jueves, 29 mayo 2025 - 10:04

Polémica con el PTS. Dos concepciones en la izquierda frente a la etapa Milei

Publicamos, a continuación, este material editado por la dirección del MST en el Frente de Izquierda Unidad con el que realiza un aporte a los debates dentro de la izquierda anticapitalista y socialista. En esta ocasión el material parte de una polémica con el PTS en torno a lo sucedido el pasado 24 de marzo y de allí a su relación con el proyecto que la izquierda necesita fortalecer en el país.

Este trabajo en todo su recorrido se adentra en debates sobre la unidad de acción, el frente único, la crisis del peronismo, el carácter del Frente de Izquierda y sus límites electorales. Polemiza con las concepciones equivocadas del PTS sobre todos estos temas y desarrolla las propuestas de fondo que el MST impulsa y que aquí se exponen en profundidad. Esperamos que esta contribución ayude a fortalecer las posibilidades de que la izquierda pueda dar el salto hacia adelante que necesita.    

El 24 de marzo de este año se produjo un acontecimiento histórico. Después de casi 20 años de división en dos marchas y actos, los organismos de DDHH lograron una convocatoria unitaria, independiente y multitudinaria. Frente a este acontecimiento enorme, hubo dos posiciones opuestas en la izquierda revolucionaria: la que tuvimos desde el MST, contribuyendo a esa correcta unidad de acción en el 49° aniversario del genocidio en Argentina; y la del PTS y aliados, que saboteó (sin éxito) esa convocatoria y le dio la espalda a una demostración multitudinaria de fuerzas en el país de los 30 mil desaparecidos y del gobierno ultra-derechista de Milei. La incomprensión de la crisis del peronismo. El sectarismo y el oportunismo nocivos para el FIT Unidad. Dos concepciones estratégicas en la lucha por una izquierda anticapitalista y socialista, con influencia de masas en nuestro país. 

Para un marxista, la construcción del partido revolucionario tiene como punto de apoyo inicial su programa, su método, ideas, la tradición acumulada y, a partir de ahí, la organización militante. La teoría, el programa, son la síntesis de una experiencia histórica de la clase obrera y del socialismo revolucionario, en su larga trayectoria. Este sería como el punto de partida, el primer aspecto del desafío para la revolución. Pero entonces, empieza la parte más compleja que consiste en cómo hacer para llegar con nuestro programa y nuestras ideas a la mayoría de la clase obrera y los sectores populares. No es una cuestión simple.

Obviamente, los atajos no sirven y llevan a frustraciones casi seguras. Pero, para la mentalidad sectaria, el cómo llegar a las masas con las ideas socialistas parece no presentar mayores problemas. Basta con autoproclamarse “el partido revolucionario independiente”, llamar a los trabajadores a que se unan y esperar. Trotsky dice en un artículo que “el sectario ve la vida de la sociedad como una gran escuela, en la que él es el maestro. En su opinión, la clase obrera debería dejar aparte otras cosas menos importantes y sentarse ordenadamente alrededor de su tarima. Entonces la tarea estaría resuelta. A pesar de que jura por el marxismo en cada frase, el sectario es la negación directa del materialismo dialéctico, que toma la experiencia como punto de partida y siempre vuelve a ella. Un sectario no entiende la acción y reacción dialéctica entre un programa acabado y la lucha de masas viva, es decir imperfecta, inacabada. El sectarismo es hostil a la dialéctica (no en palabras, pero si en los hechos) en el sentido en que vuelve la espalda al desarrollo real de la clase obrera” [1].

Los maestros y fundadores del socialismo científico, los grandes constructores de partido revolucionario que reivindicamos desde el campo del trotskismo, siempre partían de la realidad tal como era, y aplicaban las tácticas más hábiles para conectar con el auténtico movimiento de masas y lograr empatizar con el programa del marxismo revolucionario, aprovechando al máximo cada oportunidad planteada en la lucha de clases.

En Argentina estamos viviendo una etapa distinta. Con un gobierno ultraderechista con vocación fascistoide, que se propone remodelar las reglas de la economía, las relaciones sociales y el régimen político tal como lo conocemos de los últimos 40 años, desde la caída de la dictadura genocida. En ese contexto, el conjunto de las fuerzas políticas patronales tradicionales atraviesa además una crisis sin precedentes, especialmente el peronismo, escollo fundamental en la lucha por la construcción de una fuerza de izquierda con capacidad de influencia masiva entre los trabajadores y el pueblo.

Por eso, frente a este panorama y porque en nuestro país desde la izquierda revolucionaria contamos con una fuerza militante y presencia importante, queremos hacer un debate fraternal, constructivo y totalmente franco como aporte a la tarea de construir la alternativa política con peso de masas que hace falta para superar al peronismo en el movimiento obrero, la juventud y en el conjunto de los sectores populares, hacia una salida socialista y revolucionaria, en condiciones de luchar por el poder.

El 24 de marzo como laboratorio de dos perspectivas distintas en la izquierda

El 24 de marzo pasado, a 49 años del golpe genocida, se produjo en el corazón político del país un hecho histórico y positivo: después de casi 20 años los organismos de DDHH que fueron vanguardia en la lucha contra la dictadura y contra la impunidad de la democracia de ricos, se unieron para convocar un acto independiente del Estado, los gobiernos y todos los partidos patronales en Plaza de Mayo, que congregó a cientos de miles de personas.

En el país de los 30.000 y del gobierno ultraderechista de Milei, se trató de un acontecimiento multitudinario e importante.

Frente a este hecho de masas, la izquierda revolucionaria tuvo dos posiciones opuestas: la de nuestro partido, el MST que, junto a más de 40 organizaciones del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, militamos para que esa Plaza se diera; y la del PTS de Myriam Bregman que, junto a PO, IS, NMAS y algún que otro grupo más, le dieron la espalda a este hecho trascendental, hicieron lo imposible por dividirlo, aunque lógicamente no lo lograron. Los debates que precedieron a estas dos posiciones, el balance del hecho histórico, los métodos de ese balance y las conclusiones de toda la polémica plantearon blanco sobre negro dos concepciones distintas sobre cómo construir alternativa política de izquierda, con peso masivo en nuestro país. Este material como contribución, va dirigido a la militancia de base del PTS, como así también a la del resto de los partidos del FIT-U y los simpatizantes de la izquierda en Argentina. Aspiramos a un intercambio leal y a sumar elementos para una reflexión crítica, de forma colectiva. Con ese espíritu elaboramos este folleto de polémica pública.

¿Es correcto oponerse a la unidad de acción de los organismos de DDHH?

Lo vivido en Plaza de Mayo el último 24 de marzo fue masivo, histórico, contundente e independiente. Masivo como una de las principales acciones de movilización callejera construidas contra Milei, desde que asumió. Histórico porque después de casi 20 años de división en esa fecha, producto de la intervención del kirchnerismo desde 2006 copando políticamente la fecha, se logró reconstruir la unidad en la acción de los organismos de DDHH que fueron vanguardia en la lucha contra el genocidio, la memoria, la verdad y la justicia en este país. Contundente porque se transformó en un potentísima demostración de fuerza social contra el proyecto ultra-derechista y fascistoide que gobierna. Independiente del Estado y de todo poder político, dado por el mensaje leído en el acto de Plaza de Mayo, los sujetos que lo leyeron y los dos bloques que articularon esta confluencia. El mensaje leído fue categórico [2]:

*Planteó que Milei y Bullrich se tienen que ir

*Exigió la apertura de archivos desde 1974, ergo, la etapa de la Triple A bajo el gobierno de Isabel Perón.

*Reclamó por Jorge Julio López, Santiago Maldonado, Mariano Ferreyra y tantos casos más.

*Denunció al FMI y la deuda.

*Rechaza el DNU 70, el RIGI y el modelo extractivista.

*Exige a todas las Centrales obreras, paro y plan de lucha

*Se solidariza con el pueblo palestino

El mensaje fue leído por cuatro de los principales referentes del movimiento de DDHH en el país (dos del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia y dos de la Mesa de Organismos de Derechos Humanos):

*Adolfo Pérez Esquivel (ex-Premio Nobel de la Paz, referente del SERPAJ)

*Elia Espen (Madre de la Plaza, Línea Fundadora)

*Taty Almeida (Madre de la Plaza, también Línea Fundadora)

*Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo)

En el escenario físico de la Plaza y en la distribución del espacio de la misma, todo fue acordado en forma paritaria entre la Mesa de Organismos y la mayoría del EMVyJ y se cumplió a rajatabla.

Por lo tanto, cabe hacerse algunas preguntas frente a la decisión política del PTS y Bregman de darle la espalda a esta acción, militando contra la misma, tratando hasta el último día de que hubiera dos marchas, dos actos y mantener la división de los organismos de DDHH calificando la convocatoria como “acción subordinada al peronismo y lo peor de la burocracia sindical, de liquidación de la independencia política del EMVyJ”:

¿Fortaleció o fue un golpe contra Milei el 24 de marzo que construimos en la Plaza? ¿Es positivo o negativo que en el país del genocidio la izquierda revolucionaria contribuya a reconstruir la unidad de los organismos de DDHH? ¿La izquierda tiene que militar para mantener para siempre la división en dos marchas y dos actos en esta fecha, o fueron un retroceso estos 20 años de división entre los organismos? ¿Fue un acto de reivindicación del peronismo, el kirchnerismo o alguna otra corriente política que haya gobernado el país o fue un acto independiente? ¿Fue un acto copado por la CGT u otras variantes de la burocracia sindical o más bien, esos sectores fueron marginales? ¿El escenario, el mensaje, los voceros del mensaje en el acto fueron o no una demostración durísima contra el gobierno, con el grueso de las consignas y política del EMVyJ? ¿En qué contribuyó que el PTS-PO-IS e incluso el NMAS hicieran un pequeño acto al costado de la Plaza, cuando ya la mayoría de los asistentes habían desconcentrado y el que nadie registró? ¿Qué acción contribuyó y fortaleció más las banderas del Encuentro: la unidad de acción que las 42 organizaciones del mismo, incluyendo al MST, ayudamos a construir o el pequeño acto del que casi nadie se enteró, casi de noche y sin la masividad convocada unas horas antes? ¿No le dieron la espalda el PTS, Bregman y sus aliados a un acontecimiento histórico y positivo contra Milei? Pero más todavía, casi que apelando al ABC del marxismo revolucionario, nos preguntamos: ¿no es factible, ni deseable ni obligatoria la unidad de acción, más que cuando la otra parte acepta todo el programa que levantamos? ¿No se despliega como táctica, precisamente porque ese acuerdo completo es imposible y lograr acuerdo sobre puntos positivos para la movilización, es ya un paso adelante? En fin: estas y otras preguntas nos parecen claves para repasar con mirada crítica lo que dejó el 24 de marzo y lo que traduce como visiones alternativas en la izquierda, frente a la etapa que nos toca transitar.  

Cabe aclarar que el EMVJ había elaborado previa y colectivamente su propio documento, que lamentablemente no se pudo leer en el arranque de la jornada tal como se había acordado, ya que el sector que se opuso a la unidad en la Plaza se negó y terminó utilizándolo para alternativizar y sabotear lo consensuado mayoritariamente [3].

Un hecho enorme que los dirigentes del PTS no ven (o no quieren ver): la crisis del peronismo

Después del fracaso del último gobierno con Alberto, CFK y Massa, el peronismo entró en una espiral de crisis que no para de profundizarse. Las peleas de aparato en la provincia de Buenos Aires entre La Cámpora y Kicillof, no son otra cosa que la manifestación superestructural del divorcio por abajo entre ese proyecto político en sus distintas expresiones y la base obrera y popular que lo supo acompañar. El desencanto con el peronismo, la decepción provocada por su última experiencia gubernamental, le abrió el camino al experimento Milei, bajo el componente de voto bronca a este esperpento que sufrimos como presidente.

La erosión de un peronismo que fue de masas y que ahora no encuentra rumbo, que se fue corriendo a derecha en su propuesta política cada vez más, y esto incluye a CFK en sus últimas manifestaciones públicas, fue el marco con el que llegamos al último 24 de marzo y que colocó a la defensiva a esa fuerza en su capacidad de incidir como desde el 2006 lo venía haciendo. Ese peronismo fue responsable de la división de las marchas del 24 de marzo, copando políticamente las convocatorias, pretendiendo estatizar la fecha y actuando sobre la conducción de parte de los organismos de DDHH. Fue lamentable ese rol nefasto y la división del campo de la lucha democrática en nuestro país. La existencia del gobierno de Milei y su ofensiva ultra contra las libertades democráticas más básicas y su militancia activa negacionista, el rol pasivo de las cúpulas del PJ y toda la burocracia sindical desde que asumió hasta ahora, colocó la posibilidad de actuar con determinación desde el EMVyJ hacia la Mesa de Organismos para construir una Plaza de unidad en la diferencia, independiente y masiva. Aprovechando la crisis de ese peronismo del que actuaron de forma autónoma los componentes de la Mesa de Organismos, aceptando la propuesta del Encuentro de una convocatoria común, pero respetando la independencia de cada bloque, fue la clave para lograr un hecho enorme.

Nuestro partido identificó con claridad esa crisis, vio que se planteaba una oportunidad positiva y que, por lo tanto, no se podía seguir actuando como siempre y era fundamental jugarse con todo a la unidad de acción. Esta lectura clave, la determinación política con la que actuamos en frente único con la mayoría de organizaciones del Encuentro y la voluntad de la Mesa de Organismos de confluir, permitió un acto histórico que golpeó duramente a Milei y tonificó fuertemente a nuestro pueblo en su pelea estratégica contra este proyecto fascistoide.

¿No es esta la manera de disputarle al peronismo la influencia que tiene, por ejemplo en el campo de los DDHH? ¿No se trata de unir en la acción, sin resignar banderas, a franjas masivas de nuestro pueblo contra sus enemigos de clase? ¿No se fortalece la influencia de la izquierda, cuando actúa como el MST y otras organizaciones que construimos esa Plaza histórica? ¿No acumulamos confianza en la experiencia directa con aquellos sectores que nos ven a nosotros y no al PJ o la CGT al frente de una acción así? Partiendo de aquellas causas por las cuales la base del peronismo está dispuesta a pelear, pero sus dirigentes no, ¿no nos fortalecemos como izquierda si nos ponemos al frente y las impulsamos de forma consecuente? ¿No es automarginarse testimonialmente quedarse afuera de este hecho y tratar de boicotearlo por todas las vías posibles? ¿No es sectario en la forma y a la vez, terriblemente oportunista en el contenido, claudicar a la disputa directa con el peronismo en su propio terreno, sin cederle la iniciativa? ¿Cómo hubiera sido esa Plaza el 24 si la mayoría del EMVyJ no luchábamos por la línea de unidad en la diferencia que tuvimos? ¿Cuál hubiera sido el mensaje? ¿Cómo el escenario?

Quedará en la historia negra de los grandes errores garrafales de la izquierda la ausencia consciente del PTS y Bregman, y el divisionismo fracasado con el que militaron la realización de dos actos, dos marchas, dos plazas el 24 de marzo. Es toda una lección de lo que creemos que rotundamente no hay que hacer para superar al peronismo ni el 24 de marzo ni nunca.

Las mentiras no son un método de la izquierda, es estalinismo

Las organizaciones socialistas tenemos una responsabilidad cuando polemizamos: ayudar a clarificar debates, argumentando posiciones y, a la vez, partiendo y utilizando los hechos verdaderos. Falsear la realidad, mentir, inventar para confundir en lugar de clarificar, no es de izquierda sino estalinismo puro. En política se pueden cometer errores y el balance, la crítica y la autocrítica son métodos muy sanos de construcción y educación militante, colectiva. No discutimos para ganar el debate, sino para encontrar las mejores ideas y conclusiones para llevar a la práctica de la lucha de clases y la construcción de organización revolucionaria. Por lo menos desde el MST, lo vemos así. No le mentimos a nuestra militancia ni al activismo ni falseamos nada cuando discutimos con organizaciones del campo de la izquierda, con la que tenemos visiones distintas.

Lo consideramos un principio básico, un código elemental de la clase obrera. Y esto lo decimos porque el PTS, con su medio de difusión digital La Izquierda Diario (LID), el CEPRODH (su agrupación de abogados) y su figura electoral, Myriam Bregman, incurrieron en fuertes contradicciones, a partir de una manipulación y falseamiento de los hechos que no se pueden dejar pasar, ya que por un lado se defiende una posición y después se la oculta mintiendo en una expresión lamentable de encubrimiento vergozante, ante la propia base militante y simpatizantes del FIT-U:

*Plantearon en LID que el acto en la Plaza del 24 “fue de la Mesa de Organismos y el PJ” y que el “el MST planteó insólitamente que el EMVyJ participe del mismo”. No se animaron a escribirlo, pero los responsables de la militancia del PTS, en asambleas universitarias de la UBA, planteaban que “el acto en la Plaza iba a ser con Milani y Berni”.

*Mientras tanto, uno de sus dirigentes (Pistonesi, asesor de Bregman e integrante de la Mesa Nacional del FIT-U) escribió como “balance del 24” que “la Mesa de Organismos impuso un ultimátum al EMVyJ”, un documento a su medida, un escenario como querían y al final, un acto copado por el peronismo y la burocracia, sin independencia política.

*Sin embargo, hasta una semana antes, los integrantes del CEPRODH-PTS en el EMVyJ estaban de acuerdo con un acto en unidad, a partir de que la Mesa de Organismos aceptara una serie de consignas (que las aceptó y se leyeron en la Plaza), que no hubiera escenario con “figurones” y que el Encuentro leyera en el arranque de la marcha su propio documento que elaboramos todos. Todo eso estuvo dado al pie de la letra. El mensaje leído en la Plaza fue aportado en casi su totalidad por el Encuentro, en el escenario no hubo “figurones”, sino Madres y Abuelas, el mensaje lo leyeron dos referentes elegidos por cada espacio, y el EMVyJ tuvo su documento, difundido y dispuesto por todos a ser leído en el arranque de la marcha. Pero 72 hs antes de la movilización el PTS, en la última reunión plenaria previa del EMVyJ, planteó su “ultimátum” cambiando de posición, en una voltereta increíble: ahora pretendía imponer un horario de arranque de la columna del Encuentro, casi superpuesto con la convocatoria en la Plaza y planteaba un acto propio al final del supuesto “acto peronista”. Ya eran dos marchas, dos actos, dos documentos. El delirio del zigzagueo total, del ida y vuelta, de las maniobras para intentar evitar lo que finalmente no pudieron: que la mayoría del Encuentro marcháramos con nuestras propias banderas a Plaza de Mayo y construyéramos un acto masivo y fuertísimo contra Milei, con un mensaje independiente de toda oposición política tradicional.

Sin embargo, nada de esto dice ni reconoce que hizo el PTS ni que ocurrió en la realidad. Tampoco admite que no hubo acto “copado” por el PJ o la CGT, que no fue la Plaza de “Berni y Milani”, sino una extraordinaria convocatoria unitaria de los organismos de DDHH de la Argentina, con una política correctísima aportada mayoritariamente por las organizaciones del EMVyJ.

Pero las contradicciones no terminan ahí: en la misma noche del 24, en las cuentas de redes sociales de Myriam Bregman y La Izquierda Diario, se mostraban fotos de la Plaza masiva, de la convocatoria “de Berni y Milani” elogiándola como una “gran Plaza de miles” (?) y pegando a la misma una foto de la candidata del PTS como si hubiera sido parte de la convocatoria, aunque militó para sabotearla. ¿Se dan cuenta? Primero se milita contra la unidad, pero después, ante el hecho grande como una casa de que se trató de un acto histórico y positivo, se lo utiliza en redes sociales para quedar bien con fines evidentemente electoralistas. ¡Porque la Plaza lejos de ser copada por “Berni, Milani y la CGT”, fue ocupada por miles y miles de jóvenes, trabajadores, profesionales y activistas que simpatizan con la izquierda y que vieron con muy buenos ojos que la mayoría del EMVyJ estuviese allí con una enorme columna del MST, que se pudo ver en infinidad de fotos, crónicas de la TV, imágenes de drones y cuánto registro hubo de este hecho monumental!

Entonces, recapitulando: no hubo Plaza del PJ y la CGT, hubo una Plaza de la unidad de los organismos de DDHH, hubo un mensaje político independiente y anti-Milei y hubo una construcción paritaria entre la mayoría del EMVyJ y la Mesa de Organismos de Derechos Humanos.

Por lo tanto: ¿estuvo bien que el PTS con PO, IS y el NMAS le dieran la espalda a este acontecimiento histórico y potente? Además: ¿aporta al debate manipular, mentir, falsear hechos y al final, pretender utilizar electoralistamente lo que se combatió hasta el cansancio, sin autocriticarse siquiera? ¿Eso tiene algo que ver con la izquierda que hace falta? Lo dejamos a criterio de la militancia honesta intelectual y políticamente, recordando aquello que decía Lenin: “Al final, siempre la verdad es  revolucionaria”.

Unidad de acción, frente único y las tácticas indispensables para hacer protagonista a la izquierda

Para Lenin lo que caracteriza a un verdadero revolucionario, y lo diferencia del “revolucionarismo pequeño-burgués”, es comprender que la lucha de clases no avanza en forma recta ni tampoco la conciencia de los trabajadores; que en ese proceso actúan direcciones reformistas y traidoras; que la clase obrera no llega automáticamente a la conciencia revolucionaria; que es fundamental su propia experiencia y que, por lo tanto, no alcanza simplemente con tener un programa superior y recitarlo como un catecismo, sino que son necesarias todo tipo de tácticas para incidir activamente en ese proceso:

“Obtener la victoria sobre un adversario más poderoso únicamente es posible poniendo en tensión todas las fuerzas y utilizando obligatoriamente con solicitud, minucia, prudencia y habilidad, la menor “grieta” entre los enemigos, toda contradicción de intereses entre la burguesía de los distintos países, entre los diferentes grupos o diferentes categorías burguesas en el interior de cada país; hay que aprovechar igualmente las menores posibilidades de obtener un aliado de masas, aunque sea temporal, vacilante, inestable, poco seguro, condicional. El que no comprenda esto no comprende ni una palabra de marxismo ni de socialismo científico contemporáneo, en general. El que no ha demostrado en la práctica, durante un intervalo de tiempo bastante considerable y en situaciones políticas bastante variadas, su habilidad para aplicar esta verdad en la vida, no ha aprendido todavía a ayudar a la clase revolucionaria en su lucha por librar de la explotación a toda la humanidad trabajadora. Y lo dicho se aplica, tanto al período anterior a la conquista del poder político por el proletariado, como al posterior”.

Esta cita es del folleto de 1920 “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”, pero lleva como subtítulo aunque es poco conocido el siguiente concepto: Ensayo de discusión popular sobre la estrategia y la táctica marxista”. Vale decir: Lenin no lo pensó como un documento de coyuntura, sino que lo aportó como un conjunto de parámetros de estrategia y táctica marxista [4]

En Argentina, a la mayoría de la clase obrera y los sectores populares, no los influencia la izquierda: ni electoralmente ni en el proceso de la lucha de clases. De hecho, la gravitación del peronismo y su concepción de colaboración de clases es la barrera a superar. Y para eso, la clave es ganar por la experiencia a su valiosa base social obrera, juvenil, popular y de sectores medios. En los momentos de vacilación, crisis y decepción con ese aparato político, como efectivamente ocurre hoy en el país y cómo se dio en el último 24 de marzo, las oportunidades de incidir para atraer hacia la izquierda a contingentes de esa base social es clave. Para eso la unidad en la diferencia, la unidad en la acción, es directamente una obligación. Porque la influencia de las ideas socialistas se prueban siendo los más consecuentes en las luchas comunes que movilizan a la base social de fuerzas cuyos programas, direcciones y orientaciones enfrentamos. Se trata de unirse en la acción con ellos, sin perder la propia identidad y mostrar que somos los más consecuentes en esa pelea, por ejemplo en la lucha contra el gobierno ultraderechista de Milei. Quedarse al margen, invocar una abstracta pureza, no se sabe de qué, es huirle a la disputa, es no afrontar con valentía y determinación la confrontación cara a cara con los competidores y es, finalmente, profunda desconfianza en la fuerza de las propias ideas y una profunda subestimación en la capacidad de evolucionar hacia el socialismo en la conciencia de millones. Esa desconfianza propia y el escepticismo respecto a la conciencia de masas, vuelve conservadoras y dogmáticas a las organizaciones que, refugiándose en un nocivo sectarismo, le facilitan el trabajo a quienes se dice combatir (en el discurso, no en la praxis) al regalarles la iniciativa.

Esto que vale para una acción de masas como el 24 de marzo, vale para la lucha por la conducción de los sindicatos o de cualquier organización de masas que luchemos por dirigir: unidades tácticas con sectores que se alejan de conducciones como el peronismo o que atraviesan una crisis coyuntural, son fundamentales para ganarles la dirección de sectores estratégicos del movimiento de masas. La condición para que esas unidades tácticas y más o menos temporales sean positivas es que el programa de la unidad sea correcto y sirva a la movilización y la experiencia política de los que se movilización con sus direcciones y con nosotros. Para eso, obviamente que la independencia político-organizativa de cada bloque o fuerza, y la nuestra en particular en esas unidades, también es decisivo.

Esto que decimos, que es del manual leninista básico, parece ser históricamente incomprendido por el PTS. Son la negación de la disputa por la dirección del movimiento de masas y especialmente en el movimiento obrero, donde las tácticas de unidad-enfrentamiento y frente único son fundamentales para disputar la dirección de sindicatos y otros organismos como cuerpos de delegados o juntas internas. El PTS rechaza esa orientación en el movimiento obrero, lo mismo en el movimiento estudiantil e históricamente ha tenido hasta posiciones reaccionarias en relación al movimiento piquetero (al que siempre consideraron desclasados) y a las coordinaciones de frente único para la movilización de ese sector. Se automargina por sectarismo o divide (trata) lo que no puede conducir [5].

En el movimiento obrero, más allá de su escasa incidencia en la dirección de sectores, su intervención no está orientada a la disputa con la burocracia, al desarrollo de la movilización y de los organismos, desplegando las tácticas de unidad-enfrentamiento y frente único necesarias. Habitualmente juega un rol muy negativo porque se ordena por sus necesidades y la autoconstrucción, no al servicio de que los conflictos se ganen y los organismos (nuevos o recuperados) se desarrollen, por ejemplo creando organismos o “coordinadoras” artificiales, en lugar de apuntar a fortalecer las direcciones combativas de sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delegados.

No parece ser por ahí cómo la izquierda revolucionaria puede avanzar sobre el peronismo y hacerse fuerte en las organizaciones obreras y de masas [6].

La concepción conservadora y electoralista del PTS, limita el potencial del FIT Unidad

El 24 de marzo y la polémica que recorre a todo el activismo que participó, no fue solo un gravísimo error aislado del PTS y sus aliados: se trata de toda una concepción política, estratégicamente nociva.

Esta tesis es importante para reflexionar y sacar todas las conclusiones del caso, ya que este partido tiene algunas de las figuras más conocidas de la coalición político-electoral que agrupa a los partidos más importantes de la izquierda revolucionaria del país, y además, traslada esa misma línea, en nuestra opinión profundamente equivocada, al plano internacional en algunos de los países donde también actúan organizaciones del mismo agrupamiento internacional del PTS [7].

Pero queremos detenernos primero, en el plano nacional. En Argentina, la izquierda que se referencia en el trotskismo ha logrado un peso importante en la vanguardia activista e incluso, un desarrollo respetable en el terreno político-electoral. A diferencia de otros países, ese espacio en Argentina, no lo ocupan expresiones reformistas, socialdemócratas o neo-estalinistas en la izquierda, sino las fuerzas del trotskismo. Esto en sí mismo, que es positivo, expresado a través de la unidad electoral en el Frente de Izquierda – Unidad, a la vez tiene el límite de ser exclusivamente electoral, hace ya casi 15 años.

La disputa político-revolucionaria en el terreno electoral es válida y correcta, lograr conquistar posiciones socialistas en los parlamentos para difundir desde ahí las ideas socialistas con fuerza, apalancar la actividad extra-parlamentaria para que la voz de los de abajo llegue a esos ámbitos que son instituciones capitalistas, es todo correcto hasta tanto la realidad no dé formas superiores de auto-organización obrera y popular. Sin embargo, el problema no radica ahí, sino en la negativa reiterada del PTS (seguida por el PO e IS, claro) de debatir y tomar medidas para transformar al FIT Unidad en mucho más que un frente electoral [8].Está claro que la estrategia para transformar a la Argentina estructuralmente, desmantelando el modelo capitalista y aplicando medidas de transición a un modelo socialista, requiere de un gobierno de los trabajadores y el pueblo, y para eso, la construcción de una alternativa política revolucionaria centrada en la intervención política en la lucha de clases, es urgente. Y también es muy notorio que no existe en el país una fuerza hegemónica en la izquierda que pueda resolver por su cuenta este desafío histórico. El FIT Unidad agrupa a las más grandes, aunque tampoco a la totalidad de las fuerzas orgánicas y sociales de la izquierda ni mucho menos a todo el inmenso universo de activismo obrero, estudiantil, social, de DDHH, intelectual, de la cultural, género, diversidades y ambiental. Y en ese activo global radica una fuerza potencial enorme y la base insustituible del sujeto político que hace falta construir para ser una verdadera alternativa política con influencia de masas en la Argentina.

Con el PTS y sus aliados de circunstancia (PO e IS) tenemos esa diferencia de concepción desde siempre, e insistentemente planteamos que era un techo del FIT-U su naturaleza estrictamente electoral.

Es evidente que el centro del PTS es su autoconstrucción, que el eje es electoral, la construcción de figuras electorales y hasta ahí. Y que incluso, el propio FIT-U como experiencia, es variable de descarte si eventualmente no le conviniera al fortalecimiento aparatista de ese partido. Hay ejemplos de sobra, pero algunos muy recientes:

*En Salta, hay elecciones anticipadas. Como no hay PASO los debates de orientación no se pueden dirimir por esa vía. Y por lo tanto, tampoco el armado de listas. Se acordó tomar como parámetro el resultado de las elecciones anteriores. El MST en Salta obtuvo los mejores resultados superando a PO y ganándole al PTS que es un pequeña fuerza allí. Esta vez le tocaba al MST encabezar la lista de unidad. ¿Qué promovió el PTS? Romper el FIT-U, ir en lista separada para bloquear que el MST encabece la lista, aún con la consecuencia de impedir que el frente obtenga representación parlamentaria. Si no encabezo, mejor divido… No importa que se debilite a la izquierda y que el PJ o la derecha rancia, saquen más diputados. Vale todo.

*En CABA, Jorge Macri adelantó las elecciones. Se eligen diputados/as de la Ciudad. El parámetro para el armado de listas sin PASO y obligados a acordar venía siendo que encabece el partido que en esa categoría obtuvo el mejor resultado del FIT-U en la elección anterior. En 2023 el MST encabezó con Cele Fierro esa categoría y en lista interna con el PO le ganamos por amplio margen al PTS-IS. ¿Qué pasó esta vez? PTS en acuerdo con PO e IS (¡cuando no!) acordaron que el MST no encabece la lista a pesar del derecho acordado para elecciones anteriores que nos asistía. Lo cuestionamos, obviamente. Pero otra vez: impedir que una voz con personalidad propia en el FIT-U como es el MST, encabece lo que le corresponde.

Aparatismo. Hegemonismo forzado. Cálculo electoralista, siempre. Y una cosa más: pánico a la democracia obrera para decidir. Ya lo explicaremos a continuación. Pero es esta cerrazón la causa de que el FIT-U tenga un techo limitado a las elecciones dentro del régimen democrático-burgués y no avance a transformarse en un polo convocante para organizar miles y miles de militantes activos, no de votantes pasivos.

¿Por qué no un partido unificado de la izquierda, con democracia interna?

Evidentemente el PTS no cree que se pueda hacer algo superior y más potente que el FIT-U para la lucha de clases. Nosotros concretamente proponemos transformar al FIT-U en un partido  unificado, que funcione democráticamente en base al derecho de actuar como tendencias independientes a su interior. Que el programa base sea el actual de la coalición que es anticapitalista y socialista, y que desde allí convoquemos de forma abierta a miles y miles de activistas, y a otras fuerzas de la izquierda social y política, a ser parte activa de su construcción.

Desde que ingresamos a esta coalición como MST en 2019, insistimos en esto y siempre el PTS, secundado por PO e IS rechazan inclusive la convocatoria a un Congreso Abierto para debatirlo de cara a la militancia de nuestras organizaciones y los simpatizantes del FIT-U que son cientos de miles. ¿Por qué se niegan? ¿A qué le temen? ¿Qué peligros ven? Evidentemente una convocatoria así, abierta, con base en el programa del FIT-U tendría para empezar ese reaseguro político: el programa para hacer algo de izquierda, revolucionario. ¿Cuál sería el problema de darle participación a miles y miles de simpatizantes e incluso desencantados del peronismo que oscilan entre el FIT-U y el progresismo, a lo largo de los años? ¿No sería un acontecimiento enorme? ¿No potenciaría la capacidad de intervención en los sindicatos para recuperarlos de la burocracia o impulsar nuevos, agrupar a miles de delegados y activistas independientes que odian a los burócratas? ¿No serviría para recuperar Centros y Federaciones estudiantiles en manos de agrupamientos que son colaterales del radicalismo y del peronismo? ¿No sería un salto atractivo a referentes de la intelectualidad crítica y de la cultura? ¿No sería un factor positivo para intervenir en los procesos de género y diversidades, ambiental y de DDHH, frente a semejante avanzada negacionista como la que encabezan Milei y su pandilla? ¿No sería un factor de reagrupamiento muy positivo para tomar causas internacionales y llevar adelante fuertes campañas y movilizaciones, procesando debates, matices y diferencias a su interior? ¿No sería un punto de referencia extraordinariamente positivo para la izquierda internacional, poner en pie una fuerza militante de decenas de miles de activistas en base a un programa revolucionario y un funcionamiento democrático? ¿Cuáles son los temores y prevenciones que paralizan al PTS para aceptar esta propuesta o alguna variante superadora? Hace tiempo y allá lejos por el 2019 o 2020, el PTS formuló la propuesta de un partido único con centralismo democrático a todo el FIT-Unidad. ¿Por qué pasó de ese planteo o no aceptar ni siquiera un Congreso Abierto? No queremos especular, pero no cuesta mucho inferir que se trató en aquel momento, de apenas una maniobra y no de una propuesta para ser llevada adelante realmente.

Una experiencia del calibre que proponemos sería de enorme impacto. Y además, basada en pautas de la democracia obrera más elemental para decidir todo, inclusive los candidatos y el armado de listas para la participación electoral.

Si el PTS tiene, como seguramente cree su dirección, las mejores ideas políticas y la mayor capacidad militante y fuerza para conducir un proceso así, seguramente lo lograría. ¿Por qué no probar? Si cree que tiene las figuras más reconocidas de la izquierda, ¿por qué la democracia obrera de un partido unificado con mecanismos de debate colectivo no las elegirían como voceras del conjunto?

De nuestra parte nos apasiona la idea de poner en movimiento un proceso masivo de construcción política, que rompa todo rutinarismo y dogmatismo, y nos obligue a revalidar posiciones y a poner todo a debate permanentemente, en un rico proceso de intercambio democrático. Esto rompe con toda lógica conservadora, aparatista y de autopreservación. Como se sabe, cuando prima la democracia obrera para decidir, las mayorías y minorías son transitorias, dinámicas, no permanentes y entonces las formaciones políticas dejan de tener dueños cristalizados.

Qué potencialidad tendría una orientación así. ¿No vale la pena intentarlo? Se lo planteamos a la militancia del PTS y de todo el FIT-U, la de construir el partido. La nuestra, la del MST, ya está convencida sobradamente. Y no nos cabe ninguna duda que una propuesta así, lanzada de conjunto hacia toda la vanguardia obrera, juvenil, popular e intelectual de la Argentina, contaría con una enorme adhesión y apoyo. Se trata de una política y orientación diferente a la que hoy plantea el PTS que se ha transformado en un obstáculo para la revolución, y nos permitiría contribuir a las dos estrategias necesarias para que ésta sea una realidad : desarrollar la movilización permanente y construir un partido con vocación de poder que la pueda dirigir.


[1] Trotsky, L. (1935), Sectarismo, Centrismo y la Cuarta Internacional, www.marxist.org.

[2] https://periodismodeizquierda.com/24m-documento-leido-en-la-marcha-unitaria-a-en-plaza-de-mayo/

[3] https://periodismodeizquierda.com/24m-compartimos-el-documento-del-emvj/

[4] https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo41.pdf

[5] https://mst.org.ar/2023/05/04/ataques-al-sindicalismo-combativo-en-salud-y-al-mst-el-pts-una-corriente-nociva-en-el-m-ovimiento-obrero/

[6] https://mst.org.ar/2024/05/02/adonde-va-el-pts/

[7] https://lis-isl.org/es/2022/12/francia-adonde-va-la-ccr/

[8] https://periodismodeizquierda.com/carta-abierta-del-mst-en-el-frente-de-izquierda-unidad/

Noticias Relacionadas