La política de la licuadora y motosierra trae consecuencias. El consumo, la industria y la construcción no logran levantarse ante los estragos que genera el plan económico de Milei.
Promesas del mesadinerista
Caputo recientemente, en un ciclo en la Bolsa de Comercio de Córdoba mencionó a los empresarios: “No sé ni cómo hacen para subsistir, pero les pido que nos apoyen porque ni bien tengamos plata vamos a sacar todos esos impuestos. Esa es la forma en que país va a salir”.
Esa expresión de deseo del ministro de Milei toma distancia con el presente que actualmente atraviesa la economía de nuestro país, intentan darle esperanzas a los empresarios mientras le venden ilusiones de rebote a los trabajadores y sectores populares.
El impacto de la recesión deja una enorme huella en la economía. En los primeros once días de este mes se registró una caída del 18% en el consumo en hipermercados y autoservicios a nivel interanual, según la consultora Scentia. En vísperas del día del niño, un relevamiento de Consumidores Libres estimo que los precios de los juguetes se encarecieron en un promedio de 242% y no hay mucha expectativa de que la fecha reactive el consumo.
En cuanto al mes de julio, se había registrado una baja en el consumo del 16,1% y el acumulado marca una caída del 9,6%. Hay quienes no ven perspectivas de mejora de acá a fin de año y otros que depositan sus esperanzas en que las fiestas puedan reactivar el consumo.
En cuanto a la industria, el desplome sigue siendo enorme. A la cifra de junio, que expresaba una contraccion interanual de 20,1% y el decimotercer mes consecutivo a la baja en el rubro, se suma otro elemento que alerta al capital industrial: resulta que el uso de la capacidad instalada sigue derrumbándose, llegando a números similares al 2002.
Durante junio la industria manufacturera utilizó el 54,5% de su capacidad, registrando una caída interanual de 14,1 puntos y mostrándose levemente por encima del registro de la pandemia. El único rubro “ileso” es la refinación de petróleo, que funciona a un 80,8%. Por otro lado, la construcción, si bien expresó una mejoría en junio sigue expresando una baja interanual de 35,2% y mayor al 30% en todo el semestre.
En la misma conferencia, el ministro volvió a afirmar el Crawling Peg al 2% y apostó al blanqueo: “Es una iniciativa clave para la recuperación de la economía. No es un deber, por supuesto que es opcional, pero el compromiso con este blanqueo es clave para resolver los problemas de Argentina. El país lo necesita y ojalá respondan”.
Desesperado en la búsqueda de dólares ante un escenario cada vez más incierto sobre el triunfo de su posible prestamista Trump en las elecciones de Estados Unidos, el gobierno apuesta con fuerza a ampliar sus reservas vía el blanqueo, mecanismo que existe para introducir fondos espurios en la economía formal.
Al mismo tiempo, continúan desarrollándose las dudas sobre la posibilidad de la quita del cepo. Caputo insiste en que para la siguiente fase es crucial que la inflación se iguale al 2% de devaluacion. No hay certezas de que se pueda perforar este año el piso del 3% siquiera. Asimismo, la “baja” inflación que tenemos solo puede verse como una “inflación de cementerios”.
Y con el valor de los salarios y jubilaciones cada aumento sigue empujando a centenas de miles a la pobreza e indigencia. Sumado a eso, la recesión sigue destruyendo puestos de trabajo todos los días, multiplicando la informalidad y el desempleo.
Sostenemos que esta inaguantable situación va a tender a seguir desarrollando confrontación y lucha popular. En ese sentido, planteamos que es necesario una unidad ahora y en las calles para enfrentar el conjunto del plan de hambre y miseria de Milei.