martes, 21 mayo 2024 - 18:38

Andrés Nuñez. 33 años en busca de justicia

El 28 de septiembre, hace 33 años, Andrés Núñez fue secuestrado por la policía. En tiempos de dictadura, un hecho así parecería «lugar común», algo que si nos fijamos en el número de muertes y desapariciones por terrorismo de Estado se consideraría normal.

Pero Andrés no desapareció durante la dictadura, sino en tiempos de la llamada democracia, donde se suponía que la policía debía garantizar la seguridad de los ciudadanos y no atentar contra sus vidas. Este tipo de actuación policial, lejos de ser algo raro o un caso aislado, se sigue produciendo hasta el día de hoy, y afecta principalmente a jóvenes pobres. Muchos de estos asesinos, tanto en el caso de Andrés como en otros más recientes, siguen libres, al margen de la justicia.

Hasta el día de hoy su viuda, Mirna, lucha para que todos los responsables de la desaparición y muerte de Andrés sean llevados ante la justicia. Muchos ya han sido juzgados y encarcelados, mientras que otros siguen prófugos o han muerto de viejos, sin jamás pagar por el crimen cometido.

Mirna, viuda y testigo del secuestro de Andrés y la negligencia de la justicia

Mirna, viuda de Andrés, quien ha estado luchando por justicia desde su desaparición, brindó una breve entrevista sobre lo sucedido el 28 de septiembre de 1990 y las consecuencias que este hecho tuvo en su vida y la de sus familiares y amigos.

-Primero, me gustaría entender cómo era Andrés. He visto algunos artículos que hablaban de su secuestro y desaparición, pero no vi ninguno que hablara de él, su personalidad y su forma de ser. Entonces, ¿cómo era Andrés Núñez?

-Mirna: Andrés era un ser hermoso con todas las personas. Andrés fue papá, la nena tenía un año y medio cuando le pasó esto. Fue futbolista y arreglaba artefactos de casa. A él le apasionaba el fútbol y era un papá excelente. La quería a la nena y ya pensaba en sus 15 años.

Andaba siempre en bicicleta con su buzo, con equipo de gimnasia siempre. No se quedaba quieto, andaba de aquí para allá.

-¿Podrías hablar un poco sobre la noche en que secuestraron a Andrés?

-Mirna: Nuestro dolor empezó el 28 de septiembre del ‘90. En mi casa llegaron cuatro policías de civil por un hurto de bicicleta. Entraron en la casa sin orden de allanamiento. Y no encontraron la bicicleta. Dos se quedaron adentro y dos se fueron de manera fugaz.

Nos mantuvieron a nosotros también secuestradod en casa. Revolvieron toda la casa y no encontraron nada.

Por toda la noche nos torturaron el cerebro. A cada rato entraban en la pieza nuestra que la beba, nuestra hija, estaba durmiendo en su cuna. A cada rato entraban y la destapaban. Yo me quedaba en la puerta y me moría de miedo. Yo pensaba que nos iban a matar a todos ahí adentro.

-¿Podrías, si es posible, contarme cómo fueron los días posteriores a la desaparición? ¿Cómo encontraste información sobre dónde estaba Andrés y qué le había sucedido?

-Mirna: Lo empezamos a buscar por todos lados al otro día. Al día siguiente vino la mamá de Guevara, un chico amigo de él, que también lo llevaron preso.  Y la mamá de Guevara nos contó que vio a Andrés ese mismo día, porque era la madrugada el 28 de septiembre del 90.

Empezamos a buscar, nos fuimos a la brigada, nos íbamos por todos lados. Nos negaban la brigada. Lo borraron del libro de entrada.

Todos los días íbamos de aquí para allá a buscarle. Nos fuimos a hasta los hospitales, todas las comisarías, y nos fuimos a la octava acá en La Plata. Y una mujer policía nos dijo que Andrés estaba en la ex-brigada de investigación de La Plata (antes era la brigada de investigación de La Plata).

Me dijeron que Andrés debe estar viajando a Brasil con su novia, mientras que ya lo habían matado. A los 5 años se quebró una policía, Alicia Visconti, después se quebró el marido que estaba en el hecho, Daniel Ramos. Y así supimos donde estaba el cuerpo.

-En estos años de lucha, ¿ha recibido alguna amenaza o alguna vez te has sentido amenazada?

Mirna: Me pasaron demasiadas cosas, pero nunca le mostré a mi hija, siempre la reservé. Nosotros Mirna y el grupo que apoya a la causa de Andrés– tuvimos siempre amenazas. Un día me gritaron de un coche rojo que yo iba a ser la próxima Julio López si no dejo de joder.

Andrés fue secuestrado, torturado y asesinado poco después del fin de la dictadura y el retorno de la democracia. Sus verdugos todavía estaban vinculados al régimen asesino que asoló el país durante tantos años y utilizaron los mismos métodos crueles contra él.

Pero en los tiempos actuales, incluso con agentes que no tienen vínculos pasados ​​con la dictadura, estas prácticas de desaparición forzada continúan. Continúan produciéndose muertes en comisarías, torturas y persecuciones.

Quizás haya llegado el momento de preguntarnos cuál es el papel real de la policía en nuestra sociedad y por qué la policía sigue como una institución que aplica métodos dignos de sangrientas dictaduras, incluso en tiempos de libertad democrática.

Marcela Gottschald

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