar asaltó el local a balazos, intentando ingresar por la fuerza y provocando el incendio del local donde varios compañeros aturdidos no pudieron escapar. Al mismo tiempo la gobernación impidió la ayuda del cuerpo de bomberos y cortó el suministro de agua permitiendo que el fuego haga lo suyo, al tiempo que se asaltaba la imprenta del periódico “El Socialista” y se secuestraba de sus domicilios a los principales dirigentes obreros, 29 de los cuales  morirían en el traslado a la Cruz Roja.

Luego de más de un año de organización y pedidos a la justicia por el esclarecimiento de los hechos y el restablecimiento de los bienes de la federación, sin ningún tipo de éxito, la FOM se ve derrotada e imposibilitada, momentáneamente, de recuperar fuerza e influencia.

Bala primera

En septiembre de 1920 se produce un conflicto en Rio Gallegos, el gobernador Correa Falcón prohíbe un acto en homenaje a Francisco Ferrer -pedagogo anarquista y librepensador español- organizado por la Sociedad Obrera. Paros, boicots entre la Liga de Comerciantes, medios de prensa opositores y trabajadores sacudieron la zona durante todo octubre. Con 40 activistas presos y la prensa clausurada la S.O. convoca a organizarse  a delegados peones que expondrían la situación de las estancias, entre lo que expresaban dormir de a 8 o más personas en cuartuchos sin calefacción con temperaturas -en invierno- de menos de 18° bajo cero, “por lecho , cueros de oveja, de los más inservibles”, pésima comida, no había botiquín y los pocos que existían estaban en inglés, sus salarios eran pagados con vales; moneda chilena y argentina: o cheques a largos plazos, sumado a que debían costear sus víveres a muy altos precios.

El 21 de octubre en una reunión, los delegados tomaron conciencia por primera vez de la existencia de esas condiciones como un sistema que abarcaba a todos ellos, y que, de la misma manera, uniendo fuerzas podían cambiarlo a su favor.

Así redactaron el primer pliego de reivindicaciones que sería llevado a cada estancia por sus delegados y que la S.O. presentaría a la Sociedad Rural, estableciendo que entraría en vigencia el 1ro de noviembre y se iría a la huelga si era rechazado por los estancieros, ya que las distancias impedían una nueva reunión. La sociedad rural rechaza de plano el pliego, solo algunos pocos estancieros firmaron en acuerdo y el resto desalojó a los peones a la intemperie y desolación  de los campos

En Rio Gallegos, la S.O. sigue intentando negociar con la Sociedad Rural, sin éxito. Transcurre diciembre, la represión policial y los asaltos de la Guardia Blanca se profundizan y en enero la policía intenta tomar entre dos fuegos a un grupo de huelguistas en el hotel El Cerrito, fracasando en el intento porque los obreros ya habían sido alertados desde Gallegos. Quedan dos peones y tres policías muertos, entre ellos el obrero Zacarías Gracián, que actualmente yace abandonado en el cementerio de nuestra capital santacruceña.

En los diarios de Buenos Aires se divulgan conspiraciones, terror, saqueos, incendios y éxodo de los pobladores, así el gobierno nacional enviaría medio escuadrón de caballería y una dotación de marineros, aumenta la presión y la S.O acorralada y sin respuestas de la FORA de Bs. As publica un manifiesto levantando la huelga, que tiene lugar solo en el pueblo, ya que además de lo difícil que era enviar el mensaje a las estancias, no se tenía certeza de que los peones quisieran volver al trabajo de forma tan sencilla.

Luego de un cambio de gobernador donde asume Ángel Guzman Iza y la llegada del Coronel Héctor B. Varela el proceso toma una línea clara y una solución rápida donde se establece que se pagará medio jornal por cada día de huelga y en febrero se firma un segundo pliego de reivindicaciones presentado por los obreros que explicita que podrán plantear cualquier discrepancia según su interpretación. Así los obreros patagónicos logran un triunfo parcial, al conseguir un convenio que comprendía la mayoría de reivindicaciones planteadas desde el principio. El incumplimiento de los acuerdos por parte de los estancieros provocaría nuevos conflictos.

Bala segunda

La división que en estos momentos sufría el movimiento obrero argentino facilitó la impunidad. Existían dos grandes centrales sindicales, la FORA del 5to Congreso de orientación anarquista, y la FORA sindicalista del 9no Congreso, partidaria del dialogo con el gobierno radical, y que pese al incumplimiento de los estancieros y los meses de salario adeudado aconsejan parar solo en los establecimientos donde esto sucediera y negociar en todas partes.

En este contexto y sobre la postura de la S.O. se declara la huelga general que para el 30 de Octubre de 1921 abarcaba todo el territorio. Había por entonces 170 federados que arrastraban detrás a casi todos los peones. “Días antes del primer incidente llueven los telegramas en Buenos Aires denunciando la existencia de bandas armadas y un plan subversivo con vistas de la revolución social”, escribirá Susana Fiorito en algunas publicaciones. Quince días después es enviado nuevamente  el Coronel Varela a sofocar la rebelión. Encontró un pueblo desolado, los huelguistas que no habían sido apresados escaparon a los campos, organiza tres columnas que son enviadas al interior del territorio con órdenes claras  “Establecer la ley marcial y la declaración de guerra sin conservación de prisioneros: la muerte aun para el que se rinda.”

Las tropas se dirigen a sus zonas a realizar la “limpieza encomendada” con un método de trabajo similar en todos los casos, acercarse a los campamentos, darles el alto a los obreros, exigir que abandonen sus armas y matar al azar a los activistas, a veces con la ayuda de algún mayordomo o estanciero. Luego de algunos meses bajo esta lógica, desde el 8 al 13 de diciembre, Viñas Ibarra liquida al grupo de obreros que bajo la dirección de Antonio Soto se había refugiado en estancia La Anita, donde  fueron obligados a cavar sus propias tumbas y luego acribillados.

Para fin del mes Varela ingresa a estación Jaramillo y barre a 40 peones dirigidos por José Font (Facón Grande) en el único combate directo entre militares y  obreros, que deja dos soldados muertos. Al día siguiente el grupo de peones plantea al Coronel el cese del conflicto y pide la protección de su gente, Varela mata quemarropa a todos los huelguistas, incluido su dirigente Facón.

Para enero Varela informa  a Buenos Aires que la tarea había terminado, el único dirigente que quedó vivo fue Antonio Soto, quien había logrado escapar en La Anita hacia Chile. En las cárceles quedan más de 600 presos y la organización obrera deshecha.

Las limitaciones del anarquismo

La derrota en la Patagonia merece algunas reflexiones desde la mirada del movimiento obrero. El aislamiento de los huelguistas patagónicos, ante el cual la FORA del 9no congreso, no respondió pese al viaje del gallego Soto a Buenos Aires en procura de apoyo y solidaridad tuvo un papel relevante en la conclusión del conflicto. Por otro lado, la postura reformista del anarquismo novenista, y su política constante de acordar con el capital terrateniente, el hecho de crear una “sociedad” por fuera de otra, con un nuevo “régimen político”: la democracia obrera de las Asambleas y al mismo tiempo, firmar vales por provisiones, sujetándose al sistema de intercambio de una sociedad que supuestamente abandonó, reconocer al ejército Argentino como autoridad aun estando en ventaja cuantitativa, demostrando que la ausencia de un partido revolucionario que se propusiera cambios sustanciales de fondo a través de la dictadura del proletariado arrastró a un predecible final al movimiento de huelguista rurales más grande del siglo XX.

Ariel Cárcamo [2] y Tanya García

Notas

  1. Inscripción realizada por los obreros en las tumbas de las víctimas de la huelga
  2. Integrante de la Comisión por la Memoria de las Huelgas de 1920-1921

BIBLIOGRAFÍA

  • Santos Cid P,( 2004), Historia del Movimiento Obrero en Última Esperanza (1911- 1973) Sindicalistas, Anarquistas y socialistas, editorial Talleres Ateli y Cia, 2004, Punta Arenas, Chile.
  • Fiorito S, 1971, Un drama olvidado: las huelgas patagónicas de 1920-21, Polémica, centro editor de América Latina. Vol. 54. Pag 89 – 111.
  • Federación Libertaria Argentina, Crónica de un sobreviviente a la masacre patagónica, Patagonia 1921.
  • Rodríguez Uribe, Manuel: 1986; p.14.
  • Elida I Luque (2020), Escrito sobre la Revolución Rusa, Universidad de la Patagonia Austral.
  • Centro de análisis de política y prospectiva CPYPEN, (2017), La revuelta obrera del Frigorífico Bories y Puerto Natales en 1919, https://larepublicadeloslibros.wordpress.com/2017/06/25/la-revuelta-obrera-del-frigorifico-bories-y-puerto-natales-en-1919/
  • Cárdenas R y Vega Delgado C, La Masacre de la federación obrera de Magallanes Archivo Chile, web del centro de estudios “Miguel Enríquez”, CEME.

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