jueves, 2 mayo 2024 - 00:36

Cambio climático. Era de la «ebullición mundial»: hay que tomar partido

Hace pocos días el secretario general de la ONU anunció el comienzo de la era de la «ebullición global», refiriéndose así a las catastróficas consecuencias del desequilibrio provocado por el cambio climático. Según la comunidad científica, julio de 2023 será el mes más cálido registrado en el planeta, y el más caluroso en al menos los últimos 120.000 años. Mientras tanto el sur de Europa se prende fuego, con focos de incendio en Italia, Grecia y demás países del mediterráneo, como ya ocurrió antes en Australia y el Amazonas. El tiempo es tirano, ¿Qué hacer?

La crisis global del capitalismo expone la peor cara de la clase social que gobierna en el mundo. Por un lado, condena a una gran parte de la población del planeta a una vida de miseria completa. Y si no, miremos África: continente donde los pueblos y nuestros compañeros pelean contra los gobiernos para no morir de hambre por una feroz sequía, y en el cual celebraremos un congreso a finales de agosto que reunirá a organizaciones y activistas socialistas de todo el África. Por otro lado, nos empuja a la barbarie de la guerra, con la posibilidad latente de un nuevo conflicto a escala mundial y el fantasma de una tercera guerra asomándose. Con la sociedad humana expuesta a sucumbir frente al «irrefrenable» cambio climático.

Frente a estos escenarios poco felices, la clase capitalista que por ahora tiene la palanca del destino de la humanidad en sus manos, simula preocupación. Y eso es todo. Porque es el mismo sistema que los privilegia el responsable del desastre al que vamos. Dicho de otro modo: no hay solución para el cambio climático, la miseria y la violencia en el mundo si no es sobre la base de abolir la propiedad privada capitalista, y eso no lo van a hacer los capitalistas. Ningún rico va a aceptar voluntariamente perder su derecho a explotar a los trabajadores y a devastar el planeta para engrosar sus ganancias. Ese «derecho» está implícito en el derecho a la propiedad privada de los grandes terratenientes y multimillonarios del mundo, los dueños de la tierra, de las industrias y del dinero.

Cualquier transición a otro mundo que termine con la pobreza y que se desarrolle en equilibrio con la naturaleza implica un enfrentamiento con esta clase social. Hay que asumirlo, eso nos enseña la historia. La clase social que se beneficia del «viejo orden» defiende el status quo hasta el último suspiro en una lucha violenta que llamamos «lucha de clases». Están dispuestos a todo. El nuevo fenómeno de la extrema derecha en el mundo muestra de lo que son capaces en tiempos de crisis sistémica. Autoritarismo, represión salvaje, y negacionismo del cambio climático. Si los de abajo se rebelan están dispuestos a todo. Tienen de su lado el poder del Estado, con sus fuerzas represivas y a las principales corporaciones mediáticas.

Queda claro que nos enfrentamos a un enemigo poderoso. Si queremos ganar, necesitamos el esfuerzo de miles y miles que de manera consciente y con un plan, se enfrenten a este monstruo para arrebatarle la palanca del destino de la humanidad y reorganizar la sociedad humana bajo otra lógica. Y eso tienen nombre: partido revolucionario. Es ingenuo creer que hay «voluntades espontáneas» que ante una circunstancia «extraordinaria» puedan llevar adelante tan difícil tarea.

En el camino quedan los movimientos y organizaciones laxas que duran casi un suspiro o se pasan al bando del enemigo. No hay organización que resista en el tiempo sin compañerxs comprometidos, que decidan poner la lucha como una de las prioridades en su vida. No hay revolucionarios part-time detrás de las grandes gestas de los oprimidos. Necesitamos fortalecer nuestro partido con activistas de todas las causas que poco a poco saquen la conclusión de que no hay futuro si no derrotamos al capitalismo. Por eso rechazamos la pelea por “lo posible”, que no alcanza para frenar este desastre. El sistema capitalista no se puede suavizar. La sed de ganancia descontrolada de los capitalistas los empuja a destruir y saquear el medio ambiente sin importar las consecuencias, como si vivieran “en otro planeta”, y a imponer condiciones de vida miserables a la mayoría social que con su trabajo hace funcionar al mundo.

El tiempo apremia, hay que dar una gran pelea en defensa de la organización colectiva y democrática de los trabajadores y las mayorías populares. Que actúe de manera coordinada frente a un enemigo que está dispuesto a todo. Una pelea por una organización con una hoja de ruta y un plan concreto: luchamos por el socialismo para remplazar al capitalismo, única alternativa para frenar la depredación del medio ambiente y el cambio climático. Con la más amplia democracia para discutir todo, donde convivamos sin problemas con las diferencias, y con la más férrea unidad en la acción para pegar con fuerza y pasar de ser espectadores catárticos del desastre, a organizadores de un futuro donde la vida valga la pena para todos.

Te invitamos a compartir esta tarea construyendo con nosotros el MST en el FIT Unidad en Argentina y las organizaciones de la LIS (Liga Internacional Socialista) en todo el mundo, junto a miles de trabajadores y jóvenes que se proponen transformar la era de la «ebullición mundial» en la era de la «revolución mundial».

Juan Russo

https://news.un.org/es/story/2023/07/1523012

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