martes, 24 diciembre 2024 - 14:16

Alzar la voz. Nina Simone: la sacerdotisa del soul

Corría el mes de setiembre de 1963, el racismo en ciertos estados de la “modelo”  Estados Unidos se cobra la vida de unas niñas que estaban en una iglesia, la incendian con ellas adentro. Otras veinte personas resultan heridas de gravedad. El hecho se conocería como el atentado de la Iglesia Bautista de la calle 16  en Birmingham, Alabama, una de las ciudades con más índices de crímenes de odio.

Al tiempo ocurría el asesinato del activista por los derechos civiles afroamericanos Medgar Evers, en Misisipi.

El KKK cuelga personas de color de los árboles.

Una Nina Simone que no sin sacrificios había hecho ya una carrera escribe y le pone música al tema Misisipi goddam (maldito seas Misisipi). Primero le censuran el nombre cambiando goddam por grafías. Luego en los negocios de venta se lo rechazan, algunos vendedores  parten en pedazos el vinilo para tirarlo. La precoz pianista de música clásica se abría paso como herramienta de rebeldía ante los últimos acontecimientos. Amiga de la activista y escritora Lorraine Hansberry, se incorpora a la militancia por los derechos civiles. Conoce a los líderes más importantes del movimiento. Nadie mejor que ella para reconocerse en estos reclamos,  nacida y criada en los suburbios segregados.

El movimiento se iba conformando al calor de las movilizaciones hacia la ciudad de Montgomery, ella participará de la tercera.

Partieron desde la ciudad de Selma cerca de 3.000 manifestantes y a medida que avanzaban se sumaban contingentes, iban “custodiados” por las fuerzas como parte del acuerdo. Por las noches acampaban en los campos y luego continuaban a pie. En los 20 kilómetros que recorrieron hasta la parada final los integrantes habían alcanzado el número de 25.000 manifestantes. Esa noche se realizó el recital Estrellas por la libertad. Entre figuras como Harry Belafonte, Tony Bennett, Samy David Jr. entre otros. Nina Simone interpreta su tema. Y lo hace de una manera descomunal, como si toda la rabia de su propia historia pudiese exorcizarse con esa performance.

Al día siguiente Martin Luther King Jr. pronunció el discurso How Long, Not Long (¿Por cuánto tiempo? No por mucho).

Inicios

Nacida un 21 de febrero de 1933 en la ciudad de Tryon, un pueblo de Carolina del norte, Eunice Kathleen Waymon, es una niña prodigio. A los cuatro años ya toca el piano en la iglesia metodista donde su madre será ministra. Era la sexta hija entre ocho hermanos, su padre se ganaba la vida tocando y bailando.

Una mujer mayor que logra escuchar su interpretación en el piano le ofrece a los padres instrucción clásica para la niña. Y así lo hace. Estudia duro las partituras de los clásicos, se enamora de Bach. Son muchas las horas que la niña pasa frente a sus lecciones, sus padres desean que triunfe y anhelan la afamada y prestigiosa escuela Julliard para ella. El problema era la economía. No estaban en condiciones de afrontar los gastos que representaba la asistencia a esa casa de estudios. Su profesora, la casi anciana judía  Muriel Massinovitch,  crea una especie de fundación apelando a la solidaridad de quienes la conocen y que admiraban las dotes de la adolescente. Logró estudiar piano allí pero los fondos pronto se terminaron. Entonces solicitó una beca en el Instituto Curtis y luego de la audición será rechazada. Llegará a comprender años más tarde que no era falta de talento lo que la alejó de aquella posibilidad, sino su color de piel.

Esta circunstancia la hizo sufrir mucho, pero había que ganarse la vida, de manera que encuentra trabajo en un bar de Nueva Jersey. Interpreta frente a los borrachines del lugar temas de soul y góspel al piano. Pero el dueño le recrimina que debe cantar, de lo contrario la echara del lugar. Así, Eunice le dará lugar a Nina Simone, el nombre una derivación de como la nombraba un novio suyo, y Simone por la actriz Simone Signoret.

Ella que soñaba con ser una exitosa concertista de color interpretando a Bach y Beethoven se transformó en la cantante de culto más apreciada del siglo veinte.

Escenas de vida

En el documental realizado por su hija Lisa Simon, What happened, Miss Simone?  se la muestra como una mujer contradictoria y violenta. Incluso, hacia el final de sus días, la clínica tendrá un nombre para su patología: Nina es bipolar.

Pero, al recorrer su vida, quienes sostenemos que el sistema explota doblemente a las mujeres, notamos rápidamente que ella es un ejemplo claro de esta condición.

Su marido Andy Stroud, un sargento de policía, deja su oficio para transformarse en el mánager. El hombre la violentaba física y económicamente,  al mejor estilo patrón de estancia, presionándola para que triunfe rápidamente, y para ello la sobreexpone a largas horas de trabajo, ensayos, giras y presentaciones. Su carrera cobra un fuerte impulso, pero detrás de las cifras y la popularidad, se irá conformando una mujer sufriente, violentada y explotada.

Las dotes de una grande

Su compañero, guitarrista y director musical Al Shackman, con quien tocó por primera vez en 1975 en un bar de Pensilvania, recuerda que en esa ocasión ella se sentó a tocar sin siquiera mirarlo. La amalgama fue inmediata, conectaron desde la interpretación, por eso ella también reconocerá en Al, una sensibilidad particular, oído absoluto, no se necesitaba más que con Nina al mando, navegar por las canciones de un modo original y novedoso. “Nina metamorfoseaba las canciones, las adaptaba a su experiencia”.

Para la mujer lo que importaba era “transmitir un mensaje emocional, utilizando todo lo que se lleva adentro para llegar a una sola nota. A veces sueno con voz grave, otras como café con crema”.

George Wein, el fundador del Jazz Festival de Newport rememora que cuando la vio y oyó por primera vez quedó impresionado, mezclando jazz con soul, entonando con distintos registros: “Era una voz femenina con registros de barítono”.

Los especialistas de la época resaltaban de qué ingeniosa manera Nina había incorporado las técnicas y la disciplina de la música clásica, “introdujo en el jazz el concepto de fuga y contrapunto”

El sometimiento y la violencia

En el trabajo audiovisual de su hija se documenta el gran sacrificio y contrariedad que tuvo que atravesar desde que nació. Estaba en plena carrera, las giras y la exigencia de su marido se transformaron en un peso difícil de sostener. Nina deseaba estar más tiempo con la bebé, pero ambas tareas eran imposibles de llevar adelante sin agrietar alguna de las dos. Eso le fue cambiando el humor, en un diario casero anotaba con cierto desgarro las implicancias del cuidado, el anhelo de combinar ambas cosas, y el desgaste que semejante empresa le causaba. Sus músicos recuerdan que durante los ensayos estallaba en discusiones e incluso en el escenario era capaz de terminar un concierto si alguien hablaba o se levantaba de su asiento. “Caía en momentos de depresión, de a ratos rompía cosas. Eso se fue agravando con el tiempo”, recuerda el padre de la niña con total desentendimiento acerca de su propia responsabilidad en la salud mental de la cantante.

Exigente como era, en su libretita anota “Ojalá pudiera pensar que es un trabajo como cualquiera y nada más”, “lo único que hacía era trabajar y trabajar. Empecé a tomar pastillas para dormir, no podía hacerlo. La música estaba ahí, siempre rondado mi cabeza. Pensé que Andy me daría un descanso, pero no. No lo hizo”.

Su amigo Al rememora un episodio en el que Andrew la golpeó y ella acudió a él para que la protegiese. Sabía que Nina le tenía miedo, veía cómo la “explotaba como a un caballo de carreras”. “Me llamó a las cinco de la mañana porque necesitaba esconderse”, afirma el músico. La propia Simone cuenta cómo, luego de un momento en que un fan le pasa una nota, el marido se la lleva del lugar y le va propinado palizas afuera de la discoteca, al llegar a la casa, incluso ya dentro de ella, le apunta con un arma y luego la ata y la viola.

Me golpeaba, pero yo lo amaba y creía cada vez que ya no lo iba a hacer”.

Según Lisa Simone, su madre persistía en quedarse con el hombre, e incluso sospecha que ella también había sido atrapada por aquel círculo de violencia.

La música por los derechos civiles

Comprometida por completo con el movimiento de los derechos civiles, Nina Simone se propone un objetivo claro. Quiere movilizar con sus canciones, quiere provocar y dejar registro desde lo musical de las atrocidades de la segregación.

Quiero entrar en ese antro de gente elegante con todas sus ideas viejas y toda su petulancia y volverlo locos a todos”.

En esa época, podía cantar para ayudar a mi gente, y eso pasó a ser el pilar de mi vida. Ya no era el piano ni la música clásica, ni siquiera la música popular. Era la música por los derechos civiles”.

Había conocido a las y los artistas que eran el trasfondo intelectual del movimiento: dramaturgos, poetas, escritores de donde Nina se nutría para seguir creando. Langston Hughes, por ejemplo, escribió para ella Blacklash Blues, una letra poderosa a la medida de lo que necesitaba decir.

Señor “Latigazo Negro”
Quien crees que soy
Elevas mis impuestos, congelas mis cuentas
Y mandas a mi hijo a Vietnam

Me das casas de segunda clase
Y escuelas de segunda
Crees que todas esas personas de color
Son de segunda clase
Señor “latigazo Negro”, te voy a dejar
Con el blues de “Latigazo Negro”

Cuando intento encontrar un trabajo
Para ganar un poco de dinero
Todo lo que tienes que ofrecer
Es tu maldito latigazo negro
Pero la palabra es grande
Grande y clara
Y está

lleno de personas como yo
Quienes son negras, amarillas, beige y café
Señor “Latigazo Negro”, te voy a dejar
Con el blues de “latigazo negro”

La canción Young, Gifted and Black que compuso Nina Simone en 1969 era un homenaje a la dramaturga y activista política Lorraine Hansberry, una gran amiga fallecida prematuramente, cuya última obra inacabada tenía ese título. Pero lo cierto es que esta pieza se convirtió en himno de la lucha por los derechos civiles.

Joven, hábil y negro
Oh, qué precioso y precioso sueño
Para ser joven, talentoso y negro
Abre tu corazón a lo que quiero decir
En todo el mundo sabes
Hay un millón de niños y niñas
Quiénes son jóvenes, hábiles y negros
Y eso es un hecho
Joven, hábil y negro
Debemos comenzar a decirle a nuestros jóvenes
Hay un mundo esperándote
Esta es una búsqueda que acaba de comenzar

El camino militante de la cantante se hizo radical al conocer al líder Stokely Carmichael. “Nunca fui pacifista, en ese momento opinaba que no importaban los medios para conseguir nuestros derechos”.

De las reuniones con estos grupos empezó a considerar métodos más violentos a la vez que fue seducida a una orientación de segregación pero a la inversa: “los negros nunca obtendrán sus derechos si no forman su propio Estado, y hubiera una revolución armada y corriera mucha sangre”.

Durante este período sus presentaciones y temáticas estaban acotadas solo a la lucha por las reivindicaciones, y por el tono con el que las interpretaba, los medios y empresarios no la llamaban. Se diría de alguna manera que estuvo cancelada. Los problemas económicos se agudizaron. Tenía la responsabilidad sobre su banda, su familia.

Toda esa presión la fue enfermando, su entorno la retrata como depresiva con episodios de estallidos violentos. En su diario anota que pensaba en suicidarse, y que se lo dijo al marido, quien le contestó que tal vez fuese mejor para terminar con su sufrimiento. Ella afirma que lo odia y que está pensando en separarse.

Tropiezos y renacimiento

Eran los últimos años de la década de los sesenta, asesinado Martin Luther King y luego de un colapso nervioso en una de sus giras, Nina Simone decide irse del país. El  destino será Liberia, en África, donde testimonia se sentía, por fin, libre. Al continente luego llevará a Lisa, quien recuerda las escenas de violencia que ahora la propia Nina ejercía con ella.

La estadía en Liberia vino a cumplirle un deseo profundo, disfrutaba de la naturaleza y los habitantes y no se sentía esclava de su carrera.

Pero el dinero se terminó y tuvo que regresar. Lo hizo de la mano de mudarse desde África a Suiza. En 1976 reapareció en Montreaux, pero seguía en una situación económica ajustada.

Viaja a París a retomar su carrera, pero termina trabajando en unos café-concert por muy poco dinero. Pasó mucho tiempo hasta que su antiguo amigo Gerrit de Bruin junto a Al, el guitarrista con quien había iniciado el ascenso de su carrera, al verla en un estado desesperante, le alquilan una casa en Holanda, la hacen ver con un médico amigo. Es en esta época que la diagnostican con síntomas de bipolaridad y la medican para ello.

Volvió a los conciertos y a tocar, la música la salvó. En los noventa hizo giras por el mundo.

Se instaló en el sur de Francia. Recibió quince premios Grammy.

 “¿Sabías que la voz humana es el único instrumento puro, que tiene notas que ningún otro instrumento posee? Es como estar en medio de las teclas del piano. Las notas están ahí, las puedes cantar, pero no las puedes encontrar en ningún otro instrumento. A mí me pasa igual. Yo vivo en medio. Vivo en los dos mundos, el blanco y el negro. Soy Nina Simone, la estrella, y no estoy aquí. Soy una mujer. Mi ser secreto se encuentra entre estos mundos”. Nadine Cohodas, en su interesante biografía de la cantante Princess Noire: the Tumultuous Reign of Nina Simone (Pantheon, 2005)

Nina Simone murió en 2003 y nos dejó un repertorio intenso y maravilloso, el registro de una vida difícil a la que le dio pelea desde donde y como pudo, el corazón en la voz y  la majestuosidad de su piano.

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