martes, 20 mayo 2025 - 02:02

Apuestas online. Una mirada socialista

Artículo extraído de la edición impresa de Alternativa Socialista Nº858.

Por Luciana Echevarría y Vicky Caldera

Las apuestas online, sobre todo en la adolescencia y juventud, son un fenómeno nuevo que avanza sin freno y trae consecuencias nefastas. Mientras los investigadores recién empiezan a estudiar el caso y van obteniendo y sistematizando algunos datos epidemiológicos certeros, la ludopatía juvenil ya se extendió ampliamente en todo el mundo. Se combinan en esta tragedia múltiples elementos: responsabilidades políticas claras, negocios absolutamente rentables para un puñado de parásitos, la colonización de la vida por parte de las nuevas tecnologías y como base de sustentación la crisis capitalista mundial con  todas sus expresiones: económica, ecológica, sanitaria, moral, política, civilizatoria.

Salud mental y ludopatía juvenil: el emergente del fenómeno

El paquete incluye, por un lado, deporte, sponsors, billeteras virtuales y una caja preciada por la política, y por el otro, una crisis económica  y social que impacta en el crecimiento de las apuestas y enciende alertas.

Según una encuesta reciente de UNICEF, 8 de cada 10 jóvenes de entre 13 y 24 años  accedieron o conocen a alguien que apostó  online en el último año. De ellos casi el 40% ingresa a páginas de apuestas muy seguido o todos los días. Si antes la ludopatía aparecía en adultos de más de 45 años, la multiplicación y facilidad de la modalidad virtual está cambiando el perfil etario: ahora la problemática se concentra entre los 15 y 35 años. En tiempos de crisis  económica y social, esto tiende a crecer como forma de supervivencia para hacer un dinero extra. Por eso, el 46% de los montos con los que se apuestan son bajos, de entre $1000 y $2000.

El acceso cada vez más extendido a las apuestas en línea implica una mayor exposición y riesgo cierto de desarrollar ludopatía: tenerlo al alcance de la mano -un teléfono-, poder hacerlo en  cualquier lado -escuela, club, casa, colectivo- y en cualquier momento ya que están disponibles las 24hs del día, son aspectos que refuerzan el peligro.

Por ejemplo, un estudio de la Universidad Pontificia Bolivariana de Colombia del 2023 arroja un dato  alarmante: de cada 100 jóvenes que apuestan  online, 30 desarrollan algún comportamiento  compulsivo. Es útil aclarar que Colombia fue el primer país de la región en regular el juego online  (2016) y en los últimos años los juegos de azar  fueron el sector económico que más creció en ese país, como contrapartida la ludopatía digital se extiende.

El acceso permanente a las apuestas es un elemento muy importante del problema, pero no  el único. La otra pata del asunto es la publicidad  permanente y agresiva de las páginas de apuestas  que aparecen hasta en la sopa.

Seenka Media Data refleja que en los canales deportivos argentinos 7 de cada 10 segundos publicitarios tienen como protagonistas anuncios sobre apuestas online. A su vez, otro informe reveló que sólo en 2023, las 10 plataformas más importantes invirtieron casi 8 mil millones de pesos en publicidad, sin contar la que gastan en Google y en redes sociales. Hoy en día es imposible ver un partido de fútbol, entrar a una  web de noticias o incluso caminar por la calle, sin ser bombardeado por publicidades que incitan a apostar.

Para completar el negocio aparecen en escena las billeteras virtuales, donde se multiplican las transacciones para apostar online.

En este ángulo el que se hace un picnic es Galperín que con Mercado Pago administra el 75% de las cuentas virtuales y las tiene habilitadas a personas a partir de los 13 años.

Con todo este paquete y la claridad de que hay muchas más probabilidades de desarrollar problemas de ludopatía en los jóvenes que  apuestan en línea frente a aquellos que no  recurren a Internet, el problema es una bomba de tiempo que puede explotar en cualquier momento. Mientras tanto miles de chicos en el país ya sufren las consecuencias que a nivel personal pueden implicar deudas, aislamiento, pérdida de concentración, bajo rendimiento académico, ausentismo escolar y laboral. Lo que  puede derivar en trastornos depresivos, ansiedad, tristeza, cambios de humor, insomnio, ideas suicidas, desesperación, atracones y aumento de peso, pérdida de apetito,sentimientos de culpa, vergüenza y baja autoestima. Estos temas fueron analizados por un estudio de la Universidad Nacional de Córdoba dirigido por Raúl Gómez, quien afirma lo siguiente: “Un análisis preliminar sugiere que estamos al borde de una crisis sanitaria y social vinculada a los juegos de apuestas en línea en jóvenes. Varios factores, tanto objetivos como subjetivos, impulsan el crecimiento de estas apuestas y el riesgo para la salud mental en este grupo”.

La trama política del desastre

Desde el 2008 Macri empezó a analizar legalizar los sitios de apuestas online, interesado por las apuestas deportivas. Ya en esa época, por grises legales, la web formoapuestas.com.ar que funcionaba con un permiso del Instituto de Asistencia Social de Formosa, permitía apuestas

desde Buenos Aires. En su momento movían  94.339 dólares anuales, hoy en día ese monto es  lo que mueven A DIARIO las apuestas online solo en Córdoba. Esto da la pauta de que lo que antes era un negocio marginal hoy está sumamente  extendido.

Finalmente las dos primeras regulaciones en el país las aprobaron Vidal y Larreta, en Buenos Aires y CABA respectivamente, ambos en 2018.

Dato de color: el de CABA fue aprobado en la última sesión del año, igual que el de Córdoba, una muestra de que son proyectos resistidos por la sociedad y que no les dan rédito político. Las regulaciones del juego online pegan un salto en plena pandemia: durante el 2020 aprueban leyes o resoluciones Corrientes, Mendoza, Santa Fe. A las que en los años subsiguientes se les sumaron Chaco, Misiones, San Luis, Tucumán, Neuquén, Río Negro, Entre Ríos, Santa Cruz y La Pampa.

En Córdoba el proyecto fue presentado en 2021 por Juntos por el Cambio. Hacemos Unidos por Córdoba (PJ) puso los votos sin quemarse políticamente, siendo por lo bajo promotores de la iniciativa. Los legisladores firmantes luego fueron premiados con cargos en el gobierno de Llaryora.

Si bien Juntos por el Cambio es en muchos casos quien impulsa los proyectos, en todos hicieron falta los votos y voluntades del PJ, porque a fin de cuentas, tanto Kicillof, como Perotti y Schiaretti en su momento, o ahora Pullaro y Llaryora, anhelan la caja que mueven estas apuestas, ya que las distintas regulaciones establecen el pago de un canon que oscila entre el 8 y el 15% de las utilidades netas.

La trama económica: legalización de un negocio millonario

Si ese porcentaje mínimo (entre 8 y 15% de las utilidades netas) ilusiona tanto a los gobiernos, imaginémonos lo que ganan los empresarios del juego lucrando con la salud de los pibes. Por eso el lobby es brutal e intentan instalar relatos falaces para dar continuidad a las ganancias millonarias de los empresarios del sector.

Uno de los voceros de esas mentiras es Orlando Arduh -impulsor de la legalización en Córdoba- que defiende públicamente que la legalización no incentiva el juego, e incluso se anima a decir que LO RESTRINGE porque si no estuviera la norma la problemática del juego online sería peor. Todo esto es FALSO. La idea que están intentando imponer desde el gobierno es que el problema son las páginas ilegales, que con las legales el juego es controlado y seguro. Esta es la primera mentira, si bien las plataformas legales “no permiten” que jueguen menores, la realidad es que poniendo un número de documento y fecha de nacimiento de un mayor pueden ingresar.

Por lo demás, no hay prácticamente control ni mecanismos de reducción de daños incorporados a las plataformas. La segunda mentira es que la regulación controla; la regulación lo único que hizo fue dar el negocio a las empresas y utilizar los mecanismos de persecución a las ilegales para favorecer la ganancia de las legales. No importa aquí que la gente juegue menos, importa que lo haga en las que están autorizadas para que no se les escape ni un solo peso.

De hecho, al contrario de lo que dicen, la legalización funcionó como un trampolín para las apuestas online, ya que desde que se legalizaron, las apuestas crecieron de manera  desenfrenada y esto está íntimamente vinculado con la publicidad, que antes estaba prohibida.

Autorizarles el funcionamiento permitió a las plataformas desplegar una ofensiva publicitaria que llega por todas las vías al conjunto de la población -sobre todo a los más jóvenes- y fomenta a niveles nunca antes vistos las apuestas y también la ludopatía. Del 2022 al 2023 las ciberapuestas crecieron un 150% y se registraron en 2023 14,6 millones de usuarios en el país. Esto permite afirmar que la legalización no redujo el juego, lo catapultó.

Resulta útil en este caso la comparación con la crisis de los opiáceos en EEUU. Sintéticamente digamos que aquel fenómeno tuvo su origen en la aprobación de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU), coima mediante, de analgésicos que incluían opiáceos

con alta potencialidad adictiva entre sus  componentes. Es decir, el proceso empieza con la legalización del producto, lo que abre la puerta inmediatamente a la posibilidad de publicitar y construir una necesidad. Las estrategias publicitarias en el caso de los opiáceos fueron extremadamente agresivas y costosas: un ejército de promotoras, prebendas a quienes más recetaran el medicamento, intervención en historias clínicas, entre otras, aprovechándose de algo tan popular como el dolor. En esto también se asemejan las apuestas online que ponen gran parte de su ganancia en campañas de marketing para instalar la necesidad de jugar, valiéndose de  algo también muy popular: el fútbol.

Los dueños del negocio

Los que se quedan con las abultadas ganancias que genera este negocio – que según algunas estimaciones mueve más de 2500 millones de dólares anuales en nuestro país- son plataformas de apuestas extranjeras asociadas a empresarios locales, muchos de ellos viejos dueños de casinos y bingos.

Betwarrior está vinculada a Federico de Achával, dueño del Hipódromo de Palermo, socio de Cristóbal López e investigado por una offshore en los Panamá Papers. El socio local de Betsson es Daniel Mautone, dueño del Casino Victoria (Entre Ríos) y amigo íntimo de Daniel Angelici, quien se sospecha está detrás de Betano y sería quien habría operado en la AFA para que el torneo nacional de fútbol pase a llamarse Torneo Betano.

Otros que se benefician son Antonio Tabanelli, dueño de la empresa Boldt, que además tiene casinos en distintas partes del país y latinoamérica y controla BPlay. Bet 365, de origen británico, es operada en Argentina por Oscar Stefani dueño de casinos en Berazategui y Tandil. PlayCet es de Roggio y Caruso, que son además dueños de los tragamonedas de Córdoba y gran parte del país.

Parches y reformas, para no debatir el fondo

Frente al avance del negocio y las consecuencias que ya empiezan a verse en los jóvenes, las distintas fuerzas políticas que lo impulsaron, ahora tratan de acomodarse. En Córdoba por ejemplo el año pasado se aprobó una reforma a la ley de juego online, que aunque fue presentada con bombos y platillos como una solución al problema, no fue más que un cambio  cosmético: agregaron controles biométricos y exigieron que las páginas de apuestas legales  destinen un porcentaje de sus ingresos a hacer  publicidad contra las apuestas ilegales, o sea las obligaron a hacer publicidad por ellas mismas.

Cuando esa iniciativa se debatía en comisiones, frente a nuestra propuesta de derogar la ley que le dio el negocio a Angelici, Roggio y compañía, la respuesta fue que eso no puede hacerse porque generaría una serie de acciones judiciales multimillonarias de parte de las cuatro empresas que proveen las plataformas de apuestas. Es decir, la política pública la definen las empresas de apuestas.

Una propuesta socialista

Si aportamos tantos elementos al análisis de una problemática es para poder buscar una solución que de verdad ponga el centro en la salud y el bienestar de todos, con principal énfasis en los más jóvenes, que una vez más pagan los platos rotos de una crisis que no provocaron pero pesa en sus espaldas.

Antes de abordar de lleno las propuestas  transicionales, queremos decir que esto es diferente a otras adicciones, como por ejemplo el consumo problemático de algunas sustancias que son utilizadas incluso desde antes de la existencia del sistema capitalista por la humanidad y comerciadas de manera ilegal.

En este caso esas sustancias  ya son un negocio lucrativo y su legalización con absoluto control estatal contribuiría a controlarlo. Acá es al revés, mientras las casas de apuestas online se mantenían ilegales, el negocio era bastante marginal; fue su legalización lo que permitió la publicidad y un crecimiento exponencial del consumo como ya mencionamos.

Lo que buscaron al legalizarlo no fue la reducción de daños, sino que las empresas dominantes no tengan competencia, es decir que el Estado se encargue de cuidar el negocio y no de cuidar la vida y la salud de los pibes.

Dicho esto nos parece fundamental posicionarnos desde una afirmación clara: no hay posibilidad seria de discutir realmente este problema si no empezamos por despejar de la ecuación a los negociados, es decir, el primer paso urgente es derogar las leyes que legalizan el negocio del juego online en todas las provincias.

Por supuesto que a partir de la derogación de esas leyes se abre todo un nuevo capítulo que hay que abordar y tiene que ver con la responsabilidad estatal en hacer todo lo que

haga falta para erradicar las apuestas online. Y  eso implica discutir el fondo del asunto que está  estrechamente vinculado a la decadencia del  sistema capitalista: si los empresarios cada vez

avanzan más en estos nichos que no generan nada productivo es porque hace rato para este sistema dejó de ser rentable la producción y los capitales se vuelcan a la especulación y la realización rápida de ganancias.

Además la malaria es tan grande que muchos  jóvenes ven en esto una posibilidad de salvarse,  quizás no para siempre, pero aunque sea para poder hacerse el día. La misma crisis provoca que las familias tengan que trabajar cada vez más tiempo para lograr un salario que no sea de indigencia, por lo que los chicos pasan cada vez más tiempo solos. La idea de que si están en su pieza o en casa con el teléfono están cuidados, es una falacia y un enorme desafío de la crianza en estos tiempos. En un sentido la serie Adolescencia de Netflix refleja esta realidad tan actual y angustiante: un sistema que te obliga a ver más a tu jefe que a tus hijos; una escuela desfinanciada y con docentes mal pagos, que está pensada para otra época, para otros chicos y que hoy no logra dar respuesta a sus desafíos; y los pibes hiperconectados pero totalmente  solos, expuestos a todo tipo de peligros, entre los que las apuestas online son uno con gran preponderancia.

Sumemos que las apuestas al estar ligadas en muchos casos a eventos deportivos (quién gana tal partido, cuántos goles mete tal, etc.) generan la ilusión de que no son azarosas, sino que dependen de tu conocimiento o viveza, elemento que se asienta sobre las falsas ideologías difundidas por la derecha de que te podés hacer rico siendo broker o accediendo a la educación financiera.

Romper el laberinto, asaltar los cielos

Las chicas y chicos forman parte de un mundo que no les pertenece y que saben muy bien que si sigue así colapsa en breve. Lo único que permite ser parte de algo es la plata, porque todo lo que les gusta a ellos y que permite ‘pertenecer’ está absolutamente mercantilizado: el juego, el deporte, el desarrollo tecnológico. Todo. De más está decir que nunca se tiene el dinero suficiente para consumir todo lo que el sistema vende, ni nunca se es lo suficientemente lindo, atractivo, fitness, hegemónico, como el sistema pretende; y en definitiva aunque se está permanentemente conectado, nunca se es realmente parte. “La soledad no es tanto el no tener amigos sino sentir que estás en una plaza llena de gente, y que estás todo el rato gritando ‘hola, es obvio, necesito ayuda’ y como que nadie te está escuchando, no es que no te presten atención, es que ni siquiera te oyen”. Así lo definía una estudiante consultada por una investigación de la Universidad Autónoma de Barcelona sobre la conexión como forma de socialización. Retomamos acá a Marx que en los Manuscritos Económicos y filosóficos de 1844 decía “Llegamos al resultado de que el hombre (el trabajador) se siente libremente activo sólo en sus funciones animales, en el comer, beber, engendrar y todo lo más en aquello que toca a la habitación y el atavío, y en cambio sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se vuelve humano y lo humano se vuelve animal”.

La única forma de salir de este laberinto es destruirlo. Hoy más que nunca solo existe una forma de superar los problemas tan graves que nos atraviesan, tenemos solo una forma de recuperar nuestro presente para conquistar un futuro que valga la pena ser vivido y es la ruptura total con el sistema capitalista y la construcción de una sociedad socialista.

Por plantear esto, desde alguno sectores que jamás se atreven a cuestionar a fondo lo que vivimos, nos tratan de utópicos. Pero seamos claros, este sistema no tiene ni una virtud para mostrar, muy por el contrario nos encamina a utopías reaccionarias que hacen que Black Mirror parezca un cuento para niños.

En este marco nuestra propuesta es viable, posible y sobre todo necesaria: quitarles de las manos a los capitalistas todos los resortes de la economía, para que sean puestos al servicio de los trabajadores y sectores populares. Que las decisiones sobre qué, cómo y cuánto producir sean tomadas democráticamente. Que el trabajo se libere de la alienación capitalista, trabajar menos y trabajar todos repartiendo las horas de trabajo disponible. Que la tecnología sea una herramienta al servicio de aliviar la labor humana y no un factor de esclavización como sucede hoy. Que todas y todos dispongamos de tiempo para crear. Que el deporte, el juego, la tecnología, el futuro, sean por fin nuestros.

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