martes, 16 abril 2024 - 07:43

Cambio climático. La ONU pronostica daños naturales irreversibles

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU acaba de publicar un informe donde detalla el derrotero del planeta. La crisis climática agrava la situación actual. En medio del transcurso de una pandemia mundial aún no resuelta por responsabilidad del sistema capitalista que, como lo explicamos en otro artículo, producto de la vacunación desigual que sucede en el mundo, habilita la migración de las cepas que están mutando, dando la posibilidad de perpetuar este caos en materia de salud, se suman más noticias negativas.

El grupo de investigación referido indica que, producto del cambio climático, “lo peor está por llegar y afectará a las vidas de nuestros hijos y nietos mucho más que a las nuestras”. Advirtiendo “impactos irreversibles” y “dramáticas consecuencias”, como resultado de la emanación de gases de efecto invernadero proveniente de una actividad económica anárquica y agresiva con el metabolismo de la naturaleza. Remarcan en el mismo informe que en el futuro próximo los siguientes fenómenos se harán presentes: escasez de agua, hambre, enfermedades, extinción de especies, éxodos y ciudades sumergidas por la crecida de los océanos.

Las próximas generaciones, en caso de que se supere el parámetro de emanación de gases de efecto invernadero establecido por el Acuerdo de París -que ninguna de las potencias firmantes cumple-, deberán convivir con “consecuencias graves durante siglos e irreversibles en algunos casos”. Otros datos que también advierte el grupo de la ONU se encuentra la alerta de que “420 millones de personas sufrirán olas de calor extremas si el calentamiento del planeta supera 2°C. El hambre podría afectar en 2050 a hasta 80 millones de personas más que en la actualidad si no se reducen rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero”.

La crisis ambiental ya está presente

Lejos de que estos pronósticos sean efectuados por alguna organización política que defienda la preservación de la naturaleza o, según el periodista José Natanson, el “ambientalismo falopa”, hoy es una institución donde conviven las mayores potencias mundiales la que alerta sobre la catástrofe humanitaria que puede desarrollar la crisis ambiental en curso. De todas formas, lo pronosticado por la ONU ya es una realidad que apremia a la humanidad en el presente. Como consecuencia del cambio climático, en 2020, se produjeron estadísticas récords en materia de migraciones. De las más de 40,5 millones de personas en el mundo que tuvieron que migrar de su hogar el año pasado, 30,7 millones de ellas, el 75%, lo tuvieron que hacer por desastres climáticos[1]. Y sobre el último total referido, casi el 98% tuvo como motivo de su migración fenómenos climáticos: inundaciones y tormentas en forma de ciclones, huracanes y tifones.

Sin irnos más lejos, la geografía nacional se encuentra acuciada por el mismo fenómeno y está provocando estragos. La bajante extraordinaria del río Paraná, como lo reflejamos en esta nota, es una muestra contundente de un fenómeno ambiental que nada tiene que ver con causas naturales, si no más bien con el espíritu de un sistema irracional, el capitalismo, que destruye el planeta en el que vivimos.

Continuar así es la catástrofe, hay que activar el freno de emergencia

Con la hoja de ruta descrita, no hay manera de pensar que dentro de los marcos de este sistema pueda existir algún atisbo de solución. Pensar que sí es posible, es parte de no comprender, o defender, a un sistema capitalista que funciona como la causa principal de la crisis ambiental. En medio de este panorama desolador, las mismas corporaciones que acaparan más riquezas que el 50% de la población mundial, con el aval de los gobiernos, son los que continúan profundizando los modelos de producción extractivistas y altamente contaminantes.

En la Introducción a la dialéctica de la Naturaleza, Engels expuso que “todo lo que nace es digno de morir”. Quizá antes pasen millones de años, nazcan y bajen a la tumba centenares de miles de generaciones, pero se acerca inexorablemente el tiempo en que el calor decreciente del sol no podrá ya derretir el hielo procedente de los polos; la humanidad, más y más hacinada en torno al ecuador, no encontrará ni siquiera allí el calor necesario para la vida; irá desapareciendo paulatinamente toda huella de vida orgánica”. Pero el capitalismo acelera al extremo un desenlace artificial y anárquico trazado por múltiples crisis, entre ellas la ambiental. Activar el freno de emergencia, en sentido de pensar otro modelo de sociedad, donde la relación con la naturaleza se trace desde una perspectiva saludable, es una tarea para afrontar de parte de los socialistas en estos tiempos.


[1] https://www.lavanguardia.com/internacional/20210611/7513693/migrantes-desplazados-forzados-mundo-causas-climaticas-disparan-niveles-record.html

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