martes, 30 abril 2024 - 05:01

Camino al Centenario. Piazzolla y la revolución del tango

El próximo 11 de marzo de 2021 se cumplirán cien años del natalicio de Astor Piazzolla, el genial bandoneonista que cambió para siempre la historia del tango. El impacto revolucionario de su música fue bastardeado por el establishment tanguero e ignorado por otros, pero la obra de Piazzolla logró transformar la esencia del tango y fundar el tango moderno. Su legado trascendió, de lejos, las fronteras argentinas y hoy ha pasado a la categoría de los grandes clásicos musicales y los grandes de la música popular del mundo. En este artículo intento mostrar las razones de esta revolución tanguera y una teoría que las sustentan.

Como todos los grandes genios del arte y la cultura, y especialmente si están muy adelantados a su época, Piazzolla sufrió el ostracismo, la persecución y el destierro. No fue profeta en su tierra y fue condenado por el establishment tanguero de los 40 y 50 a ser un paria musical. A quedar solo y cual Quijote del tango salió a chocar con los molinos de viento de una música en decadencia que en 1955 se alejó de la juventud y el progresismo social y cultural.

¿Por qué pasó esto? La idea de Piazzolla era tan simple como subversiva: cambiar el tango, dejar el farolito, los burdeles, el patio con malvones, el conventillo y el arrabal. Cosas que ya en 1940 eran “antiguas” y sin embargo se erigieron como patrimonio cultural argentino y porteño. En esa Edad de Oro del tango todas las orquestas típicas tocaban del mismo modo con la excepción de Troilo, Pugliese y Salgán. Ya en los 20 el sexteto de Julio y Francisco de Caro, el sexteto de Vardaro, las orquestas de Canaro, Firpo, Maffia y Laurenz habían intentado renovar la música ciudadana porteña. Pero la intención de Piazzolla iba más allá. Cambiar el tango para él era más que un cambio cosmético: era una transformación profunda y radical del carácter musical, un carácter que se adaptara a los nuevos tiempos, a la Buenos Aires contemporánea, moderna y pujante, a la nueva metrópoli, a una ciudad cosmopolita y multicultural; una cultura regional a la vez que internacional.

La música de Piazzolla resultó de esta idea primigenia. En términos histórico-musicales iba a continuar la renovación de la Nueva Guardia (1920-1935) pero de ella no iba a resultar solo un nuevo estilo tanguero sino casi un nuevo género. El tango moderno si bien es tango tiene al decir de Kuri1 un “centro estético, poético y musical” bien diferente del tango clásico.

La estructura esencial del tango piazzolliano es el compás 3-3-2 o sea un compás irregular a diferencia del regular y monocorde compás 2/4 o 4/8 de los tangos clásicos. Pero además Piazzolla incorpora al tango técnicas de uso frecuente tanto en la música clásica como en el jazz. Las fugas son una de sus técnicas preferidas (p.ej en fuga y misterio). Tomó de Julio de Caro lo mejor de la renovación y de Troilo la esencia tanguera. De Pugliese, la yumba y otras innovaciones, los ostinatos de los clásicos italianos y la melodía de los franceses. Del cool-jazz el ritmo y el swing y de la bossa nova la armonía y la cadencia tropical. No se privó de nada para elevar el tango a música internacional. 

Pero Piazzolla no podía lograr esto sino se subvertía por completo la esencia musical del tango. Pero hacerlo significaba enfrentar a todos los que hacían grandes negocios con el tango “tal como era”. No había nada que cambiar. Así funcionaba bien. Miles y miles de porteños se movilizaban a los salones de baile y se vendían millones de discos y el tango empezaba a ser visto por USA y Europa como una música “exótica” que también generaba dividendos al mercado cultural.

De Troilo al Octeto: The long and winding road

El camino para llegar a esta magnífica revolución y fundación del tango moderno no fue fácil y demandó un largo y sinuoso recorrido que se inició cuando Astor ingresó a la orquesta típica de Aníbal “Pichuco” Troilo en 1940. Y su derrotero se extiende hasta 1960 cuando se graba por primera vez Adiós Nonino su obra más célebre.

Pichuco era el bandoneonista y director más exitoso del momento. Llegar a la segunda línea de bandoneones de esa orquesta era un privilegio que pocos tenían. Luego fue su primer bandoneón en 1942 y arreglador de muchos de sus tangos como por ejemplo el famoso tema Inspiración. Finalmente, en 1944 decide separarse de Troilo y formar su orquesta, pero asociada al cantante Fiorentino. Sin embargo, es en 1946 cuando se separa de Fiorentino y forma su auténtica primera orquesta conocida como “La orquesta del 46”. Esta orquesta sensacional tenía músicos incomparables como el pianista Héctor “Chupita” Stamponi, el bandoneonista Abelardo Alfonsín y Hugo Baralis en violín. De esta época surgen los primeros tangos que tienen un “sabor” diferente a los del resto de orquestas. Entre ellos prepárense, triunfal, marrón y azul y villeguita (en homenaje a su amigo el jazzista Enrique “Mono” Villegas). Estos tangos se combinaban con interpretaciones de otros autores entre ellos de Caro, Troilo y varios más pero donde más se aprecia el cambio radical al que apuntaba es en la versión de Quejas de bandoneón de J.D. Filiberto, himno tanguero consagrado por Pichuco.

La orquesta se disolvió en 1950. Piazzolla no pudo sostener económicamente el proyecto porque sus discos tenían pocas ventas por tratarse de un tango avanzado que no despertaba interés popular además de que casi no eran bailables. Abrumado por deudas, defraudado por la respuesta del público y con su espíritu cansado de enfrentar a los críticos tangueros que lo vapulearon, decidió retirarse del tango y entre 1950 y 1954 se dedicó a hacer música de filmes que le dieron buenos dividendos y estudió teoría musical, orquestación y piano con Ginastera y Spivak. Quería ser músico clásico. En 1953 se presentó a un concurso musical en la facultad de derecho convocado por Febien Sevitsky y con su obra “Buenos Aires, tres movimientos” sinfonía para bandoneón y orquesta ganó el primer premio en medio de un escándalo en el auditorio con los cogotudos que rechazaban que un bandoneón se “cuele” en una sinfonía. Sin embargo, este premio le permitió viajar a París a estudiar con la músico-pedagoga Nadia Boulanger, la profesora musical más famosa de Europa y allí cambió su suerte para siempre. Nadia Boulanger conoció sus obras de tango luego de que este las ocultara por pudor y con entusiasmo lo alentó a seguir por este camino y así fue como en 1955 grabó en París su primer álbum transgresor con Martial Solal, Lalo Schiffrin (el de la música de Misión Imposible) y la orquesta de cuerdas de la Ópera de París. Allí se vislumbran temas míticos como Sens Unique, Bando, Nonino (precursor de Adiós), Río Sena, Imperial y SVP. Además de versiones remixadas de Prepárense y Marrón y azul.

En 1955 decide regresar a Argentina y formar dos conjuntos musicales que actuaron en simultáneo y con buena aceptación de la crítica. El Octeto Buenos Aires y la Orquesta de cuerdas. El primero es sindicado como la primera formación de tango moderno de la historia. Los historiadores de Piazzolla estamos divididos en qué rol se atribuye a este magnífico conjunto. Para algunos como Fischerman2, este fue el comienzo de la revolución piazzolliana. Para otros entre los que me encuentro es el Quinteto Nuevo Tango, el comienzo de su periodo auténticamente revolucionario. Pero es casi una cuestión académica. El Octeto fue un avance espectacular de su carrera y en él ya se encuentran con cierto grado de desarrollo los elementos que mencionaba más arriba. Este conjunto lo integraban Atilio Stampone en piano, Horacio Malvicino en guitarra eléctrica, Hugo Baralis y Enrique Mario Francini en violín, Jose Bragato en chelo, Juan Vasallo en contrabajo y él y Leopoldo Federico en bandoneones. Un lujo musical. Pero el Octeto, pese a la sentencia pública de Pugliese —” Esto es tango, un poco raro, pero tango sin duda”— tampoco tuvo grandes ventas y Piazzolla sentía la necesidad de avanzar más en la revolución tanguera. No obstante, no hallaba terreno fértil y se fue a EEUU en 1958 a “probar suerte” con la fusión tango-jazz; se entusiasmó con el éxito que lograron Tom Jobim, Joao Gilberto y Vinicius de Moraes con la Bossa Nova que nació allí, pero se impuso en Brasil. Pero la suerte tampoco lo acompañaba y Nueva York, la ciudad que lo vio crecer, se negó rotundamente. Su fusión era un fandango más o menos comercial que no convenció ni al público yanqui ni al propio Astor. Pero no era solo la suerte lo que faltó entre la experiencia parisina, el Octeto y su mayor revolución tanguera; faltaba una vuelta más de rosca y esa llegaría con un hecho trágico y fortuito: la muerte de su papá Nonino lo sorprendió una noche de concierto en Puerto Rico y el inmenso dolor mágicamente se transformó en maravilla y así nació Adiós Nonino.

De Adiós Nonino a Libertango= la revolución nacional e internacional

Las grandes revoluciones (las políticas, las sociales y las musicales también) no nacen de acuerdos pacíficos con lo establecido. Stravinski convocó al escándalo cuando estrenó “La consagración de la primavera”. Ni hablar de Prokofieff, de Rachmaninoff, Rostropovich, Stockhausen, etc., y hubo muchos más ejemplos a lo largo de la historia.

El éxito de Adiós Nonino fue rotundo y en 1960 se grabó con el Quinteto Nuevo Tango recién formado. Con este conjunto Piazzolla daba así inicio pleno a la mayor transformación del tango de todos los tiempos. Tal fue la transformación que su música trascendió o desbordó los límites del tango convirtiendo a este músico en único e impar, inclasificable e irrepetible. Por eso los canadienses lo invitaron al festival internacional de jazz de Montreal y también lo ubicaban así los alemanes, los holandeses y los ingleses. ¡En la India se estudia en los conservatorios música clásica… y Piazzolla!

Pero Adiós Nonino era apenas la punta de un inmenso iceberg donde brillarán Bs As hora cero, las cuatro estaciones porteñas (verano, otoño, invierno y primavera), la suite del ángel (tango, romance, introducción, milonga, muerte y resurrección) la suite del diablo (tango, romance y vayamos al diablo), la suite troileana (bandoneón, escolazo, whisky y Zita), fuga y misterio, contrabajísimo, zum, concierto para quinteto, concierto de nácar, años de soledad, etc., entre otras 300 composiciones, 92 álbumes, cientos de conciertos y más de 1000 versiones de sus temas. Una obra monumental.

Los 14 años transcurridos entre Adiós Nonino y Libertango fueron los años de explosión, de Big-Bang musical que atravesaron el tango-canción y a la operita María de Bs As con Horacio Ferrer (baladas para un loco, mi muerte y él y chiquilín de Bachín, etc.) y culminaron en la revolución internacional de Libertango y su complemento Reunión Cumbre en Roma. Los años entre 1974 y 1990, fecha de su ACV fatal fueron los de la consolidación y maduración preparando una tercera revolución que nunca llegó pero que quedó flotando en el tango contemporáneo.

La metamorfosis piazzolliana

El relato de la historia musical de Piazzolla muestra que no es una casualidad la existencia de las transformaciones tan profundas y revolucionarias que el bandoneonista plasmó entre 1955 y 1990. Incluso antes que la transformación total con el Quinteto Nuevo Tango (1960) el músico esbozaba o mostraba los elementos radicalmente diferentes de su arte.

Piazzolla se fue transformando desde la primera vez que en 1932, con sólo 11 años tomó en sus manos un bandoneón comprado por su padre Vicente en Nueva York por 19 dólares en una casa de empeños. Y esta transformación nunca fue ni gradual ni superficial. Cada periodo que atravesó Astor como músico y bandoneonista fue un salto de calidad importante. De Troilo al compositor de música para filmes hay un paso grande en la composición musical, orquestación y en los arreglos de temas de tango clásico. La mayoría de los músicos tangueros tocaban “a la parrilla” es decir sin arreglos y fueron Troilo y Piazzolla —participando de su orquesta— quienes introdujeron los arreglos en las orquestas tangueras. Pero Astor subvirtiendo él mismo su música, construyó otro cambio que fue introducir técnicas y sistemas musicales tomados de la música clásica, del jazz, de la bossa nova, etc. Y finalmente pega un enorme salto cuando convierte la música de tango piazzolliano, de música contemporánea y popular de Bs As a música internacional.  En 1974 graba Libertango y unos meses después Reunión Cumbre ambas obras emblemáticas del Piazzolla internacional. Fusionando jazz y tango logra un producto sin fisuras, un álbum de estudio de excelente factura que no tiene ningún desperdicio y tiene al tema Libertango como el tema insignia. En Reunión Cumbre disco en colaboración con Gerry Mulligan, logra una fusión musical tan profunda como impactante haciendo difícil identificar dónde termina el tango y empieza el jazz.

Toda esta metamorfosis se completó hacia fines de los setenta y parte de los 80 con un músico tanguero y jazzero pero que esta vez llega a un vuelo sinfónico que ningún músico de tango logró ni los que avanzaron en ese sentido como Mores, Salgán, Maderna, etc. De esta época son la Suite Punta del Este, El concierto para tango, la Suite Aconcagua, y sobre todo esa suite fantástica que ambientó el film Enrico IV de Bertolucci: Oblivion. Hubo musicalización de varias películas entre ellas La intrusa, El infierno tan temido, Cuarteles de Invierno, El exilio de Gardel (en colaboración con Juan de Dios Castañieira otro innovador audaz del folklore fundador de Anacrusa) y Sur ambos filmes de Pino Solanas.

Ya a fines de los 80 e iniciado el año 90 Piazzolla venía incubando una tercera revolución del tango, esta vez sinfónica, pero no pudo ser más que en sus rasgos evidenciados en La Camorra, The rough dancer and the cyclical night, The next tango, etc.

Lo de Piazzolla ¿es tango?

No es el objetivo de este artículo hacer una historia de Piazzolla. Para eso lxs lectorxs pueden remitirse a excelente bibliografía que podrán consultar al pie de este. Es más importante escucharlo y atreverse a interpretar su música desde un ángulo controversial, polémico y transgresor. La estructura de la música piazzolliana sufrió desde 1942 (primeros arreglos a Troilo), 1944 (orquesta con Fiore) y 1946 (primera orquesta típica) cambios profundos e incesantes que denominé “teoría de la metamorfosis”3. Estos cambios —contradiciendo a Kuri— no son fruto de un ex abrupto ni de un accidente en la historia del tango; son el resultado de quien supo entender el proceso de renovación iniciado en la Nueva Guardia y que transformado en un nuevo proceso y echado a andar dio como producto un nuevo género musical: el tango moderno. Piazzolla lo creó, pero también lo subvierte y así lo hace música internacional al fusionarlo con otras músicas y producir una superación dialéctica. Piazzolla demostró ser un maestro en el uso de la dialéctica no de un modo teórico o filosófico y académico sino de un modo práctico. Él hizo la revolución, nosotros la teorizamos. Justamente esta dualidad de ser y no ser tango al mismo tiempo es lo que inquietó y desesperó al establishment. Demasiado avanzado y progresivo para ser comercial. Por eso la marginación y el ostracismo a su música y su arte y el combate denodado a su tango. Sin embargo, finalmente se impuso. Esto alimentó la campaña contra su arte: ¿lo de Piazzolla, es tango? Aún en vida, Piazzolla empezó a cosechar frutos en todo el mundo e incluso en Argentina. Pero el goce duró poco y el 4 de julio de 1992 se cerró su vida y su obra, pero se abrió un camino que aún no se detiene y hoy el tango contemporáneo florece. Pero también el tango mundial ya que cada vez más países que no tienen relación cultural directa con Argentina como Canadá, República Checa, Serbia, Croacia, Rusia, Finlandia, Inglaterra, Alemania, Hungría y hasta en Medio Oriente surgen músicos de tango cada uno con estilos propios. El tango es patrimonio cultural de la humanidad para UNESCO y es mundial. Piazzolla tuvo muchísimo que ver con esto.

La cultura argentina tiene una profunda deuda con Piazzolla. Aunque hoy se lo reconoce ampliamente, aún no en la medida de la trascendencia de su obra. No bastan el nombre de un aeropuerto internacional en MDP, el de una escuela de música en CABA, y otras iniciativas más. Tampoco la excelente película documental “Los años del tiburón”4 ni el muy buen video documental hecho por el GCBA en 2017 al cumplirse 25 años de su muerte. La difusión que hace la Fundación Piazzolla es importante, pero tiene un fuerte sesgo comercial. Debería ser política de estado el reconocimiento de los próceres del tango: Arolas, de Caro, Troilo, Gardel, Piazzolla y Pugliese y muchos más. Estamos lejos todavía. Al estado y los gobiernos burgueses no les importa el tango moderno, quieren seguir con el negocio del tango for export que da buenos dividendos, pero en Bs As brota por todos los rincones el tango del siglo XXI. ¡Hacia allá vamos! revolución social y política mediante.

Referencias.:

  1. Kuri, Carlos. Piazzolla, la música límite. Ed. Corregidor. Bs As 1997.
  2. Fischerman, Diego; Gilbert, Abel. Piazzolla, el mal entendido. Ed. Edhasa. Bs As 2009.
  3. Restivo, Orlando. Piazzolla, la revolución del tango. Ed de autor. Bs As 2017.
  4. Los años del tiburón. Film documental dirigido por Daniel Rosenfeld, estrenado en 2018. 

Orlando Restivo. Dirigente de CICOP y escritor. Historiador de Piazzolla.

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