lunes, 29 abril 2024 - 19:22

Alerta Dengue. La responsabilidad del gobierno y del sistema

Con 233 mil casos y más de 161 muertos, asistimos a una histórica epidemia por Dengue en nuestro país. El desmanejo de la misma por parte del gobierno liberfacho llevó a que la tuviéramos que enfrentar desprotegidos, casi sin medidas de prevención concretas por parte del Estado, con las guardias de hospitales y centros de salud saturadas de consultas. Sin vacunas y con los comerciantes en «modo ultramercado» vendiendo los pocos repelentes a precios de locura. Qué medidas no se tomaron y se deberán tomar para el próximo año es lo que desarrollaremos en esta nota.

Según el último parte del Ministerio de Salud de fines de marzo, la Argentina tiene registrado 232.996 casos, con 161 fallecidos y 512 casos graves. Según el mismo informe, el Dengue adquirió este año la característica epidémica en 5 zonas (NOA, NEA, Cuyo, Centro y La Pampa de zona Sur). La mayor cantidad (56% del total) corresponde a la zona Centro que incluye Bs As. Y se da como un hecho que en el NEA y NOA ya adquirió características endémicas (es decir permanecerá en forma más o menos estable durante todo el año).

Es una realidad también que este año la epidemia no sólo es histórica desde el punto de vista de la cantidad de casos (el mayor número de casos por semana jamás registrado) y su extensión nacional, sino porque se adelantó temporalmente con una aceleración de casos desde diciembre 2023. Además sabemos que hay un subregistro de casos, ya sea porque los profesionales de la salud en las guardias no dan abasto para registrarlo o porque se atienden en sistemas privados con menor registro o directamente no asisten ante la imposibilidad de acceder a la atención en hospitales.

Agente y vector

Como pasó con el Coronavirus, la población general, tarde y a los ponchazos, ya está incorporando conocimientos acerca de esta nueva plaga que nos azota. Pero, igualmente haremos aquí un breve repaso de la enfermedad, su agente etiológico y su vector, que nos sirva de base para entender los errores que se cometieron y lo que debemos exigirle al Gobierno para que la próxima no sea mucho más grave que la actual.

El dengue es una enfermedad viral producida por un Flavivirus, del cual existen 4 serotipos 1-2-3 y 4. En la Argentina están circulando el 1,2 y 3. Los cuales producen prácticamente el mismo tipo de sintomatología (distinto de lo que fuera con COViD19). La misma se caracteriza por fiebre, dolores musculares (la mayoría de las veces muy intensos, por eso se la llamó fiebre quebrantahuesos), cefaleas, náuseas, vómitos y manchas en la piel color rojo. Los casos graves están referidos a la presencia sobre todo de hemorragias (por boca, mucosas, intestino, etc.), hipotensión arterial y shock y el compromiso de órganos como el corazón (miocarditis). La enfermedad, habitualmente leve en la primera infección, afecta desde niños hasta adultos, hombres y mujeres prácticamente por igual, aunque los extremos de la vida y los enfermos con déficits de la inmunidad, tumores u otras patologías crónicas y graves tienden a complicarse y tener mayor letalidad.

El vector, quien trasmite la enfermedad, es el mosquito Aedes Aegypti, el cual distinto del mosquito común o de los charcos, suele vivir en zonas domiciliarias, siempre que éstas cumplan algunas condiciones. La hembra (dado que el macho se alimenta del néctar de plantas) necesita para sus huevos de sangre humana por eso es la única que pica. Al picar un paciente infectado (que debe estar en la fase aguda, virémica de la enfermedad, es decir los primeros 7 días) la propia hembra se contagia y empieza a reproducir el virus en su cuerpo, el cual se reproduce más rápida y ferozmente a mayor calor y humedad. Virus que luego transmitirá en forma vertical a sus huevos. Estos huevos puestos por miles y en varios ciclos, pueden permanecer en agua durante mucho tiempo para eclosionar meses después siendo los que generarán un nuevo brote epidémico al año siguiente, con la diferencia que en este nuevo año, ya salen infectados y portadores del virus miles y miles de nuevos mosquitos, esto es lo que hace que año tras año las epidemias sean cada vez mayores, si no se toman acciones muy concretas, que por supuesto no se hicieron en nuestro país.

Cambio climático y pobreza: verdaderas causas de la epidemia

Hace más de 70 años Ramón Carrillo (primer ministro de Salud Pública del país) acuñó una frase diciendo «comparado con la pobreza, el hambre y la desprotección social, los microbios como causa de enfermedad, son sólo unas pobres causas». Hoy con el Dengue podemos decir que es completamente vigente.

El Dengue no es una enfermedad «novedosa» como lo fue el Covid. Durante años estuvo limitada mayormente a zonas tropicales de América y el Caribe, de Asia y de África Occidental. Pero fue el cambio climático, con el aumento de la temperatura global, el cambio de los regímenes de lluvias e inundaciones los que fueron extendiendo las barreras del virus cada vez más hacia el Sur. La deforestación, el monocultivo, la eliminación de zonas naturales para la reproducción del Aedes, todas consecuencias del modo de producción capitalista, llevaron a que este se refugie en las ciudades, a tal punto que hoy lo denominan «mosquito mascota» porque vive en los domicilios. Pero no en todos lados por igual, es claro que en los lugares en donde no se dispone de agua corriente, ni drenajes subterráneos, donde las plantas crecen en las afueras de las casas, típico paisaje de las villas y zonas más desprotegidas socialmente, la reproducción es mayor y los contagios por consecuencia mayores también. Si a esto le agregamos que esta población tiene en general menor accesibilidad a la atención médica, a que puedan recibir información correcta por parte de los profesionales de la salud sobre cómo hacer para prevenir el contagio cruzado, si se infecta algún miembro de la familia. Y ni qué hablar de poder comprar repelentes, espirales o aerosoles. Se entiende entonces que las capas más pobres de la sociedad sean las más afectadas y los nichos en donde se dan las condiciones para futuros focos endémicos, donde se refugie el mosquito para ya no irse nunca más.

El agosto de los capitalistas en modo libertario

Ante la pasmosa inacción del gobierno (ya nos ocuparemos de esto más adelante), al ver crecer los contagios exponencialmente y con anticipación, los fabricantes y comerciantes destinados a la producción, distribución y venta de repelentes, aerosoles y espirales, libres como están con el gobierno de LLA, de imponer ellos las condiciones de mercado, hicieron su agosto aún en la presencia de una emergencia de Salud Pública como lo es esta epidemia. Y así las cremas, líquidos, aerosoles, repelentes comenzaron su escalada de precios con inflación propia: en pocos días aumentaron el 20-100 y hasta el 1000% según dónde se los fueran a comprar, qué tan acuciante era la demanda y cuánto especulara el vendedor que serían los costos de reposición del producto. Eso pasó ya desde principios de diciembre y continúa hasta hoy.

El gobierno de Milei, fiel a su estilo de cuidar la libertad de los de arriba, sin importarle la del pueblo y ni siquiera su salud o muerte, dejó correr todos estos meses sin ningún tipo de intervención. Un silencio cómplice y fatal, que ni siquiera atinaba una respuesta por parte del propio Ministro de Salud, que vino a emitir un comunicado (errado y tendencioso por cierto) recién hace unos pocos días, cuando ya todos los especialistas hablan que por cuestiones climáticas, la curva epidémica estaría amesetándose e incluso esperan un descenso las próximas semanas (así lo manifestó Quirós ministros de Salud de CABA y es muy probable que así sea). De ponerle freno a los aumentos desmedidos de precios, nada. De importar como prometieron en otras ramas, nada. De producción nacional masiva a través de instituciones públicas nada.

Nada tiene esto de casual, la más famosa marca de repelentes y que tiene más del 80% del mercado de los mismos es Off, que corresponde a la multinacional S.C. Johnson de origen estadounidense, obviamente. Por si fuera poco es la que comercializa tabletas y espirales Fuyi y Raid en la Argentina, combo completo. «Viva la libertad carajo» diría el presidente, ante cada oportunidad de favorecerle negocios a sus admirados del norte, así nos cueste 233 mil infectados en el país.

La responsabilidad del Gobierno

Además de lo que ya hemos mencionado con respecto a dejar correr el aumento de locura de los precios de repelentes, el Gobierno no hizo prácticamente nada en el manejo de la epidemia. Fueron primero meses de silencio de radio. Luego cuando ya todo el mundo se quejaba y empezaba a cambiar el humor social, se dedicaron primero a negar la importancia y la profundidad de la epidemia y a echarle la culpa a las gestiones anteriores. Claro está que esta epidemia no nace de un huevo, son 5 años en los que los brotes se fueron intensificando, cada vez más casos, con cada más cerca de la zona central, donde vive la mayor concentración de población del país, etc. Pero es claro también que la primera medida ante una epidemia (y ante cualquier problema sanitario en general) lo primero que hay que hacer es reconocer que existe, estudiar su presentación, su evolución, recurrir a la ayuda de expertos en salud, etc. Nada de esto se hizo, hace meses que hubo un documento presentado por especialistas en infectología que daban sus recomendaciones de alertar a la población, de fumigaciones específicas, de advertencia sobre requerimientos de repelentes, sobre vacunación, también se ignoró todo esto.
Ya con el problema in crescendo, tampoco actuaron con medidas públicas de descacharreo (solo algunas propagandas por TV que terminaban poniendo la responsabilidad en manos de la población y no de ellos), tampoco corte de pastizales, entrega de mosquiteros, uso de larvicidas, absolutamente nada.

En el otro extremo del control y prevención de la epidemia, el gobierno ignoró las consecuencias de salud que iban a producirse, así no reforzó las guardias, no se contrató a nuevo personal de administrativos (que podrían hacer el primer triage), ni de enfermería ni médicos, aún a sabiendas que estábamos ante un brote que duplicaba y hasta cuadruplicaba todo lo visto anteriormente, lo que no era más que el preludio de las guardias abarrotadas, de largas colas, de profesionales otra vez cansados y sobrepasados, violencia en las guardias, falta de llegada del paciente a la consulta, etc. Como dijimos esto trae consecuencias concretas, miles se quedarían afuera del diagnóstico y control, otros se tornarían graves, ingresando a los hospitales ya en estado crítico, aumentando los costos por la necesidad de uso de recursos intensivos. Algunos muertos incluso en sus domicilios sin haber llegado a internarse. La inmensa mayoría, contagiada con formas leves pero sin medidas de prevención de contagios como ya nombramos.

El colmo de la desidia y la inacción fue obviamente el propio Ministro de Salud, Russo al que no se le conocía la cara, en medio de una epidemia y del cual el portavoz Manuel Adorni dijo que estaba trabajando de manera exquisita! Quien no sólo estuvo desaparecido durante toda la curva de ascenso de contagios, para sacar un comunicado recién al final de marzo, esencialmente para justificar la ausencia del Estado en esta epidemia y para justificar con información sesgada por qué no iban a comprar vacunas para prevenir los contagios, incluyendo información falsa sobre las mismas, como que no estaba aprobada en EEUU (donde no fue presentada para su aprobación), o que no era efectiva (todos los especialistas en infectología lo han desmentido al ministro). Incluso circuló la versión que ellos sí se vacunaron. Si esto se confirmara estaríamos ante un nuevo caso de vacunatorio VIP al que ya nos había acostumbrado el kirchnerismo

Medidas de emergencia

Nuestra legisladora de CABA, Cele Fierro, presentó un proyecto de Ley de emergencia en la Legislatura de CABA, no solo para paliar lo que quede de este brote 2024, sino de cara a evitar un nuevo salto el año próximo y un abordaje integral del Dengue. Estas medidas forman parte del mismo y de proyectos similares a presentar por otrxs legisladorxs en el país.

Estas propuestas parten de reconocer la epidemia como una emergencia de salud pública y reclamos desde el equipo de salud y sectores sociales al gobierno nacional y provinciales para que se declare la Emergencia en Salud y se dispongan todos los fondos necesarios para atacar este brote y prevenir los próximos.

1) Repelentes gratuitos para toda la población. Hay que declarar de utilidad pública los repelentes, que el estado intervenga para evitar el acaparamiento especulativo. Compra, importación y fabricación masiva de repelentes por parte del Estado Nacional. Apelando a la capacidad instalada para producción pública en provincias y establecimientos de salud, como sucede parcialmente en Tucumán y Buenos Aires, a través de las Universidades de farmacia. Distribución gratuita a toda la población.

2) Fumigación estratificada con el modelo de la OPS. Multiplicar de manera efectiva las fumigaciones con criterio de control de foco, evitando las fumigaciones masivas que sólo consiguen eliminar otro tipo de insectos que a su vez controlan y limitan el crecimiento de mosquitos. Evaluación y uso de larvicidas para destruir las larvas que eclosionarán ahora y hasta el próximo año. El CONICET presentó hace más de un año un producto larvicida, que aún no tiene producción masiva, a pesar de los buenos resultados obtenidos.

3) Hospitales libres de contagio. Especial atención a las fumigaciones y control de focos en hospitales, uso masivo de repelentes y mosquiteros en las instituciones sanitarias.

4) Equipo de salud e infraestructura sanitaria. Aumento de personal en guardias, pisos de internación y creación de nuevas salas de atención específicas de Dengue, separados por gravedad de patología.

5) Vacunas para todxs a cargo del Estado. Comprar vacunas en forma masiva para ser aplicadas de forma gratuita con criterio de prioridad empezando por los enfermos convalecientes de dengue de más de 3 meses de primera infección, para los ancianos y enfermos de alto riesgo (cáncer, inmunosuprimidos, etc). Y a todo el personal de salud en riesgo de contagio por atención de pacientes con Dengue agudo. Familiares de pacientes con Dengue agudo también.

6) Mapeo epidemiológico. Compra y utilización de reactivos para Dengue, para su uso con criterio epidemiológico e identificación de nuevos focos y serotipos.

7) Campaña masiva de comunicación. Publicidad, concientización e instalación de postas sanitarias en espacios públicos, para proveer de información correcta y permanente a la población de las medidas a tomar para el control de la epidemia.

Sólo abandonando la desidia y el desmanejo liberfacho podremos hacer frente a esta nueva peste que, producto de la decadencia del sistema capitalista mundial y la inacción del gobierno, está costándonos enfermos y muertes nuevamente en nuestro país. Con la plata de la deuda y lo que se roba el FMI y cobrando un impuesto extraordinario a las corporaciones y las grandes fortunas, sobran recursos para invertir en las medidas de emergencia y para avanzar hacia un sistema único de salud que permita un abordaje de fondo para esta enfermedad emergente.

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