jueves, 25 abril 2024 - 04:22

Aborto. Un papelón oficial tras otro

Los vaivenes e improvisaciones del gobierno confirman que, más que preparar en forma responsable el debate del aborto, lo sacó de la galera buscando que no se hable del ajuste.

Según una flamante encuesta de una consultora amiga del kirchnerismo, el 41% de les bonaerenses identifica al gobierno nacional con la palabra ajuste. Otro 34% no sabe y sólo un 24% cree que impulsa el consumo. Como la encuesta es por muestreo, no cabe explicar que toda la gente encuestada es macrista. Pero aun en ese absurdo, 41% es más que el 38% que sacó el macrismo en la última elección. En suma, la bronca crece.

Que en la principal provincia del país la opinión más popular sea que el gobierno ajusta confirma su desgaste. ¿Qué queda de aquel Fernández que al inicio de la pandemia daba cátedra y ganaba apoyo? Poco. No expropió Vicentín, no tocó la salud privada, arrugó ante el FMI para pagarle la deuda que fugó Macri y encima recortó las jubilaciones. Algo tenía que inventar. Entonces vino el “impuesto a los ricos”, ese alto verso, y tras diez meses de demora reflotó su proyecto de aborto.

Improvisación a full

La lista de traspiés oficiales en cuanto al tema aborto es larga, pero vale recordarla porque marca el nivel de improvisación y es un alerta de cara a qué ley puede terminar saliendo.

1. Massa recibió antes a los celestes antiderechos que a las referentes de la Campaña por el Derecho al Aborto, a las que además les postergó varias reuniones. Generó bronca entre el activismo verde.

2. En el temario de las comisiones de Diputados primero incluyeron sólo el proyecto oficial. Ante las lógicas quejas, tuvieron que agregar el de la Campaña y otro más que hay (ver temarios 1 y 2).

3. Prorrogaron las sesiones ordinarias para que la ley se vote el 10, justo al cumplirse un año de gobierno. Pero como por apuro se llevaron puesto el reglamento[1] de la cámara, tuvieron que alargar el período de sesiones ordinarias. Además, todavía falta definir las fechas para dictaminar y votar e incluso el lugar de sesión porque en el Congreso no podrían cumplir el distanciamiento.

4. Primero pusieron 25 expositoras/es a favor del aborto legal y 25 en contra. Al prorrogar, tuvieron que incluir 10 más de cada lado y encima agregaron una reunión informativa el jueves 3 (ver acta).

Así las cosas, el dictamen sería el miércoles 9 y la votación el viernes 11 o lunes 14. Al cierre de esta nota, todo sigue sin confirmar. O sea, el gobierno no tenía nada preparado y su improvisación con el tema aborto le suma incertidumbres a un debate ya tenso de por sí.

Los riesgos políticos

Si todos estos problemas organizativos muestran la falta de responsabilidad del oficialismo, el principal riesgo es el trasfondo político.

A diferencia del proyecto de la Campaña, el del gobierno incluye la objeción de conciencia individual. Y al igual que el proyecto de los “mil días”, pro-maternidad, es una concesión a la Iglesia y los evangélicos. Pero como bien dice la Campaña, si cada profesional de un hospital o clínica objeta, de hecho es una objeción institucional. Entonces, para que la ley no incluya la objeción individual o al menos prohíba la institucional, hay que batallar muy duro y movilizar.

El martes 1º se conoció otra muerte por aborto clandestino, otra muerte evitable: Mariela, de 40 años, en Córdoba, que deja huérfanos. Y el mismo día salió en los medios el caso de una nena de 12 años, en Jujuy, violada, embarazada, y a quien un hospital público de la capital provincial le negó el acceso a una ILE (Interrupción Legal del Embarazo). Esos dinosaurios religiosos y políticos hipócritas que dicen “defender la vida” lo que en realidad defienden son los embarazos forzados y las niñas-madres. Y si eso pasa con una práctica que ya hoy la ley argentina autoriza, negándole a una niña abusada un aborto no punible, imaginemos qué pasaría mañana en el caso de un aborto común.

Por eso es tan peligrosa la famosa objeción de conciencia. No hay vueltas: rechacémosla. Defendamos a fondo el proyecto de la Campaña. Y rodeemos de verde el Congreso o el lugar en que sesionen, movilizando masivamente el día del dictamen y más aún el día de la votación. Cuando sean. Y que de una vez por todas sea ley.


[1] Según el art. 106, las comisiones deben emitir dictamen antes de 10 días del fin de las sesiones ordinarias.

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