“Berta es cocinera. Pensaba que no podía, hasta que logró escribir lo que hacía…COCINO, escribió. Y con orgullo reconoció que la palabra escrita cobraba sentido. Que los sonidos de lo que construía todos los días los podía dibujar.
Se fue feliz pensando que esa noche con sus compañeros compartiría aquella felicidad escrita.
Entonces…
Hoy Berta descubrió su propio paraíso que es el nuestro.”
Juli B. Docente de Primaria de adultxs. La Cava, Beccar.
Duró Poco La Autonomía
El 27 de noviembre, se conmemora la Educación de Jóvenes y Adultos/as (EJA) en esta fecha porque el mismo día de 1973 fue creada la “Dirección de Educación de Adultos” (DEA), por el Decreto N° 4626/73 y dependiente de la Subsecretaría de Educación; fecha que cobra este segmento la autonomía tan anhelada.
Un poco de historia
La Educación Formal de Adultos en la jurisdicción bonaerense se inicia con la creación de la Dirección General de Escuelas durante la gestión de Domingo Faustino Sarmiento. Desde sus inicios funcionó en los terceros turnos (turno vespertino) de las escuelas primarias comunes, brindando una oferta educativa de terminalidad de este nivel.
Haciendo una breve reseña y análisis, en los albores de la “Escuela Moderna”, en nuestro territorio fue pensada desde la concepción de que la escuela debe atender a ese sujeto “que está en formación” para que no cale en él “la barbarie”. Así la definición de lo que se “debe” enseñar a lxs adultxs se tiñó de estigmas: reconocer la impronta dejada por las corrientes de pensamiento que podemos denominar “antindigenistas”, “europeizantes”.
Estas cuestiones permitieron que se crearan, desde los sectores más conservadores, ciertas relaciones conceptuales como: inmigrante–analfabeto–pobre; población nativa (gauchos o indios) –pobres–bárbaros–incultos. Estos condicionantes han sobrevivido a lo largo de la historia a pesar de las transformaciones, recortes y hasta ataques despiadados.
Poco duró la autonomía
A los pocos años de la creación de la DEA, durante la última dictadura cívico-militar, la modalidad de la Educación de Adultos fue gravemente atacada con desapariciones, cesantías de maestros, estudiantes, referentes institucionales y comunitarios; cierre de servicios educativos, anulación de propuestas específicas para esta educación, basadas en los postulados de la pedagogía emancipadora; se prohibieron las propuestas de clases grupales y se impuso la enseñanza individualizada; muchos sectores sociales quedaron excluídos de la escuela producto del cierre de las mismas o la no apertura de nuevos espacios y se establecieron nuevos equipos de conducción, incluso con planteles que no venía de esta modalidad para controlar e imponer los cambios funcionales al gobierno dictatorial.
La educación popular, nuestra herramienta
En los 80 dio un giro, sobre todo en América Latina, al considerar el crecimiento de la Educación popular, de la cual se esperaba se convirtiera en una herramienta para los sectores excluidos de la educación formal. Allí comienzan a ser más fuerte las ideas del pedagogo Paulo Freire y su desarrollo de la pedagogía emancipadora, la pedagogía del oprimido, pensada desde un docente activo, comprometido con la realidad social, alfabetizador político, y “militante” de esta idea de “educación dialógica”, educación basada en un diálogo transformador que permita descubrir, comprender, compartir ideas, que lleven a la transformación social mediante la socialización del aprendizaje y la interrelación-comprensión hombre-mundo.
Aún hoy, la Educación de Adultos, sigue siendo esto, un espacio de resistencia y rebeldía a las imposiciones de la transmisión cultural de saberes de las clases dominantes, un espacio donde muchas veces sin ser concientes del todo, sin saberlo, ejercemos pequeños actos pedagógicos revolucionarios de transformación social, tanto dentro del sistema educativo como en la educación no formal.
En estos días en que la Ministra de Educación de CABA, Soledad Acuña y sus declaraciones estigmatizantes para con todxs las comunidades educativas, la Educación de Adultos le recuerda las palabras de uno de nuestrxs pedagogxs fundamentales, Paulo Freire, que nos ha marcado a docentes como estudiantes en este viaje trashumante hacia una pedagogía constructivista y liberadora: “El maestro, es necesariamente militante político. Su tarea no se agota en la enseñanza de las matemáticas o la geografía. Su tarea exige un compromiso y una actitud en contra de las injusticias sociales. Luchar contra el mundo que los más capaces organizan a su conveniencia y donde los menos capaces apenas sobreviven; donde la injustas estructuras de una sociedad perversa empujan a los expulsados de la vida.El maestro debe caminar con una legítima ira, con una justa rabia, con una indignación necesaria, buscando transformaciones sociales”.
Julieta Bottoni